Por Alfredo M. Cepero

Director de La Nueva Nación

www.lanuevanacion.com/index.php

 

“Ningún hombre tiene tan buena memoria como para ser un mentiroso con éxito.”

El mentiroso es un personaje inseguro que vive en un mundo artificial creado por su imaginación. Su rechazo de la realidad lo condena a la burla de quienes lo rodean. Su castigo es que, aun cuando diga la verdad, jamás será creído. Se descubre pronto y con suma facilidad al que miente porque incurre en inexactitudes o contradicciones. Se suele emplear este refrán popular cuando se descubre al mentiroso: “Se coge antes a un mentiroso que a un cojo”. Con el perdón de los cojos.

Su fórmula para validar sus mentiras es acusar a todo el mundo de mentiroso. Aquel gigante de la verdad y del sufrimiento que se llamó Abraham Lincoln describió al mentiroso con una frase lapidaria cuando dijo: “Ningún hombre tiene tan buena memoria como para ser un mentiroso con éxito.”

El mentiroso tiene dos características que lo definen que son la búsqueda incesante de la admiración y de la lástima. Su objetivo es ser siempre el centro de la atención. Joe Biden repite hasta el cansancio que su hijo Beau era un Mayor de los Marines que murió en la guerra de Iraq. La verdad es que—además de ni siquiera recordar la fecha en que su hijo murió—Beau falleció de un cáncer en el cerebro en el Hospital Militar de Walter Reed, en el estado Maryland.

Entre sus numerosas mentiras Biden afirma haber sido un activista de los derechos civiles y que desfiló en la famosa marcha de Selma en el estado de Alabama. Ni Biden ha ofrecido pruebas de esta afirmación ni nadie las ha encontrado.

La defensa favorita del mentiroso es mentir, mentir y mentir. Cuando se le preguntó a Joe Biden sobre su participación en las actividades ilegales de su hijo Hunter se limitó a decir que todo era: “Una sarta de mentiras.” Y cierra la mentira con una sonrisa sardónica que lo delata como mentiroso habitual. Cuando se le preguntó si su familia había recibido sobornos de China Comunista repitió el mismo ritornelo de que todo era una “sarta de mentiras”.

Sin embargo, todo fue descubierto gracias las declaraciones de Devon Archer, socio de Hunter en los negocios ilegales. Archer afirmó que siempre se reservaba un diez por ciento para “el principal” con el objetivo de enriquecer a la familia Biden. La respuesta esperada de Joe fue la misma de siempre. “Todo es una mentira”.

Por otra parte, un intelectual del prestigio de Victor Davis Hanson, miembro destacado de la Hoover Institution, ha dicho que Joe Biden es el “presidente más radical y peligroso en toda la historia de los Estados Unidos.” Pero donde Joe Biden demostró su duplicidad y su osadía fue en sus estrechas relaciones con el senador racista por el estado de Virginia Occidental, Robert Byrd. En las décadas de 1920 y 1930, Byrd fue un reclutador del KKK con el título de Kleagle.

Todo esto demuestra que el mentiroso se pone el traje que le conviene de acuerdo con el pensamiento y las preferencias de la gente que lo rodea. Pero, en el caso de Biden, el destino le jugó una mala pasada. Tal fue el caso cuando Biden fue acusado de sacar documentos de la Casa Blanca sin tener derecho a hacerlo.

Se nombró un Fiscal Especial para determinar el estado mental de Joe Biden y determinar si había cometido un delito al sacar documento clasificados de la Casa Blanca. La decisión del fiscal fue característica del doble sistema de justicia que predomina en este país. Uno favorable a los demócratas y uno prejuiciado para los republicanos. El fiscal determinó que Joe Biden no era responsable porque era demasiado senil para comprender la gravedad de sus actos.

Este fallo produjo una acelerada conferencia de prensa de la Casa Blanca en la que se afirmó que Biden estaba en total posesión de sus facultades cognitivas. Irónicamente, en la misma conferencia, Biden confundió al presidente de Egipto con el de México. Esto dio lugar a la pregunta de quién ha estado dirigiendo al país.

Esta es exactamente el tipo de situación que pone en vigor a la vigésimo quinta enmienda que crea las condiciones para destituir al presidente. Pero los demócratas no parecen inclinados a sustituir a Joe Biden con Kamala Harris. Y lo peor son las escasas probabilidades de que el mentiroso de Joe Biden mantenga las limitadas capacidades que le permitan aspirar a la reelección en noviembre de este año.

2-14-24