Alfredo M. Cepero

Director de La Nueva Nacion

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Incapaces de ganar con votos, los demócratas no tienen otra opción que dividir al país en víctimas y villanos.

Los Estados Unidos de América son una nación excepcional, hasta en lo que concierne a su división política. Quizás por eso son muchos los políticos que expresan su propósito de unir a los americanos. Entre el ellos el presidente Joe Biden. En su primer discurso como presidente, Biden declaró su intención de contribuir a superar las amargas divisiones en la sociedad de los Estados Unidos. Prometió mirar más allá del rojo y el azul—los colores que identifican a demócratas y republicanos respectivamente—para poner fin a la retórica destructiva que caracteriza los debates políticos.

Pero esto sería una “tarea de titanes” para la cual carece de facultades y de capacidad este fantasma corrupto y degenerado que deambula por los pasillos de la Casa Blanca. La realidad es que los americanos están más polarizados que nunca antes desde que los padres de la patria firmaron en 1776 la Declaración de Independencia en el Salón de Independencia de la Cámara de Representantes de la ciudad de  Filadelfia.

La división es de tales proporciones que el afro-americano estrella de futbol James Baldwin, ha llegado a decir—y lo cito al pie de la letra—que: “Ser negro en este país y estar relativamente consciente de serlo es estar encolerizado casi todo el tiempo.”

Por otra parte, las elecciones presidenciales de 2020 mostraron con total claridad las grandes divisiones existentes en este país. Los partidarios de Biden y de Trump afirman que aquellas divisiones fueron más allá de la política. Todo parece indicar que las elecciones presidenciales de 2024 traerán consigo más de lo mismo. Incapaces de ganar con votos, los demócratas no tienen otra opción que dividir al país en víctimas y villanos.

Esto es lo que sabemos en el este momento. El mercado hipotecario ha caído en picada a causa del aumento en los tipos de interés. Los obreros han visto disminuir sus salarios en los últimos 24 meses. El pesimismo se ha apoderado de la economía hasta llegar al mayor nivel en la historia del país. Y con esto ya están en camino muchos despidos.

Meta anunció el despido de 4000 empleados. Y en la confrontación de DeSantis con Disney, la compañía del ratón despedirá a 7000 empleados, incluyendo el 15 por ciento de su división de entretenimiento ESPN. Mientras tanto, Biden sigue en su guerra contra los autos de gasolina, al punto de que los precios del combustible son los más altos en los últimos cinco meses.

Y mientras todo esto cae sobre los hombros de los contribuyentes, no se ve el final de la  guerra en Ucrania. Por último, como si todo esto fuera poco el Departamento de Defensa ha advertido que el desarrollo de molinos de viento generadores de electricidad en las áreas costeras pondría en peligro la seguridad nacional.

Otra de las formas de división de Biden y los demócratas ha sido la Teoría Crítica de las Razas y la acusación discriminación de los americanos blancos contra los americanos de raza negra. La Teoría Crítica de las Razas es una colección de activistas y profesionales interesados en el estudio y transformación de la relación entre raza, racismo y poder.

Todo ello, relacionado con el concepto del hombre blanco encolerizado. Estos son descritos como hombres que sienten animosidad contra jóvenes, mujeres y minorías e izquierdistas en general. Los hombres blancos partidarios de Donald Trump son presentados como los arquetipos del “hombre blanco encolerizado.” Sin  embargo, fue un republicano de raza blanca y corazón compasivo el que dio la libertad a los hombres de raza negra con su Proclama de Emancipación el primero de enero de 1863. Se llamaba Abraham Lincoln.

A pesar de estas realidades, los demócratas acusan a los republicanos de encarcelar a un número excesivo de americanos de piel negra. A nivel nacional, uno de cada 81 afro-americanos cumple condenas de privación de libertad. Estos americanos de raza negra que representan el 13 por ciento de la población general son el 38 por ciento de la población penal. Las estadísticas publicadas en 2022, por el Sistema de Prisiones de los Estados Unidos reflejan que los asiáticos representan 1.4 % de la población penal, los afro-americanos el 38.5%, los indios americanos el 2.6% y los blancos el 57.5%  

Partiendo de esa base—sobre la cual todo el mundo está de acuerdo—¿qué podemos esperar de un Biden que decida aspirar y de unos demócratas expertos en la trampa en las elecciones generales de 2024? Me voy a contestar mi pregunta: División y demonización. Ante su fracaso como gobierno, eso es lo único que tienen.

Olvídense de la esperanza y el optimismo. Esas mentiras murieron con el farsante de Obama. Esperemos únicamente la vieja maquinaria de la política corrosiva. Si él quiere ser electo a pesar de su deplorable desempeño, Biden tiene que dividir al país en villanos y víctimas, y quienquiera que ellos consideren una víctima propiciatoria será elevado a la categoría héroe. Unos falsos héroes a quienes no podemos darle la oportunidad de que se roben de nuevo las elecciones.

4-25-23