Por Gabriela Moreno

PANAMPOST

 

El único comunicado emitido por la Cancillería de Chile omitió referirse al terrorismo de Hamás. El gobierno tiene afinidad por Palestina.

El presidente de Chile, Gabriel Boric, está reacio a llamar terrorista al grupo armado islamista Hamás, que ataca desde hace cinco días a Israel por aire, mar y tierra, con el propósito de establecer un Estado Palestino, a costa del asesinato desmesurado de judíos. Ni los más de 1200 israelíes muertos ni los 2800 heridos causados por la siniestra organización en territorio hebreo llevan al mandatario austral a oficializar la clasificación. ¿Por qué? Comodidad diplomática. Así encubre la preferencia por el agresor.

El único comunicado emitido por la Cancillería condena “los ataques ocurridos contra una serie de pueblos y ciudades en Israel”, instando “al cese de esta violencia inconducente, a fin de evitar una escalada que provoque mayores daños y sufrimientos a la población civil”. Ni una letra menciona a Hamás.

En las redes sociales del ministerio de Relaciones Exteriores de Chile hay un par de mensajes publicados de condolencias donde atribuyen a “atentados terroristas” las muertes de connacionales en la zona de guerra. Sin embargo, este manejo de la situación no implica una designación oficial de Hamás como “organización terrorista” por parte de La Moneda.

PRESIDENTE SIN FIRMEZA

Boric espera que la Organización de Naciones Unidas (ONU) haga la distinción de Hamás como organización terrorista como lo hizo con Al Qaeda, Boko-Haram y el Estado Islámico (Daesch) para plegarse. Sin embargo, aguardar por semejante pronunciamiento es absurdo, cuando la instancia está lejos de emitir una resolución al respecto. Ya su Consejo de Seguridad celebró una sesión a puerta cerrada sobre la situación en Oriente Medio sin lograr ninguna declaración conjunta, y mucho menos una resolución vinculante.

Las razones son obvias. Ahí conviven Bolivia, Argentina, Brasil, Cuba, Nicaragua, Rusia y China, países que respaldan a Palestina. Además, la ONU recae en constantes contradicciones, decisiones y hechos polémicos cuando se trata de los países a los que se les da voz y voto. Prueba de ello, es la admisión de regímenes totalitarios en sus comisiones a pesar de los abusos que internamente cometen en sus países. De hecho, Irán preside la comisión la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, mientras China, Rusia y Cuba, pasaron a integrar el del Consejo de Derechos Humanos. ¿Insólito? Sí.

Resulta inútil esperar por la ONU cuando hasta su secretario general, António Guterres, califica de “abyecto” el ataque, sin usar la palabra terrorista. Boric tampoco la utiliza. Parece una estrategia para postergar la fijación de una posición que contradiría su historial a favor de Palestina.

UNA AFINIDAD PÚBLICA

La afinidad del presidente Boric y de su tren Ejecutivo con Palestina no es un secreto. Al contrario, quedó en evidencia tras rechazar las credenciales del embajador de Israel, Gil Artzyeli, en septiembre del año pasado.  El diplomático quedó plantado al frente de La Moneda. No pudo entrar pese a estar en la agenda del palacio presidencial. Después de esperar una hora en las afueras de la sede de gobierno, le notificaron que el presidente Gabriel Boric había cancelado la reunión con él.

El impase quedó asentado en el informe sobre libertad religiosa del Departamento de Estado de Estados Unidos, el cual se publicó en mayo de este año. El documento incluyó un capítulo de 12 páginas sobre las denuncias de antisemitismo en Chile.

El plantón de Boric a Artzyeli lo antecedió el anuncio de la apertura de una embajada en la ciudad de Ramala de Palestina, para “elevar el carácter de la representación oficial”. Con ello, Boric honró el descargo contra Israel que arrastraba desde 2019, cuando tras recibir un obsequio tradicional de la comunidad –un frasco de miel– en el Rosh Hashana (el año nuevo judío y una de las festividades más importantes del calendario hebreo) pidió que se “devuelva el territorio palestino ilegalmente ocupado”.

RODEADO DE ANTISEMITAS

La posición del presidente de Chile sobre Palestina coincide con la visión del Partido Comunista –tolda política de su coalición– que defiende los intereses de Palestina y cuyo principal vocero es Daniel Jadue, el alcalde de Recoleta, a quien un informe del Centro Simon Wiesenthal califica como “radicalizado y alineado con la ideología de Hamás”. La designación no es poca cosa, especialmente cuando este organismo, de origen judío,  se especializa en confrontar la xenofobia, la discriminación, el antisemitismo y el terrorismo.

De hecho, su vocera de gobierno, la comunista Camila Vallejo, con una Keffiyeh (bufanda palestina) a cuestas impulso en su periodo como diputada un proyecto que impedía la importación de productos provenientes de “territorios ocupados ilegalmente por el Estado de Israel en Palestina” en el Congreso.

Frente a tanto, es casi imposible que Chile siga el camino de Australia, Canadá y Reino Unido, países que el año pasado incluyeron a Hamás en sus listados de grupos terroristas. También Japón y Paraguay, mientras que, Estados Unidos lo hizo en 1997 y la Unión Europea en 2003.

¿Evita Boric polemizar? Puede ser, considerando que la comunidad de palestinos más numerosa —y una de las más antiguas— fuera de Medio Oriente está radicada en Chile.

La Federación Palestina de Chile reporta alrededor de 500.000 miembros provenientes de Belén, Beit Jala y Beit Sahour. Entre ellos, destaca Álvaro Saieh, propietario y presidente del grupo empresarial CorpGroup, con inversiones en el sector financiero, en el retail e incluso medios de comunicación.

https://panampost.com/gabriela-moreno/2023/10/11/chile-se-niega-a-condenar-terrorismo-de-hamas-por-que/