Por Alfredo M. Cepero

Director de www.lanuevanacion.com

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"Ni contigo ni sin ti, tienen mis males remedio; contigo porque me matas y sin ti porque me muero". Antonio Machado.

Escribía don Antonio Machado y cantaba posteriormente Emilio José aquella copla que decía "Ni contigo ni sin ti, tienen mis males remedio; contigo porque me matas y sin ti porque me muero". Bueno, pues la cosa se está poniendo tan "color de hormiga" como para que Donald Trump y el Partido Republicano se pongan de acuerdo. Porque si Trump y sus enemigos republicanos no se ponen de acuerdo ambos pasarán al basurero de la historia y los Estados Unidos se verán sometidos a la tiranía de un solo partido.

Mientras tanto, los demócratas siguen empeñados en destruir al presidente con un segundo juicio político que, como el primero, carece de pruebas para condenarlo. Es más, este juicio es totalmente inconstitucional porque nunca en sus 245 años de historia el Congreso de los Estados Unidos ha sometido a juicio político a un presidente que ha terminado su mandato. De hecho, el FBI−que es parte del "estado oculto" que ha hostigado al Presidente durante cuatro años−acaba de publicar sus investigaciones sobre los incidentes del 6 de enero en el Capitolio. El FBI afirma que los disturbios fueron planeados con anterioridad al discurso de Trump y que el presidente no tuvo nada que ver con ellos.

Sin embargo, Donald Trump es el primer presidente americano en ser juzgado dos veces al igual que el tercer presidente en ser sometido a este proceso. Los otros dos fueron los demócratas Andrew Johnson en 1868 y Bill Clinton en 1998. En esta ocasión, la Cámara de Representantes aprobó enjuiciar al presidente Trump por un voto de 232-197 – 10 republicanos se unieron a los demócratas y votaron a favor del juicio político. Por su parte, Nancy Pelosi, la serpiente del pantano de Washington, subió la parada cuando declaró: "El presidente de los Estados Unidos incitó a esta insurrección, esta rebelión armada contra nuestro propio país. Tiene que irse. Él es un peligro claro y presente contra la nación que todos amamos." ¡Qué bruja tan despiadada y diabólica!

En esta frase está contenida la verdadera razón por la cual los demócratas persiguen al presidente. El partido sufre una división interna entre la nueva guardia de izquierda fanática y la vieja guardia decrépita que lo gobierna. Nancy Pelosi y Chuck Schumer sienten amenazadas sus posiciones privilegiadas y tratan de apaciguar a las fieras. Además, carentes de un programa constructivo de gobierno, los demócratas no tienen otro punto de coincidencia y de cohesión que el odio cerril a Donald Trump. Sin ese odio, vaticino que se desatará una guerra interna y que van a extrañar al presidente.

Los republicanos, por su parte, sufren una peligrosa división que comenzó desde el mismo momento en que Donald Trump fue electo presidente. La élite del partido no le perdona su nacionalismo y su populismo conservador. Trump ha echado por la borda el globalismo y el militarismo que ha costado a la nación miles de vidas y miles de millones de dólares. Su política de "Make America Great Again" se propone hacer a los americanos libres, poderosos y prósperos en vez de tratar de arreglar los problemas ancestrales de países fracasados en las cuatro esquinas del mundo.

Con Donald Trump en el piso varios judas republicanos han decidido patearlo y hacer causa común con los demócratas. Diez miembros republicanos de la Cámara Representantes encabezan la lista de los traidores con sus votos a favor de enjuiciar al presidente. No puedo resistir la tentación de dejar constancia de sus nombres: Adam Kinzinger de Illinois, John Katko de Nueva York, Liz Cheney de Wyoming, Jaime Herrera Beutler de Washington, Fred Upton de Michigan, Dan Newhouse de Washington, Herrera Beutler de Washington, Tom Rice de Carolina del Sur, David Valadao de California y Peter Meijer de Michigan.

Para no quedarse atrás, varios senadores republicanos han decidido salir de sus cuevas. El caso más insólito es el del líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, quién ha dicho que todavía no ha decidido si votará a favor o en contra de Trump en el juicio político que se avecina. Posiciones similares son las de otros republicanos en el senado como Ben Sasse, Lisa Murkowski, Pat Toomey, Susan Collins y Mit Romney. Estos personajes deberían mirarse en el espejo de John McCain para ver cómo les pagan los demócratas a los traidores republicanos.  Los partidarios de Trump debemos pasar la cuenta a este batallón de la iniquidad a la hora de sus respectivas elecciones.

Estos traidores son tan estúpidos que sueñan con heredar los 74 millones de americanos que votaron por Donald Trump en este 2020. Ignoran que la pasión y el entusiasmo no son transmisibles. No se han dado cuenta de que estos votantes no fueron a las urnas a votar por el republicano Donald Trump sino por el carismático Donald Trump, líder de un movimiento místico que parece más un culto que un partido.

Hablando a "calzón quitao", los republicanos no pueden ganar unas elecciones sin los 74 millones de americanos que votaron por Donald Trump y éste último no puede ganar sin las estructuras y los mecanismos del Partido Republicano. Como en los versos de don Antonio Machado que dicen: "Ni contigo ni sin ti, tienen mis males remedio; contigo porque me matas y sin ti porque me muero" desconfían los unos de los otros pero si se separan pierden. Ambos se necesitan como el anillo y el dedo, como el pan y la mantequilla o como la garrapata y el perro.

Yo, por mi parte, estaré eternamente agradecido a Donald Trump. A él le digo: "Señor presidente, sigas o no en la lucha política, quiero darte las gracias por los últimos cuatro años. Gracias por la economía más sólida que he experimentado en toda mi vida. Gracias por los beneficios que has dado a las minorías étnicas y la reducción gigantesca en los niveles de desempleo. Gracias por hacer que los americanos se sientan de nuevo orgullosos de su patria. "

Y sigo: "Gracias por el apoyo que has dado a las fuerzas del orden. Gracias por detener el flujo de la inmigración ilegal y por someter a la justicia a millares de criminales que han sido parte de esa invasión. Gracias por traer de regreso la patria a nuestros soldados desplegados en lejanos países.  Gracias por cumplir la promesa de obtener una vacuna para el Covid 19 en menos de un año. Y gracias por tus constantes esfuerzos para llevar la paz al Medio Oriente y por tu apoyo al estado de Israel. Tú, Donald Trump, has sido un oasis en el desierto de corrupción que han hecho de Washington los politiqueros que te hacen la guerra".

El 26 de julio de 2017, en un artículo que titulé "El entierro de un partido", formulé una advertencia a los republicanos que resienten los éxitos del presidente. Entonces dije:" Si esta gente persiste en sus diferencias, el suicidio que anuncié en el 2016 podría convertirse en el entierro de un partido que por muchos años ha sido el refugio de la libertad, el defensor de los derechos individuales y el orgullo del gentilicio americano".

Y me referí a los "Nunca Trump"con estas palabras:"Parecen incapaces de entender que el fracaso de la presidencia de Trump será considerado por los votantes como un fracaso de todo el partido y les pasará la cuenta a todos por igual". Nunca como ahora quisiera haberme equivocado. Las parciales de 2022 me darán la respuesta.

1-20-21

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