Por Alfredo M. Cepero

Director de La Nueva Nación

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Ahora que andan desnudos, le llegó la hora a Bernie Sanders, un socialista sin inhibiciones y por convicción

La mejor definición de socialismo es quizás: “La guerra interminable contra el mérito.” Ese socialismo nos está envolviendo a todos los que vivimos en este país. Pero lo más inquietante es que los americanos no se han dado cuenta de la dimensión del desastre. Como no se dieron cuenta los alemanes que votaron a favor del Nacional Socialismo de Hitler, los Borbones que contemplaron paralizados el Reino del Terror y los rusos que destronaron a los Romanoff para subir al poder a los Bolcheviques.

Y lo más cercano a quién escribe estas líneas—así como la mayoría de quienes las leen—el noventa por ciento de los cubanos que proclamaron a Fidel Castro salvador de la patria y, de paso, insultaron a José Martí con la poesía de: “Fidel, fidelísimo, retoño martiano.” Por mi parte, digo con toda tranquilidad que estoy en la minoría del diez por ciento que nunca se tragaron su farsa de: “Esta revolución la hizo el pueblo”.

Antes de continuar, creo oportuno compartir con ustedes la definición de “Socialismo” de la Real Academia de la Lengua Española: “Sistema de organización social que supone derivados de la colectividad los derechos individuales y atribuye al Estado absoluta potestad de ordenar las condiciones de la vida civil, económica y política, extremando la preponderancia del interés colectivo sobre el particular.” Una definición tan elaborada como la trampa de quienes se amparan en ella para convertir en esclavos a sus conciudadanos. Esta definición sintetiza en gran medida la ideología operativa del nuevo Partido Demócrata, el gobierno de Joe Biden y sus subordinados, tanto elegidos como nombrados.  

Los americanos se han desplazado progresivamente hacia el socialismo durante muchas décadas pero el proceso se adelantó durante los ocho años de gobierno de Barack Obama y ha llegado a su máxima expresión bajo el taimado desconcierto de Joe Biden. Clint Eastwood, figura cimera del patriotismo americano, ha dicho que: “El presidente Obama es la burla más grande que se le ha hecho a los americanos”. Sin embargo, es importante señalar que a medida que el socialismo crece la resistencia crece; así como más desesperados y crueles se vuelven los socialistas para forzar por la garganta del público una doctrina que, de lo contrario, vomitaría.

LA ENTREGA DE LOS RECINTOS UNIVERSITARIOS

El socialismo se ha convertido no sólo en económico sino en político, cultural, social y hasta militar. Echemos una mirada a las universidades. La mayoría de ellas han suspendido los exámenes de ingreso del SAT (Scholastic Aptitude Test) y el ACT (American College Testing) no porque hayan fallado en calibrar tanto los aciertos anteriores como las prioridades de futuras aptitudes, sino porque son muchos los estudiantes que fallan y se encuentran en desventaja con aquellos pocos que aciertan. Todo parece indicar que lo que están buscando las universidades es una especie de igualdad en la ignorancia.

Bajo el socialismo académico la entrada es, simplemente, el primer paso de la carrera. Las calificaciones de D y F han casi desaparecido. ¿Qué ha pasado con las A? Éstas se han convertido en inflacionarias a tal punto que han perdido todo valor, tal como ocurrió con el marco alemán de 1923. En los recintos socialistas la graduación, como la entrada, está asegurada. El suspenso se ha convertido en un anacronismo.

LOS IMPUESTOS

Para no quedarse atrás, el Código Federal de Impuestos de los Estados Unidos es socialista. Alrededor del UNO POR CIENTO de los hogares pagan el CINCUENTA POR CIENTO de los impuestos. Y así y todo, estos ciudadanos son maldecidos por avariciosos. Esta asimetría está presente también en los Códigos de Impuestos de los Estados de la Unión Americana. La antítesis del concepto de Ronald Reagan de “Matemos de hambre a la bestia”.

EL VOTO INSPIRADO POR EL SOCIALISMO

La vieja idea de que cada ciudadano decide si participa o no en la democracia mostrando identificación en los recintos electorales es considerada discriminatoria. La respuesta de los socialistas en muchos estados ha sido eliminar la identificación, permitir la inscripción del votante el mismo día de las elecciones, automatizar las boletas por correo al igual que activar el proceso potencialmente fraudulento de “recolección de votos” (Ballot Harvesting).

JURISPRUDENCIA EQUITATIVA

Las leyes son socialistas en el sentido de Lavrentiy Beria con su célebre frase de “muéstrame el hombre y yo te encontraré el delito.” La doctrina legal en este país opera ahora en la “teoría legal crítica” de que la mayor parte de las leyes americanas son expresiones de los poderosos y los acaudalados. Sin los fiscales Letitia James, Alvin Bragg, y Fani Willis—financiados por George Soros—la nación estaría concentrada ahora en especular si el almacenamiento no autorizado en Mar-o-Lago de los documentos del expresidente Donald Trump fue un delito mayor que el almacenamiento no autorizado de los documentos de Joe Biden en tres lugares, incluyendo su garaje, durante seis años.  

NEGAR FONDOS A LA POLICÍA Y CONTROL DE ARMAS

Negar fondos a la policía está basada en la presunción implícita de que son tolerables una mayor criminalidad y violencia—principalmente dirigida contra los más vulnerables—siempre que se logre la igualdad de pobres y ricos.

Asimismo, la posición socialista de castrar la Segunda Enmienda de la Constitución no tiene por objeto desarmar al populacho ni impedir los tiroteos. Su objetivo es asegurarse de que el gobierno tiene el total control de las armas. Eso es lo que han hecho todas las tiranías en la historia de la humanidad.

LA CORRUPCION INNATA

Aunque a veces nos olvidamos, un elemento básico del socialismo es la corrupción innata. Los ejemplos los tenemos a la vista en este mismo momento. La corrupción de Joe y Hunter Biden en los Estados Unidos, de los Castro en Cuba, de los Maduro en Venezuela y de los Ortega en Nicaragua. Mientras los tiranos se llenan las panzas sus súbditos se mueren de hambre.

CONCLUSIÓN

De hecho, el socialismo ya casi ha penetrado todos los aspectos de la vida americana. Para ello se ha disfrazado de “gente marginalizada” o “gente de color” o de intereses particulares que justifican su guerra contra las reglas, las costumbres y la meritocracia. Todo esto lo han logrado declarándose víctimas tanto en el pasado como en el presente.

Ya no hay tapujos. El socialismo ya está desnudo como el rey en la obra de Hans Christian Andersen. No tienen que buscar un candidato que se enfrente a Donald Trump en 2024. Ya lo tienen. Ahora que andan desnudos, le llegó la hora a Bernie Sanders, un socialista sin inhibiciones y por convicción. Un hombre del que discrepo pero que respeto. Muy pronto podríamos escuchar las notas de La Internacional.

10-4-23