Por Gordon G. Chang

GATESTONE

 

Ya están los resultados. Los votantes de Taiwán hicieron frente a China y su discurso bélico de las últimas semanas.

El vicepresidente Lai Ching-te, del Partido Democrático Progresista, ganó la presidencia en una carrera a tres bandas el sábado con el 40,1% de los votos. Hsiao Bi-khim, hace poco representante de Taipei en Washington, fue elegida vicepresidente. El alcalde de la ciudad de Nuevo Taipei, Hou Yu-ih, del opositor Kuomintang, recibió el 33,5%. Ko Wen-je, del nuevo Partido Popular de Taiwán, quedó en tercer lugar con el 26,5%.

La elección fue histórica. Por primera vez desde 1996, cuando la república insular celebró sus primeros comicios presidenciales, un partido ganó un tercer mandato presidencial consecutivo. Hasta ahora, el DPP, como se conoce al partido gobernante, y el Kuomintang -o KMT- se intercambiaban la presidencia cada ocho años.

La campaña de Lai languidecía hace unas semanas, cuando los votantes expresaban insatisfacción con la gobernanza del DPP en cuestiones del día a día. Entonces Beijing decidió intervenir, calificando al vicepresidente de "separatista " y "destructor de la paz". Como resultado, los votantes étnicos taiwaneses comenzaron a centrarse en su origen étnico y en la amenaza de China.

El verde DPP representa a quienes se consideran taiwaneses. Más del 60% de los 23,5 millones de habitantes de la isla se identifica como "sólo taiwanés" -algunas encuestas muestran más del 80%-, mientras que menos del 5% dice ser "sólo chino". El azul Kuomintang de Hou huyó de China a Taiwán al perder la guerra civil en 1949. Es visto como el partido de la etnia china en la isla. Muchos todavía los consideran invasores, especialmente después del brutal Terror Blanco del Kuomintang, una campaña de cuatro décadas emprendida contra la población local (taiwanesa).

Beijing proclama que Taiwán es una parte inalienable de la República Popular China y ahora favorece al KMT porque, en la práctica, la anexión pacífica de la isla sólo es posible cuando el pueblo taiwanés cree que comparte una herencia común con los continentales.

Las palabras belicosas de Beijing (un alto funcionario chino declaró este mes que los comicios de Taiwán eran una elección entre "la guerra y la paz") sólo recordaron al electorado que el partido gobernante estaba en mejores condiciones de mantener la existencia separada de Taiwán, a pesar del descontento con algunos resultados de su gestión. Los taiwaneses no quieren ser gobernados por el régimen chino, especialmente después de ver cómo, en los últimos cuatro años, Beijing asfixió a Hong Kong.

El margen obtenido por Lai el sábado supera al pronosticado por las encuestas publicadas justo antes de la veda electoral. El flamante presidente electo puede agradecer a Ma Ying-jeou, del KMT, por ayudarlo a crecer su escasa ventaja durante los días previos a la votación. Durante una entrevista con Deutsche Welle el 10 de enero, el expresidente Ma esencialmente abogó por la capitulación ante Beijing y dijo al pueblo de Taiwán que podía confiar en Xi Jinping.

"El momento fue muy desafortunado para la campaña de Hou", dijo al Straits Times de Singapur Ma Chun-wei, de la Universidad Tamkang en la ciudad de Nuevo Taipei. "Si Ma hubiera dicho lo que dijo hace dos meses, la gente ya lo habría dejado pasar. Pero decir estas cosas sólo unos días antes de las elecciones probablemente le costará votos cruciales al partido". Ma Ying-jeou, presidente de 2008 a 2016, sin duda sumó puntos con el 1,6% de los votantes que quieren una unificación inmediata con China, pero, ciertamente, con nadie más.

El exmandatario, que había estado haciendo campaña por Hou, no fue invitado al evento de campaña más importante del KMT: un mitin celebrado el día antes de las elecciones en la ciudad de Nuevo Taipei. Hou, al no incluir a Ma, intentaba asegurar a los votantes que no iba a vender Taiwán a China. Su mensaje a lo largo de la campaña fue que era el más capacitado para manejar al Partido Comunista de China y proteger la democracia de la isla.

Desafortunadamente para el KMT, tenía que atraer tanto a los chinos en Taiwán, su base de apoyos, como a los taiwaneses nativos, que están empezando a dominar la política y tienen aspiraciones diferentes a las de los primeros.

Xi Jinping debe estar furioso. En su mensaje de año nuevo, señaló que pronto anexará Taiwán. "China seguramente será reunificada, y los chinos en ambos lados del estrecho de Taiwán deben estar unidos por un sentimiento común de propósito y deben compartir la gloria del rejuvenecimiento de la nación china", declaró el líder en un párrafo que parece adelantar lo que sucederá este 2024.

China se ha excedido. "Creo que la gente aquí está acostumbrada a las interminables amenazas chinas", dijo a Gatestone Bob Yang, profesor jubilado y ex presidente de la ONG pro-Taiwán Formosan Association for Public Affairs. "Parece que se las toman con clama". Como dice Yang desde Taiwán, donde ha estado haciendo campaña para el DPP, las intimidaciones chinas están perdiendo efectividad.

Las personas libres que viven a poco más de cien millas de la amenaza de China no se han dejado intimidar. Los taiwaneses escucharon las advertencias de Xi Jinping, se volvieron aún más desafiantes y, por medio de su voto, le bajaron los humos.

Los habitantes de la pequeña isla de Taiwán demostraron que no temen a la gran China. Son una inspiración para la gente libre de todo el mundo.

https://es.gatestoneinstitute.org/20412/votantes-taiwan-bajaron-humos-xi