Por Alfredo M. Cepero

Director de La Nueva Nación

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Trump es un guerrero que jamás se rinde.

Hace muy poco tiempo, la idea de que un ex presidente—o el aspirante a presidente por un gran partido político—confrontaría una seria amenaza legal era algo impensable. En la actualidad, llevar la cuenta de los múltiples casos contra Donald Trump demanda un título de abogado, una gran atención o ambos.

 En total, Trump confronta en la actualidad 91 casos de delito mayor en dos tribunales estatales y dos distritos federales cualquiera de los cuales podría producir una sentencia de privación de libertad. Al mismo tiempo, enfrenta un juicio civil en Nueva York que podría obligarlo a grandes cambios en su imperio empresarial, incluyendo el cierre de las operaciones en su estado natal.

Al mismo tiempo, es el mayor candidato republicano a la presidencia—aunque el Tribunal Supremo está juzgando un caso que se propone descalificarlo como aspirante. Si estos casos criminales y civiles se desenvuelven en un tiempo normal, Trump podría encontrarse realizando campaña al mismo tiempo en que es decidido su destino legal.

Donald Trump—el primer ex presidente enjuiciado en un tribunal criminal—es el delantero en la postulación republicana para enfrentarse al presidente Joe Biden en las elecciones que tendrán lugar el próximo 5 de noviembre.

PASEMOS REVISTA A LA HISTORIA

En el otoño de 2022, la Fiscal General del estado de Nueva York, Leticia James, inició una demanda civil contra Trump, sus dos hijos adultos y su socio Allen Weisselberg, alegando un plan en que el ex presidente reportó en forma fraudulenta el valor de sus propiedades—ya fuera para reducir sus impuestos o mejorar los términos de sus préstamos—siempre con la idea de aumentar el tamaño de su fortuna.

En el mes de septiembre de 2023, el juez demócrata con vocación de payaso, Arthur Engoron, condenó a Trump y a sus aliados por supuestamente poner en marcha una operación fraudulenta. En tal sentido, impuso a Donald Trump la exorbitante multa de 364 millones de dólares argumentando que habían engañado a los bancos y a otras instituciones financieras sobre el verdadero valor de su fortuna. Al mismo tiempo, el juez le prohibió a Trump servir como funcionario o director durante tres años de cualquier corporación con sede en el estado de Nueva York.

Dicho sea de paso, Trump incorporó la Organización Trump en Nueva York en 1981. Todavía sigue siendo su dueño pero puso sus activos en un  fideicomiso revocable y renunció a su posición como director y presidente de la compañía cuando fue electo presidente de los  Estados Unidos. Sus directores actuales son sus hijos Eric y Donald Trump junior.

DIFAMACIÓN Y ASALTO SEXUAL

En el mes de mayo de 2023, un jurado de Nueva York concluyó que Trump había difamado y atacado sexualmente a E. Jean Carroll, a la que concedió la indemnización de 5 millones de dólares. El 24 de enero, en un segundo caso de difamación, el juego otorgó a Carroll 83 millones de dólares.

LOS DOCUMENTOS EN MAR-A-LAGO.

Jack Smith, Procurador Especial del Departamento de Justicia de los Estados Unidos, ha acusado a Trump de 37 delitos mayores por llevarse documentos de la Casa Blanca cuando finalizó su período presidencial. Entre las acusaciones se encuentran retención de información sobre seguridad nacional, obstrucción de justicia, apropiación de documentos y declaraciones falsas.

SUBVERCIÓN DE LAS ELECCIONES EN GEORGIA

En el condado de Fulton, en el estado de Georgia—el cual incluye la mayor parte de la ciudad de Atlanta—la Fiscal de Distrito, Fanni Willis, inició un  gigantesco caso de crimen organizado contra Trump y otros 18 acusados alegando una conspiración en todo el estado para robarse las elecciones de 2020. Afortunadamente para Trump la Willis confronta serios problemas legales que bien podrían costarle su cargo de fiscal.

EL TRIBUNAL SUPREMO DE LOS ESTADOS UNIDOS

El Tribunal Supremo de los Estados Unidos ha tomado cartas en este entuerto y decidido tomar el caso. Lo más probable es que se produzca una decisión dividida entre actos relacionados con la presidencia y acciones que fueron tomadas con propósitos políticos.

Según Alan Dershowitz, Profesor Eméritus de la Universidad de Harvard, “Éste es un caso serio y no creo que se limitarán a ratificar los fallos de los tribunales inferiores, así como no creo que aceptarán en sus totalidad los argumentos de Trump. Sospecho que los magistrados vendrán con una decisión dividida. Quizás 6 a 3”

Por su parte, la abogada principal de Donald Trump, Alina Habba, ha dicho: “Tomando en cuenta la gravedad de este caso, estoy segura de que el Tribunal Supremo anulará estos deplorables fallos y pondrá fin a esta persecución ensañada contra mi defendido”. En todo momento, Donald Trump ha proclamado ser inocente y ha manifestado su antagonismo a estos jueces parcializados. Todos sabemos que Trump no es un hombre que enarbola la “bandera blanca”. Eso queda para los cobardes. Trump es un guerrero que jamás se rinde.

En conclusión, el Tribunal Supremo ha hecho lo correcto en tomar este caso. El fallo de éste tribunal será equivalente a la total liberación de Donald Trump de las cadenas que le han impuesto sus adversarios. Es hora de que los Estados Unidos dejen de comportarse como una nación del “Tercer Mundo”.

Estos juicios no pueden tener lugar antes de las elecciones de noviembre porque sería la interrupción del más importante de los procesos de cualquier democracia, la expresión de la voluntad popular. Nadie quiere ni respeta a un presidente que sea elegido ni por fiscales ni por jueces. Los presidentes tienen que ser elegidos por la sagrada voluntad del pueblo.

3-5-24