Alfredo M. Cepero

Director de La Nueva Nacion

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Hasta en el pantano de Washington, Biden ha sido durante décadas el más estúpido de todos los miembros del Senado.

El 6 de enero de 2025 lo Estados Unidos juramentarán a un nuevo presidente. En este momento no tengo la menor idea de si será hombre o mujer, blanco o negro, demócrata o republicano. Pero de lo que estoy absolutamente seguro es que no será Joe Biden. A este personaje degenerado y corrupto se le aplica una de las frases más célebres del Primer Ministro inglés Lord Palmerston. En un discurso ante el parlamento británico, el célebre personaje afirmó: “Nosotros no tenemos aliados y no tenemos enemigos perpetuos. Nuestros intereses son eternos y perpetuos. Y nuestro deber es seguir siempre esos intereses”.

En las elecciones de noviembre de 2020 los demócratas confrontaron la terrible disyuntiva de postular al comunista Bernie Sanders o a un candidato desconocido con probabilidades de ser aplastado por Donald Trump. En su lista de aspirantes a la presidencia el más moderado y conocido era Joe Biden y con él se fueron a la trampa de robarse la presidencia. Biden se comportó como un hombre de partido y aceptó ser una figura decorativa

Pero las parciales de 2022 lo han envalentonado y Biden se considera con derecho y probabilidades de ser reelecto. Este ha sido su suicidio político. Los partidos no tienen lealtades ni compromisos, tienen intereses. El Partido Demócrata no es una excepción. Esos intereses se materializan manteniéndose en el poder. Biden cumplió su cometido en 2020. Su utilidad y su misión terminan el 6 de enero de 2025. Para ese entonces, será un gallo desplumado sin probabilidades de ganar elecciones que podrá retirarse a Delaware con sus millones mal habidos a perseguir muchachitas víctimas de su ya deteriorada lujuria.  

Pasemos ahora revista a la vida desorbitada de este miserable personaje y de sus aliados mafiosos. Si ustedes se imaginan que la incursión del 8 de agosto en la residencia privada de Donald Trump en Mar-O-Lago fue en busca de “documentos clasificados” yo tengo una torre en París que se las puedo vender a muy buen precio.

Lo que no podemos perder de vista es la forma en que será tratado Joe Biden con respecto a los “documentos clasificados” que acumuló durante sus años como vicepresidente. La prensa mentirosa de izquierda dirá que Biden cometió un error mientras que Trump incurrió en un acto criminal. Sin embargo, los presidentes tienen la potestad de desclasificar documentos mientras que los vicepresidentes no la tienen. Por eso el delito de Biden tiene más agravantes que el de Trump. Para complicar el escándalo, el Departamento de Justicia sabía de los delitos de Biden dos días antes de las elecciones de 2020 y los mantuvo  en secreto. Había que elegir a Biden y detener a Trump de todas maneras.

Por lo tanto, así están las cosas y así está el asunto del llamado “Centro Pennsylvania-Biden” en la Universidad de Pennsylvania. La idea de un centro académico con el nombre de este tarado es algo que mueve a la risa. Porque Joe Biden es un morón y ha sido un morón aún antes de la demencia que sufre en este momento. De hecho, hasta en el pantano de Washington, Biden ha sido durante décadas el más estúpido de todos los miembros del Senado.

El New York Post describe el Centro Penn-Biden como una “fábrica de patronato de la Administración Biden” y una “pesadilla de dinero corrupto” que recibió $15.8 millones en regalos anónimos chinos en 2017 y otros $14.8 millones de donaciones en mayo de 2018, tres meses después que el centro abrió sus puertas. Por su parte, la Universidad ha informado haber pagado a Joe Biden 900,000 dólares por una posición a la que no se presentó después haber salido de la Vicepresidencia.  

Este Centro Biden/China añade aguas turbias por el hecho de que el primer grupo de documentos en posesión de Biden cubre el viaje de Hunter con su padre vicepresidente en un viaje a Pekín en el 2013 a bordo del avión Fuerzas Aérea Números Dos, que es el asignado a los vicepresidentes. Diez días más tarde Hunter regresó a Washington con 1,500 millones de dólares que le había entregado el Banco de China Comunista para ser invertido en la compañía del hijo corrupto del degenerado vicepresidente.

El diario The New York Post también informa que la mafia de los Biden—el capo Joe, sus hermanos James y Francis y su hijo Hunter—han hecho cinco grandes negocios con China Comunista por un total de $31 millones. Todo esto fue tramitado por individuos con relaciones directas a la inteligencia China. Estos negocios fueron descubiertos en documentos clasificados encontrados en una zona de almacenamiento del garaje de la residencia de Joe Biden en Delaware, junto con un automóvil Corvette.

Por su parte, el Representante republicano por el estado de Virginia, Joe Cline, declaró la semana pasada a Newsmax que “hay suficientes pruebas de que se ha cometido un delito”, si el Presidente Biden “ha tomado documentos clasificados, los ha escondido y mantenido en secreto como si fueran propios.”

Peter Doocy, de Fox News, preguntó a Biden: “¿Cómo tenía usted material clasificado junto a su Corvette? …¿En qué estaba pensando usted?” Biden le contestó con indiferencia: “Mi Corvette está guardado en un garaje cerrado” ¿OK? No es como si estuviera estacionado en medio de la calle.” A lo que Peter siguió con otra pregunta: “¿Así que estaba bajo llave en el garaje?” Biden contesto con absoluta tranquilidad: “Sí, igual que mi Corvette”. Esta indiferencia contrasta con la crítica vitriólica de Biden al periodista Scott Pelly, de CBS News, con respecto a los documentos clasificados que mantenía Donald Trump en su residencia de Mar-o-Lago.

En medio de toda esta locura, el Fiscal General Merrick Garland, nombró un Procurador Especial para investigar si el Presidente Joe Biden había manejado en forma impropia material sensible del gobierno americano. Esta decisión establece un paralelo entre Joe Biden y Donald Trump. La noticia implica que es altamente probable que en las elecciones de 2024 ambos rivales enfrenten investigaciones de procuradores especiales, los cuales son nombrados en casos de extrema sensibilidad con el objeto de asegurar cierta independencia del Departamento de Justicia. Pero si usted es presidente lo último que desea es un Procurador Especial. ¿Por qué? Porque usted no tiene idea hasta donde llegará la investigación. Si lo duda, pregúnteselo a Bill Clinton cuando el Procurador Especial  reveló su agresión sexual a Paula Jones.

Por lo tanto, ¿sería lógico asumir que los acontecimientos se están moviendo a una velocidad extrema después de las elecciones parciales del pasado mes de noviembre? ¿Por qué? Nadie se ha atrevido a ofrecer una explicación convincente. En su lugar, los medios masivos están argumentando que el caso de Biden no es para desvelarnos. Que el presidente guardó esos documentos clasificados porque admitió haberlo hecho cuando fue descubierto, y si usted admite haber cometido un delito, no es reo de delito alguno. Tremenda violación de la ley y parcialidad política. Así gira el mundo alucinante de una prensa sin honor ni principios.

1-17-23