Alfredo M. Cepero
Director de La Nueva Nacion
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Porque McCarthy es un político profesional a quién le importa más ostentar el cargo que servir a sus electores.
Después de cuatro días de dimes y diretes, así como de derrotas humillantes no vistas en este país desde hace más de un siglo, Kevin McCarthy abrió un camino angosto para lograr el voto de la facción conservadora del Partido Republicano y convertirse en el Presidente de la Cámara de Representantes. Para asegurarse de que no se le aflojaran las piernas, los conservadores le extrajeron promesas de que no se dejaría intimidar o controlar por la izquierda demócrata.
Los conservadores no querían arriesgarse a que después de jurar el cargo McCarthy cambiara de posición para aplacar a la izquierda. Casi todos los hombres pueden soportar la adversidad, pero si quieres probar el carácter de un hombre, dale poder. De ahí que le extranjeran promesas como las siguientes:
1- Los conservadores participarían en la formulación de las reglas, así como McCarthy nombraría a algunos de ellos a comisiones importantes como la Comisión de Reglamentos.
2- Facilitar ser despedido por sus colegas republicanos. Solamente un solo representante puede destituirlo del cargo. Antes era necesario el voto de la mitad de los miembros de la Cámara.
3- Facilitar el bloqueo de los aumentos de impuestos, así como la aprobación de nuevos gravámenes. Cualquier miembro de la Cámara puede presentar una cuestión de orden para bloquear o enmendar un programa obligatorio como el seguro social.
4- Garantizar un voto sobre límites de tiempo en los cargos electivos. Dichos límites serían de tres términos—seis años en total—para los representantes y dos términos—doce años en total—para los senadores.
Muchos se preguntan por qué McCarthy accedió a ponerse esos grilletes que limitarán sus decisiones como Presidente de la Cámara. Yo creo tener la respuesta. Porque McCarthy es un político profesional a quién le importa más ostentar el cargo que servir a sus electores. Es un hombre gobernado por la ambición. Y la ambición no es otra cosa que un deseo desmesurado de poder.
Entre los republicanos del Grupo de la Libertad—Freedom Caucus—que se mantuvieron firmes para garantizar que McCarthy cumpliera sus obligaciones se encuentran: Reps. Andy Biggs (Ariz.), Dan Bishop (N.C.), Lauren Boebert (Colo.), Ken Buck (Colo.), Tim Burchett (Tenn.), Eli Crane (Ariz.), Bob Good (Va.), Ralph Norman (S.C.), Matt Rosendale (Mont.) y Chip Roy (Texas). Al final de las 15 votaciones, seis votaron “presente” en la votación sobre el presidente, creando las condiciones para que McCarthy saliera electo. Los líderes de este grupo fueron el Reps. Scott Perry de Pennsylvania, Chip Roy de Texas y Byron Donalds de Florida.
La rebelión de los conservadores fue una “ducha fría” para McCarthy quién había estado haciendo alardes después que el Congreso aprobó y Biden firmó el límite de la deuda que resultó de las negociaciones entre los republicanos de la Cámara y la Casa Blanca. Con ello, McCarthy demostró no estar a la altura de la frase de Séneca: “El hombre más poderoso es el que es dueño de sí mismo”.
En medio de esta algarabía, McCarthy había sugerido que el debate sobre el límite de la deuda serviría de patrón para los proyectos bipartidistas encaminados a financiar los gatos del gobierno e impedir un cierre de las operaciones. Pero le salió el “tiro por la culata”. La rebelión de los últimos días demuestra que si McCarthy se atreve a acercarse a este precipicio podría perder su añorado cargo.
En tal sentido, en una declaración conjunta del Grupo de la Libertad—Freedom Caucus—éstos afirmaron: “El pasado mes de enero, tomamos una posición firme para poner fin a la ‘Presidencial Imperial’ de la Cámara de Representantes y estamos preocupados de que los compromisos fundamentales que facilitaron la elección de McCarthy como presidente de la institución han sido violados como consecuencia de la aprobación del límite de la deuda”.
La respuesta por parte del Grupo de la Libertad debe de ser consolidar a los conservadores como aliados sólidos del liderazgo de la Cámara, en vez de permitir que hagan causa común con los demócratas”. Como bien dijo Lord Acton: “El poder tiende a corromper, el poder absoluto corrompe absolutamente.”
Desde luego, siempre queda la interrogante de si McCarthy es o no el jinete con la capacidad de domar al caballo cerrero de la izquierda virulenta que se ha tragado al Partido Demócrata. Yo digo que no porque McCarthy no es jinete para caballo cerrero. En este caso me tapo la nariz y le apuesto a la izquierda.
6-13-23