Por Alfredo M. Cepero

Director de La Nueva Nación

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Los mismos titiriteros que lo utilizaron para cerrarle el camino a Donald Trump lo han abandonado ahora que no les resulta de utilidad

En este momento son muchos los que se preguntan en que consiste el enjuiciamiento del Presidente Joe Biden por la Cámara de Representantes. La realidad es que Biden no ha sido sometido a un enjuiciamiento sino a una investigación. El objetivo de esa investigación es verificar la existencia de crímenes lo suficientemente graves como para justificar un enjuiciamiento. La cuestión en este momento es comprobar si existen hechos y testigos que den respuesta a las preguntas que deben ser contestadas. Hasta ahora Biden ha sido protegido por una prensa parcializada y por un partido demócrata de disciplina férrea, pero todo parece indicar que le ha llegado el momento de rendir cuentas. Los mismos titiriteros que lo utilizaron para cerrarle el camino a Donald Trump lo han abandonado ahora que no les resulta de utilidad.

Los comités de Supervisión y Revisión de Cuentas, Judicial y de Medios y Arbitrios han encontrado informaciones sobre el antes Vicepresidente y ahora Presidente  Biden, así como sobre las operaciones delincuenciales de su hijo Hunter. A medida que analizamos estos ejemplos es importante recordar que las actividades delictivas de Hunter comprenden a Rusia, China, Ucrania, Rumania, y Kazajstán, exactamente en los tiempos que su padre era Vicepresidente de los Estados Unidos.

Las dos preguntas básicas que debemos hacernos en este momento son la primera: ¿Estaba Joe Biden involucrado activamente en los negocios sucios de su hijo cuando desempeñaba el cargo de vicepresidente? Y la segunda: ¿Recibió dinero Joe Biden por la ayuda proporcionada a su hijo? Todos sabemos que Biden siempre ha mentido como un marinero borracho. Y sabemos además que la única forma de lograr una respuesta verídica será persistir en nuestra exigencia de conocer los hechos y los detalles que los conectan.  

A mayor abundamiento, durante el segundo Debate Presidencial de 22 de octubre de 2020 el moderador preguntó sobre los negocios de Hunter Biden en China y Ucrania. Joe Biden contestó: “Mi hijo no ha hecho fortuna en sus relaciones con estas naciones. No ha habido nada ilícito.” A continuación Donald Trump  formuló la acusación de que mientras que Joe era Vicepresidente Hunter hizo fortuna en sus contactos con Ucrania, China, Moscú y otros varios países.” La respuesta tajante del anciano corrupto fue “eso no es verdad.”

Por otra parte, la investigación iniciada por la Cámara de Representantes va a producir una catarata de información que aterroriza a los herederos putativos de “Alí Babba y los Cuarenta Ladrones”.  Entre las más comprometedoras, la de Devon Archer, socio de andanzas de Hunter Biden. Según Archer, en la mayoría de los casos el Vicepresidente Biden estaba junto con Hunter en el teléfono. Esto lo hizo más de 20 veces para demostrar a quienes estaban del otro lado que su hijo tenía poder.

Si el lector quiere más pruebas, en abril de 2015, el entonces Vicepresidente Biden cenó con los asociados extranjeros de Hunter, incluyendo al ejecutivo de la compañía ucraniana Burisma, Vadym Pozharsky. En ese mismo momento la compañía Burisma estaba siendo investigada de corrupción por el fiscal ucraniano Viktor Shokin. Joe Biden hizo después alarde público de que él había sido el responsable del despido de Viktor Shokin. En ese mismo año el Vicepresidente cenó con Hunter Biden, Debon Archer y otros asociados en su residencia oficial en Washington.

Siguiendo con la catilinaria, en el mes de mayo de 2017, James Gilliar, un asociado de la mafia Biden, envió un  correo electrónico a Hunter preguntando sobre la forma más indicada para pagarle a Joe Biden el 10 por ciento que le correspondía en las operaciones delictivas. Este detalle fue confirmado por Tony Bobulinski, otro asociado de la mafia Biden.

Otro detalle de suma importancia es el hecho de que Joe Biden llevó a su hijo Hunter a más de 15 países en el avión oficial del Vicepresidente. Un descaro que demuestra que los Biden engordaron sus cuentas personales gastando el dinero que pagamos los contribuyentes a las arcas del Tesoro de los Estados Unidos.

Y casi el otro día—en junio de 2020—la planilla FD-1023 del Buró Federal de Investigaciones contiene alegaciones de una supuesta extorsión en que Biden obtuvo 5 millones de dólares por su participación en uno de sus atracos mafiosos. Un país que ha sido ejemplo del mundo—tanto en la garantía de la libertad como en el respeto a la justicia—no puede tolerar a un Presidente tan corrupto. Si queremos seguir siendo respetados, hay que limpiar este estercolero y castigar a los culpables, empezando por Joe Biden por aquello de que “primero se agarra un mentiroso que un cojo.”

Por otra parte, la conducta deplorable de Biden nos lleva a un tema de extraordinaria importancia. Me refiero a los llamados “límites de tiempo” en los cargos electivos. Joe Biden ha pasado casi medio siglo viviendo del cuento y de la mentira. Desde los 29 años de edad ha sido Senador por el estado de Delaware. Su salario de 174,000 dólares al año como Senador no alcanza para obtener las residencias, los automóviles, los lujos y las prebendas de este parasito despreciable. ¿De donde salido el dinero para su vida de multimillonario?

Los Artículos de la Confederación—adoptados en 1781—establecieron límites de tiempo en el cargo para los Delegados al Congreso Continental. George Washington—padre de la patria americana—estuvo solamente dos períodos en el cargo. Pero Franklin Delano Roosevelt rompió ese límite con motivo de la Segunda Guerra Mundial. Eso dio lugar a que, en 1951, se adoptara la 22nd enmienda a la Constitución que limita a los presidentes a dos mandatos de cuatro años cada uno.

Términos similares deben de ser adoptados para otros cargos electivos gubernamentales, tanto estatales como federales. Hay un refrán que dice que “quienes no aprenden de sus errores corren el peligro de repetirlos.” Nuestro reto es aprender de nuestros errores y poner fin a los “políticos profesionales”. Tal como reza el lema de nuestra publicación, la patria es: “Tarea de todos, pedestal de nadie.”

9-26-23