Angelica Mora
Nueva York
Recuerdo que este título, "OSO RUSO NUNCA INVERNA", se me ocurrió a fines de 1985 con la desintegración de la Unión Soviética.
Fue la época en que Rusia se vio transformada, de potencia dominante en el ámbito político internacional, al triste papel de nación mendigante de la ayuda de Occidente. Sin embargo, el Kremlin nunca se resignó a perder su antiguo puesto de supremacía y con el transcurso de los años ha desarrollado un fino doble juego político, con Estados Unidos y sus aliados y con las naciones rebeldes que miran a Washington como El Enemigo.
VENEZUELA
Vladimir Putin apoyó a Hugo Chávez cuando éste gobernaba Venezuela como su propio latifundio y ha seguido el juego con Nicolás Maduro subscribiendo acuerdos industriales y culturales, principalmente en el sector petrolero. Pero, lo vital ahora para Putin es seguir apoyando la carrera armamentista de Venezuela, país que cuenta con una posición única de plataforma que mira directamete hacia Estados Unidos. En el pasado el jerarca ruso vendió enormes cantidades de armas al gobierno de Hugo Chávez y según me cuentan fuentes de Caracas, lo sigue haciendo con el actual régimen de Maduro.
El presidente ruso así, “Mata dos pájaros de un tiro”: fortalece militarmente a la nación caribeña y se deshace al mismo tiempo de armas obsoletas para el Kremlin, pero que el gobierno de Venezuela ha aceptado, sin verles la fecha de fabricación. Numerosos accidentes, muchos fatales, atestiguan la "chatarra", enviada a la nación bolivariana. Putin está satisfecho con un hombre como Maduro en el poder. El odio e ignorancia del mandatario venezolano le sirve perfectamente al astuto oso ruso en su lucha contra Estados Unidos.
En intercambios con el gobierno de Caracas, Putin ha obtenido recientemente la renovada promesa de poder usar la isla La Orchila, ya ofrecida por Chávez, y que ahora está a su disposición. La isla, ubicada estratégicamente mirando hacia Estados Unidos, le da la plataforma perfecta, en caso que se dé la ocasión propicia.
En el ajedrez mundial, la ex super potencia nunca se ha levantado de la mesa. Vladimir Putin nunca ha invernado y menos en estos días, en que le declaró la guerra a Ucrania, para reiniciar la anhelada expansión. Putin finalmente ejecutó el plan bélico que tenía proyectado desde hace años. Ordenó ataques contra varias ciudades ucranianas, entre ellas Kiev, la capital en la que viven millones de personas.
El Oso Ruso se ha mantenido con los ojos bien abiertos, esperando el momento justo para dar el zarpazo y hoy lo hace con Ucrania, su país vecino.