Por Pedro V. Roig

 

CAPÍTULO V

El plan estratégico de la Invasión, acordado por Gómez y Maceo en la Mejorana, estaba concebido como un golpe ofensivo dentro de una guerra defensiva y prolongada. El éxito de la empresa militar descansaba en el uso apropiado de la caballería y  una reducida fuerza de infantería en combates de decisión rápida y movimiento fluido para mantener la iniciativa táctica.

COMPONENTES ESTRATÉGICOS DE LA INVASIÓN

El factor geográfico de la Isla es largo y estrecho y el avance  se haría mayormente por territorio llano, de fácil acceso a los batallones enemigos sobre la Columna Invasora.

Incluso al penetrar en las provincias occidentales la topografía de la isla se estrechaba aún más, reduciendo el espacio vital de maniobra de los cubanos y aumentando la capacidad de concentración del ejército español (1).

Especialmente peligrosa era la marcha por Matanzas y la Habana en cuyas provincias contaba el ejército español con excelentes  comunicaciones ferroviarias, telegráficas y un gran número de amplias calzadas y caminos.

El 30 de octubre de 1895 cruzó Gómez la trocha militar de Júcaro a Morón(2). Esta débil línea defensiva de 17 leguas de largo contaba con 33 fortines, que según expresión de un crítico militar español, solo servía para contar las veces que fue cruzada por los cubanos(3). Una vez en las Villas, Gómez asume el mando de los escuadrones villarenos a las órdenes de Serafin Sánchez, con el propósito de obligar a Martínez Campos a sacar tropas de la Trocha (4).

El 17 de noviembre rinde el fuerte Pelayo, con un destacamento de 50 soldados, un oficial, 13,000 tiros y un rico botín (5). Los días 19, 20 y 21 Gomez ataca el Fuerte Río Grande, “no con el propósito de tomarlo para no sacrificar mucha gente(6) sino con el fin de atraer a este centro al enemigo concentrado en Ciego de Ávila, logrando su objetivo el 23, al presentarse una columna de refuerzo salida de la trocha la que recoge a los defensores de Río Grande, incendia el fuerte y se retira a Jicotea, tiroteada durante el camino por las fuerzas mambisas. Martínez Campos mordiendo el anzuelo de Gómez, concentra con toda urgencia sus batallones de línea en la provincia de Las Villas(7) dejando el campo expedito a Maceo que entra con la Columna Invasora en Camagüey donde Martínez Campos no le disputó el avance por dicha provincia.

El Coronel español Campos y Feliú en su obra “Españoles e Insurrectos” señala las dificultades operacionales en Camagüey para la infantería española: “…Sus enormes potreros de alta hierba de guinea, sus grandes sabanas, eran tan útiles a  los mambises como perjudiciales a las tropas regulares; sin otra alternativa que formar largas y lentas columnas,  obligadas a batirse en el terreno que eligiese el enemigo… regresando al campamento con las acémilas vacías y las camillas cargadas de heridos. ” (8)

LA COLUMNA INVASORA CON PASO DE VENCEDORES

“Al romper los claros del día se hallaba nuestra columna junto a la Trocha sin que los españoles hubiesen notado nuestra proximidad —relata Miró en las Crónicas— la descubierta rompió una alambrada que obstruía el paso y el cuerpo de vanguardia se destacó enseguida por ambos lados de la línea férrea hasta reconocer los fortines enemigos, envueltos aún en la neblina de la mañana(16). La Columna Invasora cruzó La Trocha de Júcaro a Morón con paso de vencedores.

El 29 de noviembre, “Máximo Gómez y Antonio Maceo se abrazan en el campamento de San Juan en las proximidades de Lázaro López, entre vivas frenéticos, que atronaban el espacio.”(17). Los dos caudillos militares de Cuba Libre no se veían desde la Mejorana, faltaba Marti, pero la insurrección que encendiera su verbo y su talento avanzaba victoriosa. Ese mismo día Gómez divide las fuerzas en dos columnas: la primera formación de caballería (3,000 hombres aproximadamente) con Gomez y Maceo al frente y la segunda de infantería al mando de Quintín Banderas con unos 400 hombres.

Al amanecer del día 30, las cornetas tocan a formación. Las tropas se alinean sobre la extensa llanura. Máximo Gómez, Antonio Maceo y Serafín Sánchez, Carlos Roloff y los miembros del Consejo de Gobierno pasan revista a la mayor concentración de fuerzas reunidas hasta ese momento por la revolución. Gómez se adelanta a caballo, impone silencio con un ademán y saluda al ejército libertador.

… En esas filas que veo tan nutrida, la muerte abrirá  grandes claros. No os esperan recompensas, sino sufrimientos y trabajo. El enemigo es fuerte y tenaz… ¡Soldados!, no os espante la destrucción del país; no os espante la muerte en el campo de batalla..  Yo le auguro a Martínez Campos un fracaso cabal que ya empezó para él en la sabana de Peralejo, pronóstico que habrá de cumplirse al llegar los invasores a las puertas de La Habana, con la bandera victoriosa…” (18).

La caballería al mando de Gómez y Maceo se movería más al norte mientras que la Infantería de Quintín de Banderas por el sur, trataría de atraerse hacia las lomas de Trinidad algunos batallones lanzados en persecución del Ejército Invasor. Dos horas después de iniciada la marcha se establece el campamento en el punto conocido por la Reforma.

En esta primera  jornada Maximo Gómez dispuso la confirmación oficial del General Antonio Maceo como jefe de la Columna Invasora, que constituía un organismo independiente de los Cuerpos del Ejército. Esta confianza depositada por el General en Jefe en su Lugarteniente despeja cualquier duda de rozamiento o rivalidades entre los dos líderes militares del Ejército Cubano.

El 1 de diciembre 1895 se reciben informes de que el General Suarez Valdez, avanzan sobre el campamento cubano. El General español tiene conocimiento que en la zona de la Reforma están Maximo Gómez y Antonio Maceo al frente de la Columna Invasora y resuelve atacar.

Es en este momento, cuando la imponderable mano del destino coloca al segundo teniente de caballería del ejército britanico, Winston Churcill con 20 años de edad, que llegará a ser el más importante inglés que recoge la historia de este extraordinario pueblo, cabalgando junto a su compañero de armas Reginald Barner, con las fuerzas de Suarez Valdez al encuentro de la Columna Invasora.

Para ilustrar la presencia de Churchill en Cuba, hemos seleccionado algunos párrafos del historiador español Manuel Roman Compon: “Churchill con el Ejército español en Cuba”. El insigne estadista inglés describe el ataque de la infantería española :”La táctica era sencilla, dos compañías se adelantaron sobre cada uno de los flancos y se desplegaron. De repente una serie de nubecillas ascendieron de la lejana loma, seguidas de inmediato por el repiqueteo de los disparos enemigos.

El general avanzó hasta que la cresta coronada de humo.. Los españoles se mostraban ardorosos y tuvimos que echar mano de todo nuestro pundonor para salvar las apariencias.La persecución era imposible en aquella jungla impenetrable. La columna, a la que solo le quedaban raciones para un día, se retiró a Jicotea. “Satisfecho con el honor español y nuestra propia curiosidad, la columna regresó a su campamento y nosotros a Inglaterra”.

Churchill sentirá apasionadamente toda su vida un profundo orgullo por la Historia de Inglaterra y no olvido lo que vio en Cuba donde recibió su bautizo de fuego y la imagen de un ejército valeroso y pobre que liquidaba los últimos restos del imperio español en una lenta y desgarradora decadencia.

Y así escribe: “No veíamos cómo los españoles podían ganar la guerra. Imaginad lo que costaba enviar una columna de cuatro mil hombres durante días y días por aquella jungla húmeda, interminable.. En aquellas selvas y en aquellas montañas habían bandas de hombres armados sobre todo del terrible machete; hombres para quienes la guerra solo significaba pobreza, riesgos y penalidades… cosas que no temían. Y los españoles se movían como los convoyes de Napoleón en la Península, legua tras legua, día tras día, en un mundo de inasibles enemigos, que acá y allá, los diezmaban mediante ataques feroces (19).… ¿Podría la empobrecida España desangrar su economía en una larga guerra? Ciertamente no.“(20)

EL EJÉRCITO ESPAÑOL ASUME LA CONTRAOFENSIVA

El día 9 de diciembre  las fuerzas insurrectas tirotearon el poblado de Fomento, notorio en la región por sus tendencias pro-españolas, a las pocas horas, la columna sufrió el rigor de repetidas emboscadas. En todo este trayecto, los españoles colocaron sus tiradores en espesos bosques y fue preciso cargar repetidas veces con la caballería para franquear el paso de la impedimenta y los suministros.

Los días 11,12, y 13 se libran sangrientos combates con cuatro columnas combinadas, la del general Jose Oliver y los coroneles Manrique de Lara, Palanca y Zubeldia. Nuevamente con Gómez a vanguardia y Maceo en disputadas acciones de retaguardia logran salvar los tres días y tres noches de intensa y tenaz persecución en la que Maceo volvió a hacer gala de su enorme talento táctico, escalonando cargas limitadas de caballería con destacamentos escogidos de tiradores, que llegaron a establecer una verdadera “defensa en profundidad”.

LA  DECISIVA BATALLA DE MAL TIEMPO

El 14 de diciembre la Columna Invasora penetran en  la rica región de Cienfuegos, emporio de la industria azucarera en la provincia de Las Villas, Por su parte, el general Oliver, que con verdadero tesón ha sostenido la persecución de Gómez y Maceo, informa a Martínez Campos que los insurrectos habían sido obligados a refugiarse en los montes de la Siguanea(24).Sin embargo los mambises entraron en la comarca de Cienfuegos por Barajagua, que puede considerarse el límite que alcanzó  la insurrección en la Guerra de los Diez Años, cuando Máximo Gómez intentó invadir el Occidente de la isla. (25)

Martínez Campos, urgido de aniquilar la Columna invasora, que continuaba su avance sobre el occidente de la isla, concentró 10 mil hombres en la zona de Cienfuegos, apoyados sobre las líneas ferroviarias que servían los numerosos ingenios azucareros de la región. Las tropas españolas fueron distribuidas en numerosos batallones ligeros(26) que se apoyaban entre sí; encadenando un sistema defensivo que inevitablemente llevaría al enfrentamiento con la columna invasora.

A primeras horas de la mañana del día 15, los jefes mambises tuvieron noticias de que fuerzas españolas les cerraban el paso en el camino de Mal Tiempo. Este perímetro defensivo lo componían cuatro compañías del batallón de Canarias, dos compañías del batallón de  Bailén y un escuadrón de Treviño, al mando del teniente coronel Narciso Rich; unos seiscientos (600) hombres(27).

Al acercarse los exploradores cubanos a la línea española comienza la batalla de Mal Tiempo. Maceo consciente del peligro de ser cercados no vacila. El momento es de máximo coraje. El Titán de Bronce con su machete en mano, se sitúa al frente de sus fuerzas de caballería y con voz firme ordenó a su corneta tocar a degüello. Era preciso destruir el perímetro defensivo de los batallones del coronel Narciso Rich y romper el cerco.

Máximo Gomez  respondiendo al llamado de las cornetas que tocan “ al degüello” se precipita sobre los cuadros españoles a la cabeza de su escolta camagüeyana y tres escuadrones de veteranos orientales.Los jinetes mambises avanzan por la llanura. Toques de cornetas, banderas al viento, machetes en alto, gritos de “Cuba Libre” y en pocos minutos el campo de Mal Tiempo se llena con el ruido atronador de una carga frontal. La Columna Invasora en pleno, se lanzó con una furia incontenible sobre los cuadros del coronel Rich.

«Firme aún la infantería española, rodilla en tierra la mayor parte, trata de resistir con fuego de sus fusiles y las bayonetas; pero nadie se para”. Al grito de ¡Al machete! los orientales  abren brecha sin piedad durante quince minutos. No dura más el drama… Por los flancos la carnicería ha sido tremenda. Gómez, brioso y enardecido, como en Palo Seco, ha roto el más fuerte núcleo de los españoles siendo el primero en abrir boquete.” (29)

La derrota del Coronel Rich es total. Los españoles han sufrido 300 bajas, entre muertos y heridos, se han recogido 150 fusiles Máuseres, 60 Remington, 6 cajas de municiones, las acémilas, numerosos caballos de oficiales, el botiquín, el archivo y la bandera del batallón de Canarias. Los cubanos sufrieron en Mal Tiempo 6 muertos y 23 heridos.(31)

Sobre Mal Tiempo escribirá el General Piedra, “He de declarar en honor del ejército español, que ni antes, ni después, en el curso de la campaña, vi a sus soldados perder la moral y desorganizarse” (30). Reorganizada la columna, Maceo continúa la marcha quedando Gómez con Serafin Sánchez protegiendo la retaguardia mambisa.

Mal Tiempo fue el combate más trascendental de la invasión, no solo por la victoria militar que representó, sino por sus consecuencias estratégicas y tácticas.

Rompió el peligroso cerco que amenazaba copar la columna invasora desde el 11 de diciembre.

Matanzas, con su rica industria azucarera, quedó a merced de la tea incendiaria de la Columna Invasora.

En España, se intensificaron las críticas contra Martínez Campos, apresurando el proceso de desmoralización militar que hizo crisis con la renuncia del Capitán General.

El ejército español extendió a las provincias occidentales el uso de poderosas formaciones de infantería abandonando el empleo de columnas ligeras, más móviles pero vulnerables a los ataques de las fuerzas mambisas.

Aumentó la moral y credibilidad del Ejército Libertador.

Después de Mal Tiempo, y con el refuerzo de un contingente de jinetes de Las Villas que trajo el general Juan Bruno Zayas, la Columna Invasora penetró el 20 de diciembre en Matanzas, donde Martínez Campos, al frente de 35,000 hombres (32) hacía planes para detener el avance insurrecto.

COLISEO

En las inmediaciones de Colón, Gómez y Maceo quedaron accidentalmente separados. Maceo, con el grueso de la columna, avanzó más al norte que Gómez. Esta maniobra fortuita, confundió aún más al Estado Mayor español que trataba desesperadamente de descifrar los planes mambises. Los caudillos del ejército libertador se reunieron a las pocas horas, habiendo señalado por donde avanzaban con dos columnas de fuego que devoraban los cañaverales (33).

Martínez Campos, apremiado de aniquilar esta creciente amenaza a la economía de Cuba, salió personalmente al frente de una fuerza de 2,500 hombres,(34), a enfrentar a Gómez y Maceo, dándoles alcance en los momentos que los mambises abandonaron el poblado de Coliseo. El combate fue muy breve.  La columna invasora se le fue de entre las manos viéndose obligado Martínez Campos  a reconocer la presencia de las fuerzas insurrectas en la provincia de Matanzas.

La víspera de “Nochebuena” Campos se trasladó a la capital, en medio de un intenso vértigo de rumores derrotistas. El 25 cablegrafía a Madrid, “considerándolo conveniente para dirigir por ahora las operaciones acabo de llegar a La Habana”. En esta época, Martínez Campos era ya un militar sin voluntad de vencer o quizás con su fino sentido político, tan poco usual entre los de su clase, había discernido la realidad de que Cuba más tarde o más temprano se perdía para España.

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