Alfredo M. Cepero

Director de La Nueva Nacion

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En 2024, Donald Trump tiene que darle fuego al gallinero con todas las gallinas adentro.

Quizás la metáfora más apropiada para describir las sesiones de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos sea la de un gallinero. Lo mismo podríamos decir de las fuerzas que determinan el panorama político en términos generales. De hecho, ambos partidos—el demócrata y el republicano—ya no son los mismos.

Bajo la desbocada carrera hacia la izquierda de la “La Escuadra”—liderada por Alexandria Ocasio Cortez—y del Senador Bernie Sanders, el Partido Demócrata se comporta muchas veces como una sucursal del Partido Comunista de China. Estas militantes de “La Escuadra” muestran tal agresividad que han llegado a enfrentarse a la bruja Nancy Pelosi, una mujer que por años ha sido temida por los demócratas de la Cámara y que los manejaba con la habilidad necesaria para llevar gatos al matadero.

El Partido Republicano, por otra parte, se cansó del contubernio de sus dirigentes tradicionales con los demócratas para sacar beneficios personales de sus maniobras en el pantano de Washington. Pero apareció un Donald Trump para darles unas refrescantes clases de patriotismo. El MAGA arrasó con la vieja guardia corrupta y oportunista. En este momento, Donald Trump y sus setenta millones de seguidores son los verdaderos conservadores de la política americana.

Para alborotar más el gallinero se destapó Robert Kennedy Jr que habla más como un republicano que como un demócrata. Su declaración de aspirar a la presidencia por el Partido Demócrata pone en peligro las aspiraciones de la serpiente diabólica que merodea en la Casa Blanca. Y por si fuera poco, el Senador Joe Manchin está considerando aspirar a la presidencia como candidato de un tercer partido. Como decía Alexis Faris, un antiguo locutora de Miami, la cosa se ha puesto de “cuando la mona no carga al mono.”

Vayamos ahora al candente panorama político de los Estados Unidos.

LA APROPIACIÓN DE DOCUMENTOS OFICIALES

Donald Trump podría ir a la cárcel por llevar algunos documentos a su residencia personal. Joe Biden, por otra parte, ha sido exonerado de delito alguno por un acto similar. Y todo esto, cuando como Vicepresidente y Senador Biden no tenía derecho a hacer esto. Trump si podía hacerlo como presidente.

LLAMADAS ILEGALES

Donald Trump fue enjuiciado por una Cámara de Representantes controlada por los demócratas por retener ayuda al gobierno de Ucrania hasta que el mismo pusiera fin a las operaciones corruptas de los Biden en Kiev. Sin embargo, con total impunidad, Biden hizo alardes de retener la ayuda americana a Ucrania hasta que el país dejara cesante a un fiscal que investigaba las maniobras fraudulentas de Hunter Biden.

NEGACIÓN DE ELECCIONES

Donald Trump fue procesado por el Fiscal Especial, Jack Smith, por supuestamente manifestar su desconfianza sobre una conspiración para no contar votos legítimos en las elecciones. Sin embargo, Smith no ha procesado a Stacey Abrams a pesar de que ella ha negado las elecciones en que fue derrotada y ha dicho ser la verdadera gobernadora de Georgia.  Lo mismo ha pasado con la afirmación de Hillary Clinton de que Trump era un presidente ilegítimo.

DESTRUCCIÓN DE EVIDENCIA

Donald Trump fue procesado por supuestamente borrar videos en sus propias cámaras, en su propia casa. Sin embargo, Hillary Clinton borró con impunidad millares de comunicaciones electrónicas que habían sido solicitadas por un tribunal.

SUBVERSION DE ELECCIONES

Donald Trump fue procesado por supuestamente negar la validez de las elecciones de 2020. En contraste, en 2016 Hillary Clinton contrató a dos extranjeros, Christopher Steele e Igor Danchenko, para compilar información falsa sobre Donald Trump.

MENTIRA Y PERJURIO

Dos de los asistentes de Trump y el propio Trump fueron procesados por supuestamente negarse a declarar con veracidad a investigadores federales argumentando ignorancia o amnesia. Eso fue precisamente lo que hizo James Comey 245 veces bajo juramento en declaraciones ante el Congreso.

EN CONCLUSIÓn

A causa del odio patológico y del miedo paralizante ante Donald Trump la izquierda virulenta ha creado un conjunto de leyes para ellos y otro para el resto de los americanos. Las gallinas demócratas están convencidas de que su superioridad moral les da el derecho a aplicar la ley según sus intereses personales o a ignorarla en su totalidad.

En su afán de mantener el  poder o de destruir a sus adversarios, la izquierda demócrata está desmantelando el sistema constitucional americano. Por lo que no hay tiempo que perder si queremos salvar este último refugio de la libertad. En 2024, Donald Trump tiene que darle fuego al gallinero con todas las gallinas adentro. 8-23-23