Por Alfredo M. Cepero

Director de www.lanuevanacion.com

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Nunca más podemos abdicar de nuestros derechos ni crear los mitos que nos llevaron al abismo en 1959.

Todas las noches sueño sobre cómo será Cuba cuando despierte de este horrible letargo de más de sesenta años. Hoy he decidido ponerlo en blanco y negro. Ahora bien, comienzo por dejar bien claro que estas notas no son un programa de gobierno. ¡Dios me libre de tal osadía! Ese programa lo decidirán los cubanos por medio de un proceso electoral. Lo que sigue es únicamente un prontuario que comparto con los que quieren una Cuba “Con todos y para el bien de todos”.

Cuando Cuba sea libre de la maldad y la represión de sus actuales tiranos comenzará una etapa más difícil para sus nuevos gobernantes porque vendrán las tentaciones que siempre acompañan al poder político. Es ahí donde el pueblo cubano tendrá que ejercer su derecho soberano a poner y quitar gobernantes. Nunca más podemos abdicar de nuestros derechos ni crear los mitos que nos llevaron al abismo en 1959.

LA JUSTICIA

Nuestra primera tarea será someter a la justicia a los tiranos y a sus cómplices en la represión. Nada de “borrón y cuenta nueva” como dicen algunos que no han sido víctimas pero que se arrogan el derecho de perdonar los agravios cometidos contra otros. No habrá prescripción para los delitos de sangre. La norma tiene que ser libertad con justicia, justicia sin excepciones. Ya lo he dicho y ahora lo repito: sin justicia no habrá paz.

LA TRANSITORIEDAD

Hasta el momento en que sea aprobada una nueva constitución la transitoriedad deberá estar regulada por un ordenamiento jurídico que garantice la ley y el orden. Ese ordenamiento jurídico podría estar inspirado en las constituciones cubanas de 1901 y 1940 y en las cartas magnas de países donde predominen el mercado libre, la libre contratación y el sistema capitalista. Esas condiciones garantizarán la inversión privada y el empleo que harán del ciudadano dueño de su propio destino.

LOS MODELOS A SEGUIR

La Declaración de Independencia de los Estados Unidos nos dice: “Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad” El artículo 11 de nuestra Constitución de 1901 abunda en el tema afirmando que:Todos los cubanos son iguales ante la ley. La República no reconoce fueros, ni privilegios”.

Y el artículo 2 de nuestra Constitución de 1940 no deja lugar a dudas cuando estipula que: “La soberanía reside en el pueblo y de éste dimanan todos los poderes públicos”. Al diablo la constitución comunista de 1976 y sus modificaciones posteriores, copiadas por Blas Roca de la infame Constitución Soviética. Dicho sin rodeos: Los ciudadanos no debemos obediencia a los gobernantes. Ellos son nuestros subalternos y deben de obedecernos.

LAS  ELECCIONES
Irónicamente, la tecnología de la computación ha traído consigo los fraudes electorales. Es tiempo de dar marcha atrás y mantener un proceso que podría parecer arcaico pero que garantiza mayores niveles de transparencia y de seguridad en los resultados de las elecciones. Porque sin elecciones limpias no hay democracia y sin democracia no hay libertad ciudadana.

Por otra parte, nada hay más simple y seguro que los procedimientos de papel y lápiz, que autorizar la votación ausente solamente a los verdaderamente discapacitados, que exigir la identificación del votante, que eliminar los buzones desatendidos y que limitar las contribuciones pecuniarias a los candidatos. Todo ello dentro de un período de un solo día. En cuanto a las primeras elecciones una vez conquistada la libertad, sugiero elecciones municipales y provinciales en 12 meses y elecciones generales en 18 meses.

LA EDUCACION

El gobierno debe de crear, promover y supervisar un amplio sistema de enseñanza pública gratuita desde la primaria hasta la universitaria; así como escuelas especializadas en las artes, los oficios y las tecnologías. Debe además de crear las condiciones y supervisar a las instituciones de enseñanza privada. En todas las escuelas, tanto gubernamentales como privadas, se debe de hacer énfasis especial en la enseñanza de nuestra historia, nuestro idioma  y nuestra cultura.

LA VIVIENDA

Cuando volvamos al estado de derechos, es lógico suponer que muchos de los ciudadanos a quienes les fueron confiscadas sus viviendas por la tiranía traten de ejercer su derecho de propiedad. En ese caso, el gobierno debe de reconocerse un derecho de permanencia a los actuales ocupantes y el derecho de propiedad a los legítimos dueños confiscados. Lanzar a las calles a millones de inquilinos crearía un problema de seguridad nacional. Por lo tanto, los inquilinos pagarían alquiler a los dueños hasta que se construyan suficientes viviendas con capacidad para satisfacer la demanda.

LAS INVERSIONES EXTRANJERAS

Una Cuba en libertad necesita inversiones tanto nacionales como extranjeras para dar empleo a multitudes de desempleados. El gobierno deberá promover y dar asistencia a las empresas nacionales. Pero, al mismo tiempo, dar la bienvenida y regular a las empresas extranjeras. Ahora bien, en ambas, proteger los derechos de los obreros y asegurarse de que no exista discriminación contra los obreros cubanos.

EL EMPLEO

Cualquier persona que se respete está consciente de que el trabajo es un deber de todo ciudadano. Ninguna nación puede prosperar con un rebaño de holgazanes. Por otra parte, el trabajo humano es el más importante de todos los factores de la producción. De ahí que el nuevo gobierno deberá establecer un mínimo de sueldo y prestaciones socioeconómicas dignas del trabajador, pero competitivas a nivel mundial.

UN CAMBIO EN LAS PRIORIDADES.

Durante largo tiempo los cubanos fuimos alimentados con sueños irrealizables y mentiras infames. Se nos dijo que echáramos a un lado la agricultura y el monocultivo y que Cuba se convertiría en una potencia industrial a nivel mundial. A tal punto, que superaríamos en prosperidad hasta a los mismos Estados Unidos. Ahora sabemos los niveles de perversión y miseria a los que nos llevaron esos sueños y aquellas mentiras.

Por lo tanto, este es el momento de regresar a la realidad. Hay que alimentar y educar el pueblo cubano. El hambre no espera y la educación ha sido muy perversa. Hay que poner a trabajar a la gente y abrirle los horizontes de la mente. Un ciudadano ocioso es una bomba de tiempo y un candidato al delito.

EL TURISMO

Para todas estas cosas necesitamos dinero rápido y el turismo es la mejor forma de obtenerlo. Después de tantos años de aislamiento serán muchos los turistas que quieran visitar nuestras islas paradisíacas. Aunque los aliados de la tiranía dejarán atrás hoteles de lujo para visitantes con alto poder adquisitivo es importante la construcción de moteles o paradores para turistas con menos recursos. Pero lo más importante es la contratación y el entrenamiento de un personal eficiente y amable que haga sentirse importante al turista y lo estimule a recomendarnos y a visitarnos de nuevo.

CAÑA, TABACO Y CAFÉ.

En los años previos a la tiranía la producción rondaba en los cinco millones de toneladas de azúcar anuales. En 1952 superó los siete millones de toneladas. En 1958, un año antes de que los malvados se hicieran con el poder, la industria produjo más de 5 millones de toneladas de azúcar en solo 83,4 días de molienda. De los 161 ingenios de azúcar, 121 eran propiedad de cubanos.

Pero Cuba no era sólo caña. Había otros muchos cultivos que nos ofrecen un amplio panorama de la fertilidad de la tierra cubana. El 56,7% de la riqueza agrícola correspondía a la caña de azúcar; 6,6%, al arroz; 5,3%, al café; 2,5%,  al tabaco y 28%, a diversos cultivos (frutas, hortalizas, viandas, frijoles, algodón, maíz, cacao y kenaf, entre otros). En 1958, Cuba contaba con seis millones de cabezas de ganado vacuno y anualmente producía 488 millones de libras de carne de res y 785.000 toneladas métricas de leche de vaca.

MI VISION DEL FUTURO.

Pero la prosperidad y el desarrollo económico de cualquier nación demandan una estructura jurídica y política que garantice la libertad y los derechos de sus ciudadanos. Yo los vislumbro de esta manera:

Nuestros ciudadanos tengan acceso a una educación sin adoctrinamiento….

Ningún cubano o cubana sea víctima de la enfermedad o de la muerte por falta de recursos económicos…Nuestros obreros reciban un salario justo y sin miedo así como cuenten con la posibilidad de convertirse en empresarios…

Nuestros empresarios sean protegidos de ser asfixiados por exigencias onerosas de los sindicatos o excesivos impuestos gubernamentales….Cada cubano o cubana tenga la esperanza real de convertirse en propietario con el fruto de su trabajo…Cada ciudadano tenga derecho a profesar la religión de su preferencia o a negarse a profesar religión alguna…

Y aunque esto se ha hecho demasiado largo no he terminado con el tema:

Nuestros ciudadanos puedan expresar en alta voz su pensamiento sin temor a represalias por parte del gobierno…Una prensa responsable y libre proteja los derechos ciudadanos frente a posibles excesos gubernamentales; así como vele por la honestidad de los funcionarios públicos en el desempeño de sus cargos…La riqueza nacional sea para disfrute y beneficio de todos los cubanos sin distinción de raza, sexo, edad, religión o nivel económico…Las relaciones internacionales tengan como prioridad nuestros intereses nacionales.

Concluyo con la pregunta sobre si todas estas bondades cuentan o no con probabilidades de convertirse en realidad. Ni ustedes ni yo lo sabemos. Pero, por mi parte, seguiré caminando hacia esas metas aunque llegue a muy pocas de ellas. Porque el éxito no está en llegar sino en disfrutar el camino y sentirse orgulloso del deber cumplido.

3-22-22

La Nueva Nación es una publicación independiente cuyas metas son la defensa de la libertad, la preservación de la democracia y la promoción de la libre empresa. Visítenos en : http://www.lanuevanacion.com