Por Alfredo M. Cepero

Director de www.lanuevanacion.com

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Rosa Margarita  estará siempre a la vanguardia de la lucha por una humanidad más justa, una sociedad más compasiva y una Cuba finalmente libre.

En primer lugar quiero agradecer a Remberto Bastanzuri y a sus hijas Rosie y Maggie el honor y el privilegio de permitirme decir unas palabras con motivo de esta solemne ocasión. Alguien que conocía a fondo la naturaleza humana dijo una vez que “el amigo es el hermano que escogemos”. Eso podemos decir de Rosa Margarita Bastanzuri muchos de los que nos hemos congregado en este sagrado recinto para celebrar su vida más que para lamentar su muerte.

Una muerte que—para las personas de fe—no es más que un “hasta luego” transitorio en el largo camino del plan divino al que todos estamos sujetos. Ese misterio del paso del hombre sobre la Tierra lo entendió con claridad absoluta Rosa Margarita, una mujer que anduvo hasta el último segundo de su vida terrenal del brazo de Jesucristo. Una mujer que está hoy entre nosotros y que también lo estará cuando más adelante nos reunamos con ella  para continuar juntos el viaje que todos los cristianos emprendemos junto al Creador hasta la consumación de los siglos.

Tuve la fortuna de conocer a Rosa Margarita y a Remberto allá por el año de 1954 cuando yo residía junto a Remberto en el Hogar Católico Universitario fundado por aquel santo que fue el Hermano Victorino de La Salle en la Calle L del barrio del Vedado. Rosa Margarita residía en La Bombonera, una casa para jóvenes universitarias muy cerca del Hogar Católico.

Desde aquel portal del Hogar—poblado de guajiros que estudiábamos en la Universidad de la Habana—esperábamos todas las tardes el paso de Rosa Margarita que se agarraba de manos con Remberto para continuar su romántica caminata diaria. Dudo mucho que ninguno de ellos haya tenido otro amor en su vida. Éramos—de hecho—una juventud sin vicios y todavía carente de recursos materiales pero rica en fe religiosa,  ideales y esperanzas.

Andando el tiempo, todos tomamos senderos diferentes y fuimos absorbidos por otras profesiones y otras responsabilidades. Pero siempre que nos encontrábamos nuestras primeras palabras eran para recordar a Cuba y confirmar nuestro compromiso de contribuir a la libertad y la felicidad de nuestro pueblo.

Aunque Rosa Margarita y Remberto eran personas privadas que evadían la notoriedad, siempre que toqué a su puerta contribuyeron con recursos financieros a actividades encaminadas a liberar a Cuba. Además—aunque ya cargado de años y golpeados por el almanaque—asistíamos a actividades patrióticas como fieles soldados de la patria. Por eso les digo que podemos estar absolutamente seguros de que—hoy en el Cielo como ayer en la Tierra—Rosa Margarita  estará siempre a la vanguardia de la lucha por una humanidad mas justa, una sociedad mas compasiva y una Cuba finalmente libre. Simple y sencillamente porque esas fueron siempre las características sobresalientes de su carácter apacible, cordial y generoso.

Pero estas notas no estarían completas si dejáramos de mencionar su enorme talento musical, algo que heredó de su señora madre Rosa Arrieta. Las deliciosas golosinas de las fiestas en la casa de los Bastanzuri eran superadas únicamente por las armonías del piano de Rosa Margarita. Tuve el placer y el privilegio de que ella acompañara con su piano algunas de las poesías que recité a petición de Remberto.

Concluyo afirmando que esto no es una despedida. Es imposible despedirnos de algo que es parte de uno mismo. Los grandes amores mitigan las grandes decepciones que sufrimos en el curso de una larga vida como ha sido la de Rosa Margarita y la de muchos de nosotros. Ella repartió el amor puro de la fe entre todos los que tuvimos el privilegio de tratarla y conocerla. Yo me niego a olvidarla porque olvidarla sería olvidar momentos muy agradables de mi vida. Al mismo tiempo, su partida abre para nosotros un nuevo capítulo. Un capítulo en el cual hagamos realidad las metas por las cuales sigue luchando desde el Cielo la amiga entrañable e inolvidable que nunca se irá de nuestras vidas.  

Miami, Florida 5-06-22.

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