Por Alfredo M. Cepero
Director de La Nueva Nación
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El coro de las cotorras entona su canción de despedida.
Cuba es una cárcel gigantesca de la cual todos los presos quieren fugarse. La agonía del pueblo cubano se ha prolongado por 64 años de miseria, cárcel, torturas, exilio y muerte. Aunque lo he anunciado múltiples veces y nunca se ha producido, creo de todas maneras que—dadas las circunstancias actuales—en cualquier momento la caldera podría hacer explosión. Ahora las cosas parecen ir en serio.
LAS PROTESTAS
El 11 de julio de 2021 millares de cubanos desesperados de todas las edades y sexos se lanzaron a la calles en la manifestación más gigantesca desde el inicio de la mal llamada revolución cubana. Un manifestante de 36 años de edad, Diubis Laurencio Tejeda, fue asesinado por las fuerzas represivas de la tiranía. Asimismo, organizaciones cubanas de derechos humanos dieron cuenta de más de 1,500 manifestantes, principalmente pacíficos, fueron detenidos. Más de 660 de ellos seguían tras las rejas tres meses después.
La dictadura admitió haber condenado a más de 380 detenidos, incluyendo varios niños, por una amplia gama de ofensas de orden público. Por otra parte, la Patrulla Fronteriza de los Estados Unidos apresó a más de 203,000 cubanos entre los meses de enero y septiembre de 2022—un incremento dramático sobre los 33,000 cubanos apresados durante el mismo período en 2021.
Al mismo tiempo, desde que fue electa al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas—el quinto término en los últimos 15 años—Cuba se ha opuesto constantemente a resoluciones destacando el abuso de los derechos humanos en países como Rusia, Etiopía, Siria y Nicaragua.
LAS PROTESTAS NO SE DETIENEN.
Pero cuando buscan la libertad los pueblos nunca descansan. Cuba sigue un camino que va cuesta abajo para la tiranía embriagada de sangre, cárcel y lágrimas. Así me lo cuenta un amigo que vive en Cuba—casi hijo adoptivo—con el cual mantengo una permanente comunicación. La tiranía comunista continua experimentando niveles sin precedentes de represión gubernamental emigración y protestas. Y para complicar más la cosa la falta casi total de comida, medicinas y combustible.
La oscuridad, por otra parte, es siempre la mejor aliada de la rebelión. Los apagones siguen siendo un acontecimiento diario que no pueden resolver los matarifes que se han robado nuestra república. Y aunque podemos atribuir la crisis a numerosos factores—incluyendo la contracción del turismo, la pérdida de los subsidios venezolanos y la eliminación del sistema dual de moneda—en última instancia el fracaso se debe a que el comunismo no funciona. No ha funcionado en otros países y ha fracaso en Cuba. Lo mantienen los represores a “palo y pedrá” como rezaba la antigua canción cubana.
LA BOLA “PICA Y SE EXTIENDE”.
Cuba ha experimentado numerosas crisis en los últimos 64 años, pero ninguna como la actual. Al mismo tiempo en que se esfuerza por superar esta crisis, el gobierno cubano ha anunciado un incremento de cinco veces en el precio del combustible. Se dice que el precio en el litro de petróleo aumentará de 25 pesos cubanos a 132 pesos cubanos. Convertidos los litros a galones, los residentes en Cuba pagan más de cuatro dólares por galón. Los residentes en Estados Unidos pagamos un promedio de 3.50 dólares por galón. Todo indica que los cubanos no tienen otra alternativa que regresar a los carretones arrastrados por animales.
EL RÉGIMEN AVISA SOBRE MÁS APAGONES Y EL PUEBLO CONTESTA CON MÁS PROTESTAS.
La dictadura de Miguel Díaz-Canel, a través de la Unión Eléctrica de Cuba (UNE) emitió su informe pronosticando otra jornada de apagones y la ausencia del servicio para sus clientes en toda la Isla. Aprovechando la oscuridad, “residentes de Florida (Camagüey), Batabanó (Mayabeque) y el reparto Alcides Pino (Holguín) han confirmado protestas anoche en esas localidades durante los apagones.
RAÚL QUEMA LAS NAVES
En mi opinión, después del fracaso de las tiendas MLC, la Tarea Ordenamiento y las 63 medidas que supuestamente iban a reactivar la agricultura parece que Raúl Castro decidió quemar las naves y sacrificar a algunos ministros y funcionarios. Además, con esta situación desesperante, no nos extrañe que hasta el barrigón envejecido de Díaz Canel sea también pasado por la guillotina.
PATRIA O MUERTE
La experiencia nos demuestra que en un país gobernado por tiranos la traición y hasta la desobediencia se pagan con la muerte. Por eso los cobardes se apuran a expresar su incondicionalidad al mandamás. “Sacuda la mata presidente. Todavía quedan muchos corruptos por caer”, advertía uno de los lame botas en el diario digital Cuba Debate. El coro de las cotorras entona su canción de despedida.
3-19-24