Alfredo M. Cepero

Director de La Nueva Nacion

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Nadie respeta a una potencia donde el que manda es un ladrón degenerado y decrépito.

Joe Biden ha hecho lo que parecía un imposible: Convertir a los Estados Unidos en la cenicienta de las grandes potencias. Cuando Ronald Reagan hablaba todo el mundo escuchaba. Cuando Joe Biden habla nadie le presta atención. La razón: nadie respeta a un ladrón degenerado y decrépito. Nadie respeta a una potencia donde el que manda es un ladrón degenerado y decrépito.

EL PANTANO DE UCRANIA.

En Ucrania no hay democracia. Hay una oligarquía integrada por una banda de ladrones y oportunistas. Un régimen de un solo partido totalmente corrupto que compra favores sobornando a todo aquel pueda representarle algún beneficio. Así lo hizo con Joe Biden a través del soborno a su hijo. Hunter Biden presentó a su padre—entonces Vicepresidente—a un alto funcionario de la compañía energética Burisma llamado Vadym Pozharskyi.

El soborno consistió en que el 17 de abril de 2015 Hunter comenzó a recibir un salario de 50,000 dólares mensuales como miembro de la Junta de directores de Burisma. ¿Cómo es posible que un drogadicto sin conocimientos energéticos recibiera tan galáctica remuneración? La única respuesta es que Hunter vendió el acceso a su padre Vice-presidente. Y como era de esperar Joe Biden cumplió su cometido logrando la expulsión del gobierno de Viktor Shokin, un fiscal que investigaba la corrupción y los negocios sucios de Burisma. 

Como si fuera poco, Joe Biden amenazó con retener un préstamo de MIL MILLONES  de dólares de Estados Unidos a Ucrania si el fiscal Viktor Shokin no era despedido. La combinación del Pitcher y Catcher—Hunter y Joe—para el enriquecimiento ilícito de la familia mafiosa de los Biden.  En este momento, Biden financia la guerra de Ucrania contra Rusia con dinero del tesoro de los Estados Unidos por dos motivos: Mantener en secreto los negocios sucios que él y Hunter hicieron con los ucranianos y desviar la atención de los fracasos internos de su gobierno como la inflación y las fronteras abiertas.

NADIE RESPETA A QUIENES SE ARRODILLAN.

En su odio visceral contra Donald Trump, Joe Biden se dio a la tarea desde su primer día de gobierno a dejar sin efecto los proyectos puestos en marcha por su antecesor, sobre todo lo relacionados con fuentes de energía como el petróleo. El resultado fue que una nación que exportaba petróleo bajo el  gobierno de Trump se convirtió, de la noche a la mañana, en importadora del oro negro bajo Biden.

Allá se fue Biden, jarrito en mano, a pedir de rodillas a Arabia Saudita y a Venezuela que le vendieran petróleo. Ni Arabia Saudita ni las demás monarquías del Golfo Pérsico se molestaron en contestarle. En cuanto a Venezuela, Biden no ha tenido otro recurso que suavizarle las sanciones al burro de Nicolás Maduro. Con ello, le ha dado un tiro de gracia a la democracia venezolana.

Por su parte, Xi Jinping, el inescrutable capo de China Comunista, se ha atrevido a amenazarlo. En su última entrevista con Joe Biden le dijo: “Aquellos que juegan con fuego en la disputa sobre Taiwan podrían quemarse.” Al igual que en la frase del comediante Rodney Dangerfield de "I get no respect", nadie respeta a Joe Biden.

Pero no siempre fue así. Hubo una vez unos Estados Unidos que eran la admiración del mundo y los defensores de la libertad en cualquier lugar en que fuera amenazada. Quienes lo duden pueden preguntarles a los ingleses, a los franceses y hasta a los alemanes, en cuyos territorios fue derramada mucha sangre de miles de jóvenes americanos en defensa de la libertad.  

LA TABLA DE SALVACIÓN AMERICANA

¿Qué pasó con la economía de Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial? La economía manufacturera de Estados Unidos no tenía competencia al terminar la Segunda Guerra Mundial. La recuperación de las industrias de Europa y Japón se convirtió en un reto para sectores principales de las manufacturas estadounidense, que tenían un peso importante y hasta un carácter simbólico de su poderío.

EL PLAN MARSHALL

El Plan Marshall fue creado para ayudar a los países europeos a recuperarse de la destrucción provocada por la Segunda Guerra Mundial. Fue presentado en 1947 por el entonces Secretario de Estado, George Marshall, y aunque su nombre oficial era European Recovery Plan (‘Plan Europeo de Recuperación’), pronto se lo conoció como Plan Marshall. En virtud de este plan, Estados Unidos ofreció asistencia técnica y administrativa a los países europeos, así como 13.000 millones de dólares para reactivar sus economías. ¿Existe alguna otra potencia, fuera de los Estados Unidos, que haya financiado la recuperación de sus enemigos derrotados?

LA RECONSTRUCCIÓN DE JAPON

El artero ataque a Pearl Harbor por parte de aviones japoneses el 7 de

Diciembre de 1941, significó el inicio de la guerra entre los Estados Unidos y el Japón. El entonces presidente de los Estados Unidos, Franklin Delano Roosevelt se refirió a aquel siete de diciembre como: “A day that will live in infamy”, (Un día que vivirá en la infamia).

Derrotado Japón, los Estados Unidos dedicaron cuantiosos recursos a la recuperación de su economía y la democratización de sus instituciones políticas entre los años de1945 y 1971. Puso a cargo de la enorme tarea a su militar más destacado en aquel momento que, dicho sea de paso, fue el mismo que derrotó a los japonés, el General Douglas MacArthur.

EL VIAJE DE NIXON A CHINA

El 21 de febrero de 1972, Richard Nixon aterrizó en Pekín. Fue la primera vez que un presidente estadounidense visitaba China. Al pie de su avión lo esperaba el jefe de Gobierno, Zhou Enlai. La cumbre, que duró una semana, cambió el curso de la Guerra Fría y dejó imágenes históricas, como el encuentro del anti comunista Richard Nixon con el presidente del Partido Comunista Chino, Mao Zedong. La entonces vigente y belicosa Unión Soviética vio ampliarse la grieta que entonces existía entre Moscú y Pekín.

LAS PERSPECTIVAS ACTUALES.

Los Estados Unidos se encuentran en este momento en una situación similar a la de la presidencia de Jimmy Carter en la década de los 80, en que los iraníes secuestraron a cincuenta rehenes americanos y—para humillar a Carter—los soltaron el mismo día que tomó posesión Ronald Reagan. La debilidad invita a la burla y a la agresión. Ese el mayor peligro que confronta esta nación bajo el gobierno de Joe Biden.

Necesitamos un Ronald Reagan pero no hay nadie que se le aproxime en este momento. No hay duplicados de aquel americano excepcional. Pero, entre los aspirantes actuales a la postulación republicana, tenemos que buscar a alguien que no tema enfrentarse a los adversarios de Estados Unidos, que gobierne para beneficio del pueblo que lo puso en Casa Blanca y, sobretodo, que no se abochorne de ser americano. Cualquier otra cosa serían “cuentos de caminos”.

2-28-23