Por Roderick Navarro

PANAMPOST

 

No olvidemos que paralelamente asfixian a la clase media con fuertes medidas que debilitan a la economía y dan pasos para el control de los medios de producción en la sociedad.

El asesinato del candidato presidencial ecuatoriano, Fernando Villavicencio, ha sido la más extremista expresión de la izquierda revolucionaria desde el intento de asesinato del brasileño Jair Bolsonaro en 2018. Con esta acción terrorista, se busca intimidar a las fuerzas políticas democráticas de la región que se enfrentan abiertamente al narcotráfico y a la corrupción como las nuevas formas de institución que promueven los miembros del Foro de São Paulo.

PERO ¿POR QUÉ LO HACEN?

Los revolucionarios necesitan tener el poder absoluto y esto lo consiguen sustituyendo el sistema político democrático de pluralidad de partidos por un sistema de partido único. Para ello, realizan acciones que judicializan, criminalizan y limitan la agencia de los partidos políticos opositores. Esto lo hacen gradualmente desde cualquiera de los tres poderes públicos, por lo que consiguen institucionalizar la hegemonía de un partido político frente a los otros.

La narrativa que justifica todas estas acciones se basa en la venganza. En Venezuela recordamos cómo Delcy Rodríguez reconoció que la revolución bolivariana era una venganza personal. En Brasil, Lula ha manifestado en varias oportunidades que haría pagar a todos los que lo llevaron a la cárcel. En Ecuador, Correa dice que su venganza será contundente. Y no podemos obviar la narrativa de venganza que Evo Morales ha promovido durante décadas basado en el indigenismo. Este discurso político es un disparo directo al corazón de lo que se conoce como el Imperio de la Ley, ya que estos actores no creen en el concepto republicano de la justicia sino en el concepto revolucionario de la misma, en otras palabras, es el tribunal de la historia lo que ellos traen consigo para aplicar la justicia revolucionaria, olvídense aquí de lo que conocemos como el debido proceso.

Al mismo tiempo tenemos que tener en cuenta el narcotráfico como la fuente principal de financiamiento de estos agentes revolucionarios. En este sentido, primero han hecho un esfuerzo impresionante para blanquear las actividades de las FARC y el ELN otorgándoles ostentosos privilegios en Colombia y Venezuela, y en segundo lugar, han posicionado la narrativa de la legalización de las drogas en los países que gobiernan. El más atrevido de todos ha sido Gustavo Petro, presidente de Colombia, que ha dicho que la violencia acabaría en Colombia si se legaliza la cocaína. Para esto, propone que se legalicen los cultivos, se cobren impuestos, se acaben las fumigaciones aéreas y que se cambie la percepción sobre el consumo, es decir, que no se ataque sino que se trate.

No olvidemos que paralelamente asfixian a la clase media con fuertes medidas que debilitan a la economía y dan pasos para el control de los medios de producción en la sociedad, reemplazando en el mediano y largo plazo a los actores económicos más fuertes de la sociedad que pudieran financiar agentes políticos que le hagan oposición de manera efectiva.

Pensemos cómo sería la situación perfecta para los revolucionarios: sin oposición política, sin justicia que los persiga porque ellos ahora son la justicia y con fuentes de financiamiento ilimitadas. ¡Ya no serían llamados narcos! Sino señores empresarios o emprendedores. Este sueño revolucionario coincide perfectamente con los enemigos de Occidente, que desean la destrucción de las repúblicas y sus sistemas políticos, el quiebre financiero, la disminución de las poblaciones occidentales y el fin de la universalidad del concepto de los Derechos Humanos.

ES POR TODO ESTO, QUE LA IZQUIERDA REVOLUCIONARIA PROMUEVE LA VIOLENCIA POLÍTICA AL MISMO TIEMPO QUE SEÑALA DE FASCISTA A SU OPOSICIÓN.

El asesinato de Fernando Villavicencio es la materialización de la violencia política que promueven los actores del Foro de São Paulo en Ecuador. Las amenazas contra María Corina Machado en Venezuela realizadas por el gobernador de Trujillo y Diosdado Cabello, son expresiones de violencia política que se materializan con las agresiones físicas que han ocurrido en contra de la candidata, no en vano su comando de campaña ha emitido una alerta internacional el mismo día del asesinato de Villavicencio.

En Brasil, el gobierno promueve la violencia política contra los opositores llamándolos de animales, persiguiéndolos judicialmente, y haciendo apología al delito de asesinato contra alguno de los referentes de la derecha. En Colombia, en Estados Unidos, en España y en Perú, también hay expresiones de violencia política, destacando que todas provienen de un mismo sector ideológico y, consecuentemente, las víctimas están en el lado de la derecha.

Esta tendencia hacia la criminalización de la oposición no guarda muchas diferencias con las técnicas de propaganda y de construcción de narrativas utilizadas por el nazismo alemán, así como con el fascismo italiano, en la que se deshumanizaba a un sector de la sociedad hasta institucionalizar el exterminio en masa.

Siendo este el contexto, vale la pena preguntar a los gobiernos y las fuerzas políticas democráticas que aún quedan en la región ¿Hasta qué punto se permitirá el avance del narcotráfico en la política?

https://panampost.com/roderick-navarro/2023/08/13/el-metodo-de-los-narcos-para-controlar-la-politica-en-america/