"Ésta, que alumbra y mata, es una estrella/Como que riega luz, los pecadores/Huyen de quien la lleva, y en la vida/Cual un monstruo de crímenes cargado/Todo el que lleva luz se queda solo". Poema "Yugo y Estrella" de José Martí.
Considero necesario comenzar este trabajo aclarando que no estoy comparando a Donald Trump con José Martí. ¡Dios me libre de tamaña blasfemia! Martí es como la estrella solitaria de nuestra bandera. Brilla con luz propia y nadie puede ser comparado con él. Sobre todo entre nosotros los que cubanos que, privados de patria, nos hemos refugiado en la epopeya de su vida para recuperar la libertad perdida. Cito el poema para ilustrar la alucinante comedia en que se ha convertido el juicio político del Presidente Trump en ese teatro de lo absurdo en que los demócratas han convertido al Capitolio de los Estados Unidos.
Ahora, podemos entrar en materia empezando por la avaricia de John Bolton. Durante más de veinte años este hombre ha sido una de las principales voces del movimiento conservador en los Estados Unidos. Yo he sido uno de sus admiradores y no me arrepiento de haberme contado entre ellos. Pero hoy me doy de baja porque sólo los necios persisten en un error cuando éste es puesto al desnudo por los hechos. Y el hecho es que John Bolton ha optado por renunciar a sus principios conservadores para promover un mamotreto que añadirá millones a su cuenta bancaria.
Parte de esa promoción ha consistido en filtrar al New York Times, el libelo que a estas alturas sigue defendiendo a la tiranía castrista, segmentos de su libro sobre su período como asesor de Seguridad Nacional del Presidente Trump. En el libro, Bolton acusa a Trump de condicionar la ayuda militar a Ucrania a la investigación de actos de corrupción por parte de Joe Biden y de su hijo Hunter. Una acusación que me molesta pero que no me asombra porque, como Francisco de Quevedo y Villegas, he comprobado durante mi ya larga vida que :"Poderoso caballero es don dinero".
Para complicar aún más la situación del presidente, Bolton ha manifestado su disposición a comparecer como testigo ante los acusadores de Trump en el Senado. Como era de esperar, los 47 senadores demócratas han dicho estar interesados en que comparezca, pero necesitan 4 senadores republicanos para completar la cantidad requerida de 51 que les permita convocar testigos. Es así como nos encontramos con la ignominia de la posibilidad de cuatro republicanos dispuestos a traicionar al presidente de su propio partido y hacer causa común con sus enemigos demócratas. Sin embargo, el único delito que ha cometido Donald Trump es el de hacer luz en la noche tenebrosa del pantano pestilente de Washington y por esa razón, como el personaje de "Yugo y Estrella", se ha quedado solo.
Los senadores republicanos Lisa Murkowski, Susan Collins, Mitt Romney y Lamar Alexander han mostrado interés en escuchar el testimonio de Bolton. El peligro de abrir las sesiones al testimonio de testigos es que podría prolongar el juicio en el Senado por varios meses. Una despiadada tortura de inquisición política si consideramos que Trump fue investigado y hostigado por más de dos años por Robert Mueller y su cohorte de abogados partidarios de Hillary Clinton sin encontrarle delito alguno.
Ahora bien, ya sabemos que la izquierda es mala perdedora. Cuando Trump fue exonerado de conspirar con Rusia lo acusaron de suspender la ayuda militar a Ucrania si Kiev no investigaba la corrupción de Joe Biden y de su hijo Hunter. Todo esto es una farsa y los demócratas lo saben, pero podría conducir a obstruir la labor de Trump como presidente y debilitarlo como candidato en las elecciones de noviembre. Precisamente el objetivo de Chuck Shumer, Nancy Pelosi y de la "escuadra" izquierdista encabezada por la fanática Alexandria Ocasio-Cortéz.
Pero lo más condenable en la conducta de estos senadores republicanos son las motivaciones personales de algunos de ellos. Mitt Romney, por ejemplo , ha demostrado ser un mal perdedor. No ha sido capaz de aceptar la derrota frente a Barack Obama en 2012 y no le perdona a Trump su victoria sobre Hillary en 2016. Ahora, como senador por el estado de Utah, está haciendo el ridículo atacando a Donald Trump, un presidente con una larga lista de éxitos en el servicio del pueblo norteamericano.
Romney, por otra parte, perdió porque no fue capaz de atacar los flancos débiles de Obama. Por ejemplo, cuando la periodista de CNN, Candy Crowley, salió en defensa de Obama durante la comparecencia televisada, Romney no fue capaz de enfrentarla. No tuvo el coraje de hacer lo que hizo Ronald Reagan cuando los moderadores trataron de limitar su tiempo. El entonces candidato les dijo:"yo he pagado por este micrófono y no me callo". Sin dudas, Romney no es Ronald Reagan, por eso se comporta como un mal perdedor.
Por otra parte, el caso de Lisa Murkowski es una muestra de ingratitud ante los beneficios que ha recibido su estado de Alaska del Presidente Trump. En concordancia con su política de independencia energética, el presidente ha declarado abiertos a la exploración de petróleo y gas natural una extensión de UN MILLÓN, 600 MIL ACRES en ese estado. Con esta decisión la economía de Alaska alcanzará niveles de desarrollo desconocidos hasta el momento. Pero la gratitud de esta mujer no se ve por parte alguna.
Los casos de Susan Collins y de Lamar Alexander obedecen a razones totalmente distintas. La Collins representa un estado con mayoría demócrata que la obliga a mantener una política centrista que le permita la reelección. De ahí su renuencia a apoyar algunas de las posiciones conservadoras de Trump o de declararse su partidaria incondicional en este juicio político. Lo que demuestra que, para los políticos, es más importante mantener el poder que hacer lo correcto.
Lamar Alexander, senador por el estado de Tennessee, es un hombre de 79 años a punto de retirarse del Senado en el mes de noviembre. Su voto es una interrogante porque siempre ha mantenido posiciones moderadas tanto en el Senado como en el Partido Republicano. Sin dudas está a la izquierda de Donald Trump. La esperanza es que su amistad con el líder del Senado, Mitch. McConnell, lo mantenga junto al presidente en el curso de este juicio político.
De todas maneras, quienes hemos seguido por estos tres años al Presidente Trump estamos seguros de que sabrá salir airoso de este reto a su presidencia. Que en los momentos difíciles que se le avecinan, hará como el personaje de "Yugo y Estrella" y dirá: "Dame el yugo, oh mi madre, de manera/Que puesto en él de pie, luzca en mi frente/Mejor la estrella que ilumina y mata" .