Por Beatriz Rangel
El Fiscal General de Venezuela Tarek William Saab no deja de sorprender al mundo con sus hallazgos. Luego de encontrar a Maria Corina Machado culpable de sedición y traición a la patria ahora anuncia que ha logrado arrestar al exvicepresidente y Zar Petrolero del régimen Tarek El Aissami.
El Aissami renuncio hace un poco más de un año para desaparecer de la faz de la tierra. Ahora aparece súbitamente esposado y rodeado de agentes de seguridad. Claramente no estaba en escondite alguno porque esta afeitado, con la cabellera limpia y el rostro sereno.
Y aun cuando la redención es posible aun en los seres mas torcidos no pensamos que el Fiscal General o el régimen de Venezuela hayan encontrado su epifanía y, por ende, estén tomando medidas para poner coto a la rampante corrupción que practican con gusto por casi tres decenios. De allí que sea menester escudriñar la situación de la dolida Venezuela para formarse un criterio de lo que realmente ocurre.
Para comenzar está claro que las sanciones iniciadas por la administración Obama y profundizadas por la Administración Trump han logrado reducir el tamaño del botín Bolivariano en un 70%. Así la situación del régimen ha pasado de comprometida a precaria. Porque la organización del estado venezolano hoy se asemeja a la de cualquier pandilla delictual en el mundo. Se permite que los miembros de la estructura administrativa cometan ilícitos para cubrir sus sueldos y el funcionamiento del estado gracias a una política económica que destruyo la creación de riqueza en el país. Comoquiera que no hay mucho que administrar la tajada del león se la lleva dentro del esquema de participación en ilícitos los encargados del aparato represivo. Pero si la actividad económica se encoge cada día es más difícil financiar este elemento fundamental para el sostenimiento del régimen. Cuando el mecanismo represivo pierde fuerza el régimen se debilita y comienzan las querellas internas. Estas solo tienen dos desenlaces. El mas probable es luchas internas por el poder donde se defenestra a los menos hábiles o más distraídos y se toman sus posesiones. Esto aplaca los ánimos por un tiempo. El segundo es una implosión popular que termine mandando a medio mundo a la guillotina como ocurrió en Francia en 1789.
Pero para el régimen también es fundamental ganar tiempo y crear situaciones que distraigan al mundo de la farsa electoral que está montando y sus resultados. La detención y juicio de El Aissami crean suficiente circo como para ocupar a toda la prensa internacional del asunto y que deje de indagar sobre las razones que impiden que la doctora Corina Yoris hay podido inscribir su candidatura.
Y finalmente, pero no menos importante, está el contexto geopolítico internacional A lo largo de la duración del régimen que oprime a Venezuela dos actores extracontinentales han ganado poder político. Estos son Rusia e Irán. El Aissami es una ficha muy valiosa para Irán porque ha facilitado sus operaciones en América Latina. De allí que probablemente Irán hay intervenido para la liberación de El Aissami quien claramente estaba en Venezuela muy probablemente detenido.
De cara al mundo el régimen puede decir que está castigando a sus corruptos e intentar lavarse el rostro en los organismos multilaterales y hacer olvidar el molesto juicio que los lideres del régimen enfrentan en la Corte Penal Internacional.
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