Por Alfredo M. Cepero
Director de www.lanuevanacion.com
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Yo estoy convencido de que la motivación de una proporción considerable de quienes votarán por Joe Biden no es apoyarlo a él sino derrotar a Donald Trump.
Casi desde el inicio de su aspiración a la presidencia el candidato Joe Biden decidió utilizar el coronavirus como una escusa para permanecer aislado en el sótano de su residencia en Wilmington, estado de Delaware. Su campaña consistió en leer declaraciones redactadas por sus asesores sin contestar preguntas de los periodistas. Cualquier otro candidato habría sido objeto de ataques y críticas por parte de una prensa frustrada por su silencio. Pero no un Joe Biden que es la última esperanza de los demócratas y de esa prensa parcializada que los acompaña de desalojar de la Casa Blanca al odiado Donald Trump.
Para sorpresa de Biden y de sus partidarios la estrategia les resultó exitosa. Las donaciones de campaña tocaron los techos y las encuestas arrojaron resultados de ventajas de hasta dos dígitos por encima de Donald Trump. Es posible que muchos de sus colaboradores hayan pensado que Joe Biden era realmente una figura popular. Pero la realidad es totalmente diferente. Yo estoy convencido de que la motivación de una proporción considerable de quienes votarán por Joe Biden no es apoyarlo a él sino derrotar a Donald Trump.
Aparecieron entonces dos piedras en el camino de Biden y del patético Partido Demócrata que controlan los bolcheviques Bernie Sanders, Alexandria Ocasio-Cortéz y sus apandilladas de La Escuadra. Esas dos piedras−Black Lives Matter y Antifa−utilizan como pretexto la lucha contra el racismo en su desenfrenada carrera hacia el poder absoluto. Ambas pensaron que lograrían con el terror lo que saben que no podrán lograr con los votos. Y lo más lamentable para los demócratas de nueva línea es que ellos apoyaron a los terroristas con el mismo objetivo. Y a todos les ha "salido el tiro por la culata."
Los forajidos decidieron tomar las calles, matar víctimas inocentes, saquear comercios, destruir propiedades, derribar monumentos, intimidar ciudadanos y hasta incendiar estaciones de policía. Ni siquiera el Senador Rand Paul y su esposa, junto con otros asistentes a la Casa Blanca para el discurso de aceptación de candidatura de Donald Trump, se salvaron de la furia de la chusma. Una chusma prolíficamente financiada por George Soros, la Fundación Ford y los despreciables mercaderes de Wall Street.
Toda esta debacle no podía pasar inadvertida para el gran pueblo americano. Cuando ciudades como Portland, Seattle, Chicago y Nueva York se convirtieron literalmente en campos de batalla la mayoría silente decidió expresar su opinión en las encuestas. La ventaja de Biden se redujo considerablemente a nivel nacional y en algunos estados desapareció en su totalidad. La campaña cayó presa del terror y dio órdenes al candidato que cambiara de estrategia. Biden condenó los disturbios con una tímida declaración, algo así como quién echa un vaso de agua a un incendio forestal. Salió de su encierro con diez días de antelación y se fue a Pennsylvania a encontrarse con los votantes. El candidato fantasma no tuvo otra opción que dar la cara. Su trinchera del sótano se había transformado en su celda.
Pero su salida al escenario político podría constituir un gran riesgo para sus aspiraciones presidenciales. Joe Biden ha demostrado ser una máquina de fabricar "meteduras de pata". Sus errores pueden ser entretenidos para los fanáticos de la política pero muy dolorosos para sus partidarios en el Partido Demócrata. Dicho en términos simples y directos, Joe Biden no genera entusiasmo y esto podría resultarle en un gran perjuicio. Quizás el principal sea que más de la mitad de la población americana considera que Joe Biden padece de demencia.
Para entender mejor los riesgos que corre Biden vale la pena pasar revista a algunas de sus "meteduras de pata". En una de sus declaraciones como aspirante a la presidencia dijo que era "candidato al Senado de los Estados Unidos". En agosto de 2019, mientras hacía campaña en el estado de New Hampshire, dijo a los periodistas:"Yo he estado aquí varias veces y me encanta el estado de Vermont." En otro momento, cuando un señor de edad avanzada y con sobrepeso le preguntó sobre sus actividades en Ucrania, Biden montó en cólera y le dijo: "Mira gordo vamos a correr o a hacer lo que te parezca. Yo estoy en perfecta forma y tú eres un mentiroso."
Siguiendo con las "meteduras de pata", en el curso de una concentración en el estado de Texas, en marzo de 2020, Biden intentó invocar el símbolo de la libertad americana y terminó asesinando una frase de Thomas Jefferson en la Declaración de Independencia. A tal efecto Biden dijo:"Nosotros sostenemos estas verdades como auto evidentes. Que todos los hombres y las mujeres son creados por…..Oh ustedes saben…ustedes saben la cosa…" En un ataque a Bernie Sanders en las primeras semanas de la campaña, Biden lo acusó de haber causado la muerte de 150 millones de personas. Una cifra superior a todos los muertos en todas las guerras en que han participado los Estados Unidos desde su incepción. Tengo más pero la lista sería muy larga.
Creo, sin embargo, que el mayor de los riesgos de Biden son los debates con Donald Trump, el hombre que ridiculizó y venció a 17 aspirantes del Partido Republicano a la presidencia en las elecciones de 2016. En el momento de escribir estas líneas no hay seguridad de que los debates se lleven a cabo. Pero no hay dudas de que Biden tiene todas las de perder. Como el célebre "curro de la fiesta" Biden corre el peligro de perder si debate y de perder si no debate. Si debate podría "meter la pata". Si no debate sera tachado de cobarde.
En conclusión, los demócratas han estado jugando con fuego en los últimos meses como niños tontos en medio del heno del granero. Pero ahora el granero se les ha incendiado alrededor de la campaña presidencial de Joe Biden y nadie sabe como apagar el fuego. ¿Podría este fuego perjudicar a Biden en los precintos suburbanos de estados tan discutidos como Wisconsin? Definitivamente. Y las probabilidades de que esto ocurra han causado terror en el Partido Demócrata y en la prensa parcializada que los acompaña.
"Estos disturbios tienen que cesar" dijo Don Lemon, de la cadena roja de CNN. "Están influyendo en las encuestas y en los grupos de análisis. Es lo único que beneficia a los republicanos", concluyó Lemon. Pero la chusma enardecida no está interesada en escuchar advertencias sino en obtener el poder por el terror. Por eso aterrorizaron a los partidarios de Trump a la salida de la Casa Blanca.
El senador Rand Paul lo expresó con suma claridad. "Si le quitamos los fondos a la policía, si América se convierte en Portland, no podemos tener a Joe Biden gobernando este país sin el apoyo de la policía. Ahora mismo no podemos caminar por las calles en el Distrito de Columbia. Así de malas se pondrán las cosas". Yo digo que eso es lo que pasa cuando juegas con fósforos por mucho tiempo. Tarde o temprano causarás un incendio.
9-2-20