Angelica Mora
Nueva York
Habría que ver si el Flautista de Hamelín ahora cumple sus promesas, hechas en su mayoría a la juventud chilena.
El joven diputado de izquierda Gabriel Boric, del Frente Amplio y el Partido Comunista, ganó la presidencia de Chile al obtener el 55,8% de los votos con el 96% de las mesas escrutadas. Nos encontramos ante un nuevo Flautista de Hamelin, quien atrajo a las masas a votar en un nuevo suicidio colectivo.
Por supuesto que hay una enorme brecha entre ricos y pobres en Chile, pero se ha demostrado que el socialismo no es el parche para remediarla. Como ocurrió en 1970 con Salvador Allende, el mortal juego electoral se repite y le da el triunfo a un socialista, mal preparado para ostentar el poder de un presidente.
Boric descartaba de plano hace un poco más de un año una candidatura presidencial. Reconocía carecer de “la experiencia necesaria”. Pero el domingo ganó, respaldado por la izquierda chilena. Su campaña estuvo centrada en polémicas y acusaciones. De 35 años, la edad mínima para postular a la presidencia de Chile, Boric dejó atrás los temores expresados en septiembre de 2020 y en mayo pasado.
En las primarias, inesperadamente, se impuso al candidato comunista Daniel Jadue, favorito en las encuestas y en la primera vuelta del pasado 21 de noviembre consiguió el segundo lugar con el 25,8% de los votos.
Hay que estar vigilante ante las promesas que hizo Boric como candidato, promesas para ganar votos, pero dificiles de llevar a la realidad.
Entre los principales retos del futuro Gobierno estará la crisis social, que sigue vigente desde las protestas de 2019, la implementación de las normas de la nueva Constitución y hacer frente a los retos económicos que está causando la pandemia.
Por supuesto no se hicieron esperar las felicitaciones de los otros mandatarios comunistas: Desde La Habana, Miguel Díaz Canel alabó al nuevo presidente de Chile. "Cordiales felicitaciones a Gabriel Boric por su elección como presidente de Chile en histórica victoria popular. Ratificamos voluntad de ampliar las relaciones bilaterales y de cooperación entre ambos pueblos y gobiernos".
Y ya hay analisis en contra de Boric que subrayan lo poco preparado que está y sus malas compañías. Dice un comentario: "Supongo que la gran mayoría que haya votado a este señor será gente joven que no vivió la época de Allende de lo contrario no se comprende caer en la misma piedra". "Y ya la dictadura cubana está frotándose las manos con su ofrecimiento de intercambio, ¿intercambio de qué? porque lo único que puede dar el desgobierno cubano es hambre y miseria, amén de médicos esclavos".
El triunfo de Boric me recordó el viaje de Hugo Chávez a la Organización de los Estados Americanos, OEA, en su primera gira internacional. El nuevo mandatario venezolano trató de dar una lección a quienes le escuchaban. La asamblea de la OEA quedó atónita ante el discurso de Chávez, lleno de soberbia y odio de clases.
El otro candidato en las elecciones, José Antonio Kast reconoció el triunfo de su rival y declaró: "... Acabo de hablar con Boric y lo he felicitado por su gran triunfo... Desde hoy es el Presidente electo de Chile y merece todo nuestro respeto y colaboración constructiva. Chile siempre está primero."
Aunque Boris dice que le “queda mucho por aprender”, asegura que quiere nutrirse de la “experiencia” de antiguos mandatarios, a los que tanto le hizo guerra y criticó cuando era dirigente estudiantil y diputado, entre ellos los socialistas Ricardo Lagos (2000-2006) y Michelle Bachelet (2006-2010; 2014-2018). Ambos le apoyaron en su búsqueda de la presidencia.
Sus críticos le reprochan su falta de experiencia para liderar un gobierno y sus posturas más extremas del pasado, por las cuales ha pedido perdón o ha declarado que fueron un error. Su transformación política va también en su apariencia. Queda poco del joven barbudo y despeinado que estuvo a la cabeza de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH) y que en 2014, asumió un primer mandato como diputado. Hoy viste bien, de cuello y camisa, con el pelo corto, la barba recortada y anteojos.
La transformación es grande: Habría que ver si el Flautista de Hamelín ahora cumple sus promesas, hechas en su mayoría a la juventud chilena.