por Majid Rafizadeh  

Gatestone Institute

 

Turquía y la Unión Europea están en la misma onda cuando se trata de adoptar políticas de apaciguamiento hacia el régimen iraní. ¿Cómo les devuelven el favor los mulás que gobiernan Irán? Con asesinatos y complots terroristas.

Las autoridades turcas detuvieron recientemente al diplomático iraní Mohamed Reza Naderzadé, de 43 años, por su implicación en el asesinato del disidente Masud Molaví Vardanyaní, en noviembre de 2019. Se ha informado de que Naderzadé formaba parte del personal del consulado iraní en Estambul y de que había apañado documentos de viaje para Alí Esfandiari, que urdió el asesinato de Vardanyaní.

Según parece, Teherán puso en la mira a Vardanyaní por su campaña en las redes sociales para exponer la corrupción de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica y su cuerpo de élite, la Fuerza Quds, así como de la casta militar. Tras desempeñarse como agente de inteligencia, Vardanyaní desertó. "Acabaré con los comandantes de la mafia corrupta", escribió en las redes sociales. "Rezad por que no me maten antes".

No era la primera vez que el régimen iraní asesinaba a opositores en territorio turco. En 2017 Said Karimian, ejecutivo de televisión británico fundador de GEM TV, con 17 canales en lengua persa, fue asesinado en Estambul. Previamente había sido condenado in absentia en un tribunal iraní por difundir propaganda contra la República Islámica. Sus asesinos, que utilizaron pasaportes falsos, fueron detenidos en Serbia mientras viajaban a Irán. Una organización opositora, el Consejo Nacional de la Resistencia de Irán, manifestó que Karimian había sido asesinado por los CGRI por órdenes directas del Líder Supremo de la República Islámica, Alí Jamenei.

En Irán, las órdenes para perpetrar asesinatos en el extranjero vienen desde arriba. Un alto funcionario de la Administración Trump que no quiso revelar su identidad declaró a Reuters:

Teniendo en cuenta el historial iraní de asesinatos de disidentes y los métodos empleados en Turquía, el Gobierno de los Estados Unidos cree que el Ministerio de Inteligencia y Seguridad iraní estuvo directamente implicado en la muerte de Vardanyaní.

Por apaciguar a Teherán, Turquía tiene una laxa política de visados con respecto a Irán, lo que facilita los intentos de asesinato iraníes en su territorio; y es que permite a los agentes iraníes moverse con más facilidad entre Ankara y Teherán. Los ciudadanos iraníes están exentos de visado para visitas a Turquía de hasta 90 días.

Lo mismo cabe decir de la UE. Luego de que la UE empezara a buscar maneras de apaciguar a Irán, y de que en 2015 se levantaran las sanciones contra la República Islámica como consecuencia del acuerdo nuclear (que Irán jamás firmó), los asesinos y operativos terroristas iraníes incrementaron sus actividades en suelo europeo. Un diplomático iraní, Asadolá Asadí, fue llevado a juicio por su implicación directa en un ataque terrorista en Francia y condenado a 20 años de prisión. Los fiscales sostuvieron que en junio de 2018 entregó a sus cómplices 500 gramos del potente explosivo triperóxido de triacetona para que atentaran contra una manifestación de la oposición iraní en París. Si el complot no se hubiera descubierto en el último momento, el atentado podría haberse cobrado la vida de cientos de personas, dignatarios internacionales y europarlamentarios incluidos.

Otro individuo vinculado al régimen iraní, Mohamed Davudzadé Loloei, de 40 años, fue condenado a prisión en junio de 2020 por otro tribunal europeo –en este caso, danés– por su implicación en un intento de asesinato de uno o varios opositores iraníes. Según la Corte de Distrito de Roskilde, Loloei recopiló información sobre un disidente, del que por ahora se desconoce la identidad, y se la habría entregado a la inteligencia iraní, que planeaba asesinarlo. La información incluía fotos de su vivienda, calle y alrededores. "El tribunal halló que la información fue recopilada y entregada a alguien del servicio de inteligencia iraní, para sus planes de matar al exiliado", afirmó la propia corte.

Los distintos Gobiernos del mundo han de pedir responsabilidades al régimen iraní por su aventurerismo internacional y su condenable represión de la disidencia en Irán y en el extranjero. Deben adoptar una posición firme de expulsar a los diplomáticos y agentes de inteligencia como Asadí, que podrían tramar más ataques terroristas. Asimismo, deben considerar cerrar sus embajadas en Irán hasta que Teherán ponga fin a sus actividades terroristas.

https://es.gatestoneinstitute.org/17157/peligro-apaciguar-iran