Por Bassam Tawil
GATESTONE
Como parte de un plan estadounidense para "revitalizar" la Autoridad Palestina (AP), a finales de marzo se anunció un nuevo Gobierno encabezado por el primer ministro Mohammad Mustafa. Si bien la Administración americana no ha aclarado qué quiere decir con "revitalización", sólo se puede suponer que se refiere a la necesidad de implementar reformas financieras y administrativas en todas las instituciones de la AP y ver el surgimiento de nuevos líderes en Ramala que trabajen para mejorar las condiciones de vida de su pueblo y prepararlo para la paz con Israel.
Sin embargo, es poco probable que el nuevo equipo de gobierno logre alguno de esos objetivos: no parece en absoluto diferente de los anteriores, especialmente en lo que respecta a la lucha contra la corrupción y la incitación a la violencia contra el Estado judío.
Al igual que su predecesor, Mohamed Shtayyeh, el nuevo primer ministro, Mustafa, es un histórico partidario del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas. Desde 2005 y hasta hace poco, Mustafa se desempeñó como asesor económico de Abbas. Entre 2013 y 2014, fue viceprimer ministro de la AP y ministro de Economía Nacional. Mustafa también ofició de presidente del Fondo Palestino de Inversiones, una compañía de inversión independiente establecida en 2003 con el objetivo de fortalecer la economía palestina. Como tal, es difícil decir que Mustafa represente un nuevo liderazgo en la Autoridad Palestina. Pertenece en gran medida a la vieja guardia de los dirigentes palestinos, considerados por muchos palestinos como incompetentes y corruptos.
Aunque el flamante primer ministro ocupó varios puestos económicos clave, es difícil argumentar que durante sus mandatos logró mejorar la economía del territorio. Según el Banco Mundial, el déficit presupuestario de la Autoridad Palestina en 2021 fue de 1.260 millones de dólares, con un déficit de financiación de 940 millones de dólares (es decir, el déficit menos las donaciones de ayuda internacional). Esta brecha es atribuible a cuatro factores principales: un sector público hinchado e ineficiente, una caída masiva de la ayuda presupuestaria, una mala recaudación de ingresos internos y la retención de ingresos por parte de Israel como respuesta a la política de la administración palestina de pagar a los terroristas que asesinan o hieren judíos.
Una encuesta de opinión publicada por el Palestinian Center for Policy and Survey Research en septiembre de 2023 encontró que el 87% de los palestinos cree que todavía existe corrupción en las instituciones de la Autoridad Palestina. AMAN, una ONG palestina que busca promover la integridad institucional, la transparencia y la rendición de cuentas en la sociedad palestina, asegura que el 63% de los palestinos cree que el nivel de corrupción ha aumentado. Las formas más comunes: favoritismo y nepotismo, malversación de fondos públicos, abuso de confianza, abuso de poder, soborno y blanqueo de dinero.
La actual crisis económica y las sospechas de corrupción entre sus gobernados muestra que Mustafa no hizo un trabajo particularmente destacable como asesor económico o como ministro de economía nacional. ¿Por qué, entonces, debería alguien suponer que logrará mejorar la situación como primer ministro? No pudo lograr cambios en el pasado porque estaba subordinado a Abbas y su círculo íntimo, quienes conservan la última palabra en asuntos políticos, económicos y de seguridad. Abbas y sus colaboradores más cercanos, que desde hace mucho tiempo tienen vía libre para realizar cambios en la Autoridad Palestina, sustanciales o no, tampoco parecen interesados en hacerlo. Más bien parecen encontrarse bastante cómodos con su estructura actual: sin elecciones, sin transparencia y sin rendición de cuentas.
El presidente y los suyos tratan a la AP como un feudo. Cualquiera que se atreva a desafiarlos o hablar en contra de la falta de democracia o exigir el fin de la corrupción es castigado con la pérdida de su trabajo o la expulsión de los principales órganos palestinos de toma de decisiones, como el Comité Ejecutivo de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y el Comité Central de Fatah. Sin duda, Mustafa es consciente de que probablemente correría la misma suerte si se atreviera a desafiar el mando autocrático de Abbas y su control exclusivo de las finanzas. Mustafa no enfrentó a Abbas en el pasado y es poco probable que lo haga ahora que su jefe lo nombró primer ministro.
También hay buenas razones para creer que el nuevo primer ministro y los ministros de su gabinete no van a detener la incitación masiva a la violencia contra Israel y la demonización de los judíos.
En su primer discurso en la reunión del gabinete en Ramala, la capital de facto de los palestinos, Mustafa repitió los libelos de su predecesor al acusar a Israel de llevar a cabo un "genocidio" y "ejecuciones extrajudiciales". Se refería a la guerra en la Franja de Gaza, que estalló después de que miles de terroristas de Hamás invadieran Israel el 7 de octubre de 2023, matando a 1.200 israelíes y secuestrando a más de 240, la mitad de los cuales todavía están rehenes dentro del enclave costero. Tampoco consideró apropiado condenar al grupo terrorista por iniciar la guerra y así provocar una catástrofe para los gazatíes.
El 31 de marzo surgió más evidencia de que el nuevo Gobierno "revitalizado" de la Autoridad Palestina no se dirige hacia la paz con Israel, cuando Palestina Media Watch (PMW) reveló declaraciones incendiarias hechas por dos de los ministros recién nombrados.
Según el informe del PMW, Muna al-Khalili, la nueva Ministra de Asuntos de la Mujer de la Autoridad Palestina, es una abierta partidaria del terrorismo y ha glorificado públicamente el asesinato de 37 civiles israelíes, entre otras efusiones. Como presidenta de la Unión General de Mujeres Palestinas de la OLP, al-Khalili habló en un evento en honor a Dalal Mughrabi, quien dirigió el ataque terrorista más asesino en la historia de Israel antes del 7 de octubre de 2023. El 11 de marzo de 1978, Mughrabi lideró un equipo de terroristas de la OLP que secuestraron un autobús civil y asesinaron a 37 civiles, entre ellos 12 niños y, en otra ocasión, a la fotógrafa estadounidense Gail Rubin. En su discurso, al-Khalili elogió el ataque terrorista como una "operación de resistencia de calidad" y dijo que Mughrabi "demostró que las mujeres palestinas son capaces de llevar a cabo las misiones más difíciles".
Apenas 10 días después de las atrocidades del 7 de octubre, la Unión General de Mujeres Palestinas, que encabeza al-Khalili, celebró una vigilia pidiendo la liberación de los terroristas apresados. Al-Khalil honró a los asesinos palestinos convictos como "prisioneros heroicos". Al-Khalili estaba sentada justo detrás de cuatro carteles que mostraban nombres y fotografías de asesinos terroristas encarcelados en Israel por ataques terroristas pasados, cada uno con el texto: "Libertad para el heroico prisionero".
El nuevo gobierno "revitalizado" también incluye al líder religioso Muhammad Mustafa Najem, que fue nombrado ministro de Asuntos Religiosos. Palestina Media Watch reveló que Najem había llamado abiertamente a realizar ataques terroristas en un sermón en la televisión oficial de la AP: "Oh servidores de Alá, sed aquellos a través de los cuales Alá afligirá a los judíos con el peor tormento". Najem pasó a demonizar a los judíos con un antisemitismo tóxico, diciendo que se "caracterizan por la vanidad, el orgullo, la arrogancia, los disturbios, la deslealtad y la traición" y que "Alá los convirtió en simios y cerdos".
PMW instó a Israel y Estados Unidos a exigir que Najem, al-Khalili y cualquier otro partidario del terrorismo en el nuevo gobierno sea reemplazado inmediatamente, y agregó:
"Si el anterior Gobierno de la AP que apoyaba el terrorismo es reemplazado por un nuevo Gobierno que apoya el terrorismo, la AP se está burlando de la demanda estadounidense de 'revitalización'."
Queda por ver si la Administración Biden actúa en base a esta información o si, en cambio, prefiere pretender que Abbas tomó medidas reales para "revitalizar" la Autoridad Palestina.