Hector Julio Cedeño Negrin

Periodista Libre de Cuba.

La Habana, lunes 4 de septiembre de 2023

 

La dictadura castrista, hace años que se derrumbó, pero aún se mantiene entre los escombros. Como las cucarachas, las ratas y los gusanos entre la podredumbre y la inmundicia.

Allí la vemos, la podemos sentir. La notamos en el asco que experimentamos y en la pestilencia que producen las cosas muertas o en plena descomposición.

En el hedor nauseabundo de lo podrido. Eso es lo que queda de la flamante revolución de Fidel y de Raúl Castro, hoy asquerosa, putrefacta y repulsiva.

Así también está La Habana, entre asqueante y pestilente, incluso en los alrededores del Capitolio Nacional. Aquí, en plena Calle Monte, muy cerca del emblemático edificio y frente al Parque de la Fraternidad Americana. El viento hace volar cientos de papeles por el aire, como las hojas muertas, caídas en el otoño. Se suman a ellos las jabas desechables.

Trozos de nailons, envolturas diversas, envases de diferentes colores. Encontramos además las latas rodantes, pomos plásticos y de vidrio y otros trastes. En fin todo lo que desecha la gente en la vía pública. Además, tiran las bolsas de basura y hasta las que contienen excremento, de las personas que no poseen servicio sanitario, en las mismas aceras por donde transita la gente.

Algunos porque no se molestan en llegar a los depósitos de basura, otros porque los bidones no están en el lugar adecuado y otros, porque se encuentran totalmente desbordados. Los barrenderos, que a veces recogían esas bolsas de basura, ya no quieren trabajar. El caso es que no les pagan, ni lo suficiente ni lo necesario para comer y mantenerse.

Luego las jabas llenas de su maloliente contenido, son deshechas por perros, gatos, por locos y por otros no tan locos, que pululan hambrientos por las calles de La Habana, buscando algo que comer. El contenido queda esparcido y a merced de los transeúntes, que lo pisan y tropiezan con ellas y luego provoca resbalones y caídas. Cuando las jabas llegan a las calles, los vehículos se encargan de aplastarlas, triturarlas y pulverizarlas, diseminándose todo por el asfalto.

Así contribuyen a esparcir la costra de suciedad que permanece en las vías. A veces se suman a ésta costra, animales que fueron muertos al cruzar la calle y que nunca fueron recogidos. Es todo un proceso físico químico y mecánico, que cuando llegan las lluvias, contribuye a la proliferación de la inmundicia, que obstruye los tragantes y también provoca inundaciones. Ya los barrios insalubres no están como en otra época, en la periferia de la ciudad. Ya son parte intrínseca de la Capital de "Todos los cubanos".

Las cloacas obstruidas, vierten directamente en las aceras y las aguas albañales corren calle abajo o hasta el vertedero pluvial que las acepte, porque algunos les dicen; "sigue hasta la otra esquina, que ya estoy tupido".

Me decía un amigo, ya fallecido y que pasaba largos períodos fuera de la isla; "apenas llego al aeropuerto, Ciento la pestilencia y el olor a basura característico de La Habana. Ese mal olor que se siente en Cuba, por todas partes". Estas jabas de basura, no son nada comparado con los basurales de media cuadra, que proliferan por toda la ciudad y que se han convertido en los muladares del barrio.

Ni la dotación de camiones, donados por Japón para la recogida de basura y escombros, da abasto para eliminar los vertederos. Esta dotación alcanza más de doscientos camiones, de recogida y de volteo, sumando además los vehículos ya existentes. Según la Gobernadora de La Habana, son alrededor de cuatrocientos camiones, de los que están funcionando ciento setenta y cinco o sea que trabaja menos del cuarenta y cinco por ciento de los vehículos.

Decía hace algún tiempo, que los basurales diseminados por toda la Ciudad de la Habana, eran como una protesta de la población habanera contra la dictadura castrista, aún lo creo así. Días atrás estuve en la Embajada de los Estados Unidos, allí en el malecón habanero. También la decrepitud se nota en este lugar. Rodeado permanentemente de esbirros de la dictadura, como ninguna otra sede diplomática. Parece que llegó hasta allí la decadencia y que la propia embajada está como en desmantelamiento o extinción.

Un empleado cubano, pero de la parte norteamericana, amigo mío desde hace tiempo, me dijo; "me voy de la embajada, ya no aguanto más". ¿Para dónde? Le pregunté; "para los Estados Unidos, tengo un hijo que me está reclamando. Esto aquí, no sirve ni vale la pena". Son empleados que ganan cerca de mil dólares mensuales, eso en Cuba es una millonada. Sobre todo ahora con el dólar en alza, que ya pasa los doscientos cincuenta por peso. Qué dejaremos para los demás.

Y digo yo; pensarán dejarnos solos a los que no queremos emigrar. Solos con los execrables tiranos que han hundido a este país y que hoy se empeñan en mantener una tiranía en plena descomposición. Parece que todos quisieran marcharse de ésta, la que fuera una isla paradisíaca, codiciada por miles de turistas, artistas e inmigrantes, de todas las latitudes.

Y que hoy, no es más que una "fallida y aberrante república bananera", pero con el plátano carísimo, a más de cincuenta pesos, cuando en mi niñez costaba un centavo y hasta menos. Andrés Lopez; el gran hablador de "heces", conocido popularmente como AMLO, le sugirió a Diaz-Candil, el de los apagones cubanos; "estimula la emigración, porque luego vendrán por miles de millones, las remesas familiares como llegan hoy a México".

Lo que no le dijo el gran hablador al administrador de la dictadura, es que la mayor parte de los "dólares" que allí se reciben, son producto de la droga que envía México a los Estados Unidos. Claro, con la anuencia de los gobernantes mexicanos y no ciertamente por que las envíen los familiares en remesas, que también las envían, claro.

Lo que no recuerda el  "izquierdoso" mejicano, defensor de la dictadura, es que Cuba ya estuvo involucrada en la trama de la droga. Cuando desde los guardacostas cubanos se trasegaba toneladas de cocaína. Transbordando en alta mar a las lanchas rápidas estadounidenses y enviándolas hacia territorio de los Estados Unidos.

Y eso no fue cuando el Departamento (MC) Moneda Convertible de Tony de la Guardia, ni cuando le tendieron la trampa a Arnaldo Ochoa Sanchez no, fue mucho antes. Fue cuando el Almirante Aldo Santamaría Cuadrado, dirigía la Marina de Guerra, llamada también "Revolucionaria" y que se le debería agregar y; "Narcotraficante".

Esa droga también era de Fidel Castro y de Raúl claro está, los Jefes del "Cártel de La Habana". La droga se la compraban a los que antecedieron a Pablo Escobar Gaviria, en el negocio de la cocaína en los años setenta.

Los Estados Unidos pidieron inútilmente, la extradición del Almirante Aldo Santamaría, para juzgarlo en los Tribunales norteamericanos. Pero el hermano de Abel y de Haydee fue "sustituido" como jefe de la Marina de Guerra. Fidel lo escondió y lo protegió hasta su muerte.

Con lo que no cuentan los gobernantes cubanos es que una vez que emigren, familias completas, como lo están haciendo hoy, disminuirá el flujo de dinero enviado a Cuba. Los que integran los restos putrefactos de la tiranía castrista, intentan seguir viviendo, como parásitos de la sociedad. Como lo hicieron, de la Unión Soviética, de China, de Venezuela y también de la exportación de drogas a los Estados Unidos. Ahora quieren vivir, definitivamente, de las remesas familiares.

No obstante, la dictadura está en franca descomposición, eso se ve a simple vista, solo que todavía los tiranos se han podido mantener con las armas en la mano, pero tarde o temprano las perderán.

Posdata: El 4 de septiembre de 1933, luego de que Gerardo Machado abandonase el poder y que se estableciera un gobierno provisional encabezado por el espurio gobierno de Carlos Manuel de Céspedes y Quesada. Se produjo un golpe militar encabezado por el Sargento Fulgencio Batista y Zaldívar y apoyado por el Dr. Ramón Grau San Martín y el Directorio Estudiantil Universitario. Hoy se cumplen noventa años de aquel acontecimiento.