Mamela Fiallo Flor
"No hay gloria para el odio" se llama el proyecto de ley presentado para evitar que Trump reciba honores presidenciales
La venganza del Partido Demócrata hacia Donald Trump trasciende la vida y la muerte. Luego de fallar dos veces en un juicio político contra él, pretenden negarle los honores conferidos a los exmandatarios al morir.
“No Glory for Hate Act (Ley: no hay gloria para el odio)”, se denomina al Proyecto de Ley 484 de la Cámara de Representantes que se presentó ante el Congreso. El documento reseña que no se permitiría que los fondos federales se utilicen para: «Crear o exhibir cualquier símbolo, monumento o estatua en conmemoración de cualquier expresidente que haya sido acusado dos veces por la Cámara de Representantes en la fecha de promulgación de esta ley o antes o que haya sido condenado por un delito estatal o federal relacionado con acciones tomadas en una capacidad oficial como presidente de Estados Unidos en terrenos públicos federales, incluida cualquier carretera, parque, metro, edificio federal, instalación militar, calle u otra propiedad federal».
Según el texto del proyecto de ley, que puede ver a continuación, “cualquier expresidente que haya sido acusado dos veces por la Cámara de Representantes” no podría ser enterrado en el Cementerio Nacional de Arlington, como es la tradición.
Solo el expresidente Donald Trump ha sido acusado dos veces por la Cámara. En ambas ocasiones fue absuelto en el Senado.
La representante demócrata por California Linda Sánchez se encargó de presentar el proyecto de ley. El documentó contó con el respaldo de otros 13 legisladores demócratas.
En un comunicado de la representante Sánchez dijo: «Durante años, Donald Trump derramó gasolina sobre las mentiras, fomentando el racismo y el odio, y luego encendió el fósforo el 6 de enero. Un presidente que ha sido acusado dos veces no se merece los honores otorgados a un expresidente. Nunca debemos glorificar el odio que Donald Trump personificó como presidente. Este proyecto de ley asegura que no hay gloria para el odio, ni un edificio, una estatua o incluso un banco de un parque».
El 6 de enero Trump hizo un llamado a la paz, a detener la violencia, a obedecer la ley y respetar a las fuerzas de seguridad, resaltó que su partido, el republicano, es el de la ley y el orden. Sin embargo, las redes sociales en lugar de permitir difundir ese mensaje, le negaron todo acceso al entonces presidente Trump. Posteriormente, fue expulsado de Twitter, Facebook, etc.
La narrativa del discurso de odio se impuso mediante la censura en ese momento. Ahora, el Partido Demócrata alega defender a los ciudadanos del odio, mientras legisla con base en la aversión que sienten contra Trump.
La “Ley de No Gloria al Odio” también prohibiría a Trump recibir una pensión federal valorada en 220.000 dólares al año, espacio de oficina y personal remunerado.
En vista que la Constitución Federal prohíbe cualquier castigo tras la condena en un juicio político además de la remoción y la descalificación, este proyecto de ley se percibe como una estrategia tendenciosa, además de inconstitucional.
No obstante, ya fue presentado ante el Subcomité de Desarrollo Económico, Edificios Públicos y Gestión de Emergencias el 4 de febrero y está disponible en la página oficial del Congreso.
Ante esta situación ha surgido el reclamo respecto a las prioridades de los demócratas en relación con los intereses de la nación. Esto se debe a que EE.UU. es el país con más casos de coronavirus y una paralización económica que ha producido casi 800.000 casos de desempleo, según detalla Infobae.
Sobre todo, contradice el discurso del ahora presidente Joe Biden, quien aclamó que es tiempo de unidad.
El proyecto de ley dice rechazar el odio. No obstante, parece que este es el sentimiento imperante para sepultar el legado del republicano, odio contra el expresidente Trump.
Dijo el padre fundador Thomas Jefferson: «Predigo la felicidad futura de los estadounidenses, si pueden evitar que el gobierno desperdicie el trabajo de la gente con el pretexto de cuidar de ellos».
Abocar recursos a profesar el odio contra un exmandatario mientras alegan proteger a los ciudadanos del odio, pareciera ser lo opuesto.
Director de Edición