Por: Rubén Darío Bustillos Rávago

 

Eran, aproximadamente, las 11:10 am del día 21 de diciembre de 1975, cuando Alá’a Hassan, un corpulento hombre de más de dos metros de estatura, quien fungía como guardaespaldas del ministro de petróleo de Kuwait,  agarró por detrás, el brazo de la pequeña terrorista alemana, Gabriele Krocher Tiedemann, alias “Nadia”, para tratar de desarmarla y es herido de un balazo en un brazo mientras forcejaban; sin embargo, continua en su afán de atraparla, cuando entra en escena Hans Klein, quien venía de demoler a tiros la central telefónica, que, al ver que su colega corría peligro, le disparó un tiro en la frente al gigante agresor, quien suelta a su víctima y camina lentamente, como un zombi, buscando la salida del edificio, pero se desploma muerto.

Minutos antes, Nadia había evitado la fuga del policía Albert Tichler, custodio de la recepción, a quien, tras la negativa de detenerse, le dispara por la espalda. El viejo gendarme moriría en el hospital.

Mientras; en el primer piso, el venezolano Ilich Ramírez Sánchez, alias “El Chacal”, junto a Anis-al-Naqqash, irrumpen en la sala de conferencias en donde los ministros delegados, junto a sus asesores, discutían acaloradamente la agenda del día, pero son enfrentados a tiros por el ministro kuwaití y un delegado. Tras un breve tiroteo, cae muerto el Capitán libio Yussef Izmirli, asistente del ministro de ese país. Disipado el humo causado por la balacera, se constató que un delegado Kuwaití, había resultado herido en un brazo.

En solo 20 minutos, “El Chacal” y su banda, integrada por solo 6 individuos, habían logrado el control absoluto de las Oficinas de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), con sede en Viena, secuestrando a los 13 ministros, delegados y sus asistentes, empleados locales y demás trabajadores, quienes, fueron concentrados en la Sala de Conferencias, conformando un grupo superior a las 100 personas.

Acto seguido, el Comando se ubicó en posición defensiva: Yussef se instaló en una esquina diagonal con la única entrada disponible del edificio, después de colocar una carga explosiva, en el fondo del Salón de Conferencias, lista para ser detonada eléctricamente; Klein y Joseph, toman posiciones defensivas a ambos lados de la entrada cubiertos por Nadia, quien mantiene contacto visual con la Sala de Conferencia.

A continúan, liberan al kuwaití herido en el brazo y a un traductor británico, quien portara las demandas de la banda terrorista.

Sin embargo, la policía austríaca considera que lo mejor es tomar la iniciativa y atacar. La puerta principal del edificio, se abre intempestivamente, y una ráfaga de subametralladora UZI, disparada por el Jefe del Grupo de Intervención Policial, dirigido hacia las posiciones ocupadas por Joseph y Klein, quien recibe una bala en el abdomen, pero, a su vez devuelve el fuego sobre el austríaco, a quien una bala se le aloja en una nalga. Joseph aprovecha la confusión para lanzar una granada hacia los atacantes la que, al explotar, desconcierta a los policías, quienes se baten en retirada junto a su jefe, quien saldrá tratando de simular la humillación causada por un hilo de sangre que le salía del trasero.

Una bella secretaria es liberada junto Tichler, el policía herido en la espalda, portando la amenaza de volar el edificio con todos los delegados si intentan volver a liberar a los secuestrados, junto con un largo comunicado que sería leído regularmente por todas las emisoras de Radio y TV.

El ministro nigeriano, medico de profesión, se ofrece para auscultar a Klein a quien le prescribe una inmediata hospitalización a causa de la grave hemorragia interna.

El caballeroso ministro argelino, Belaïd Abdessalám ayudara a Klein a bajar hasta la planta baja en donde habla con las autoridades austriacas, antes de volver, voluntariamente, a la Sala de Conferencias, en solidaridad con sus camaradas rehenes.

Las horas pasan mientras “El Chacal” disfruta la conversación con el Ministro de Petróleo venezolano, Dr. Juan Pablo Pérez Alfonso y sus dos  asesores que conforman la delegación venezolana.

“El Chacal” se entrevista con todos los ministros de petróleo y delegados mas importantes. La conversación con el representante saudí, jeque, Áhmed Zaki Yamani, es tensa porque se reconocen enemigos. Yamani trata sutilmente de negociar su libertad. El último entrevistado es Jamshid Amuzegar, ministro iraní del Interior, ex director de la SAVAK (policía secreta) y hombre de confianza del Shah Reza Pahlavi; muy nervioso, se acerca a “El Chacal” quien lo trata con desprecio, cuando el iraní trata de besarle la mano.

El canciller Kreisky exige una carta manuscrita de cada jefe de delegación para autorizar su salida “voluntaria” del país junto a los terroristas. Todos los ministros escriben, según las exigencias del canciller mientras el gobierno austriaco se prepara para cumplir las exigencias de los terroristas.

El 22 de Diciembre a las 7 am, un pequeño autobús con cortinas en las ventanas, se dirigía hacia el aeropuerto internacional, mientras en el Edificio de la OPEP quedan libres los empleados locales y funcionarios de todas las nacionalidades.

Un avión, con dos pilotos austriacos voluntarios, esperaba listo para despegar. A bordo se hallaba Hans Klein en una camilla con máscara de oxígeno y transfusión sanguínea, asistido por, el doctor Rawenduzy quien lo acompañara hasta Argel, donde Klein será desembarcado en estado comatoso. El presidente argelino, Houari Boumedienne, había ofrecido asilo político a los terroristas.

“El Chacal”, quien se cree con derecho de disponer sobre la vida de sus semejantes, había decidido la ejecución del ministro de petróleo saudí, Jeque Áhmed Zaki Yamani, y del ministro iraní del Interior Jamshid Amuzegar. Los condenados se salvan gracias a que los argelinos rehúsan darles asilo político, si los ejecutan en su territorio.

Mientras tanto, la tripulación con su carga “saltaría” entre aeropuertos “amigos” en donde liberaban algunos de sus rehenes.

Tres días y sus noches sin dormir, fueron suficientes para que los pilotos, no pudieran seguir volando. Era el fin de la aventura. Los terroristas dejaron a bordo al resto de los “secuestrados” y en el terminal argelino entregaron sus armas.

Aun cuando la idea iniciar fue del dictador libio, Muhammad al-Gaddafi, el palestino Yasser Arafat, jefe del grupo terrorista Hamas, aportó 1 millón de dólares para financiar la operación. El príncipe saudita Mohammad Bin Fahd, pagó 50 millones de dólares solicitados por los terroristas, supuestamente para la causa palestina. Sin embargo, años después, los propios cómplices acusan a “El Chacal” de haberse quedado con el dinero del rescate. El terrorista alemán, Hans Klein, se repone de su grave herida en Argelia y hoy vive retirado en Normandía, Francia. Gabriele Krocher Tiedemann, alias “Nadia”, muere de cáncer en Alemania, a los 44 años de edad. Ilich Ramírez Sánchez, alias “El Chacal”, cumple 3 cadenas perpetuas en una prisión de Paris, Francia. Venezuela, 11 de noviembre de 2020. rdbustillos@gmail,com, @rdbustillos.

"Una nación que olvida su pasado, no tiene futuro" 

Sir Winston Churchill

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