Angelica Mora
Nueva York
Los chilenos no aprenden. No me incluyo, porque siempre tuve claro lo que el comunismo significaba para mi nación. Pero a mis compatriotas no les bastó el triste ejemplo de Cuba, Venezuela y Nicaragua -entre otros- para motivarlos frente a las urnas el pasado 19 de diciembre.
Alegremente dieron su voto a Gabriel Boric, un ultra izquierdista que se apronta a gobernar "a juro", mientras sus aliados en el congreso votan por la aprobación de la reelección presidencial inmediata. La maniobra favorecería a Boric, el presidente electo, quien asumirá el cargo el próximo 11 de marzo.
El flamante nuevo Presidente chileno, entrará al palacio de La Moneda en dos meses más con la posibilidad de no salir de ahí hasta 2030, considerando que la reelección inmediata sería por un solo período, pero ¿quien sabe las vueltas que pueda dar la noria de la política chilena?.
De esa forma, Boric podría gobernar por ocho años. Pero, conociendo a los izquierdistas, estos se preparan para no soltar el poder "más nunca".
VENEZUELA
Están a la vista los tristes casos de Cuba y Venezuela. Al analizar esta última, hay que hacer hincapie en que la decadencia se inició con el binomio Chávez-Maduro al ganar Hugo Chávez la presidencia en diciembre de 1998. El ambicioso paracaidista tomó el poder e inició su "Escalada de la Muerte" que se extiende hasta nuestros días.
Al igual que lo está haciendo Chile, Chávez introdujo en 1999 una nueva Constitución, que extendió su mandato y fortaleció el poder ejecutivo, al tiempo que reducía la influencia de la Asamblea Nacional. Los votantes aprobaron los cambios a través de un referéndum llevado a cabo el 15 de diciembre de ese año. Nicolás Maduro fue elegido diputado de la Asamblea Nacional Constituyente, el cuerpo legislativo que redactó la nueva Constitución.
La Nación bolivariana no ha podido sacudirse el terrible yugo de la dictadura -que como la cubana- se eterniza. El hampa está desatada, sin que el Ejecutivo intervenga para controlar el aumento de los asaltos, secuestros, robo de viviendas y atracos en el transporte público.
Podríamos extender el lamentable análisis de lo que han significado los 10 años de Rafael Correa en Ecuador, los 12 del kirchnerismo en Argentina y los 14 de Evo Morales en Bolivia. La misma votación que favoreció la reelección en Chile también fue suficiente para eliminar el Senado, estableciendo un Congreso unicameral y declarando al país un “Estado plurinacional e intercultural” donde “los pueblos tienen derecho a la autonomía, al autogobierno y participación en todos los órganos de elección popular a través de escaños reservados”.
"Que Dios nos pille confesados".