Por Arturo McFields Yescas

PANAMPOST

 

A pesar de que los dictadores sueñan con una iglesia de rodillas, su estrategia está condenada al fracaso. Las poblaciones de Nicaragua y Venezuela han sabido diferenciar entre los pastores e impostores, entre predicadores y prevaricadores.

La Iglesia tiene un poder que las dictaduras no entienden ni controlan. Mientras las tiranías intentan silenciar y reprimir la voz del pueblo, la Iglesia dice al poder esas verdades incómodas que el pueblo quiere, pero no siempre puede manifestar.

Los regímenes de Nicaragua y Venezuela han reforzado este año su estrategia para seducir a sectores evangélicos. Quieren una iglesia de rodillas. Buscan maquillar la falta de libertad religiosa, tener un interlocutor sumiso y aumentar su escuálida base de seguidores

MADURO “EL BUEN PASTOR”

En Venezuela, Nicolás Maduro ha apoyado la restauración de 2600 locales evangélicos y cerca de 13000 pastores fueron enlistados para recibir un estipendio denominado “El Buen Pastor”. Otros programas evangélicos incluyen: Chamba Juvenil Cristiana, Iglesia Social, Corazón Cristiano y Recuperación de Iglesias Cristianas.

Maduro quiere una iglesia paraestatal. En febrero de este año, Maduro y varios de los altos cargos de su gabinete participaron en la celebración del “Día del pastor y la pastora evangélica”. Mientras tanto, la vicepresidente Delcy Rodríguez atacaba a la Iglesia católica llamándoles “demonios en sotana”.

CUBA

Cuba, la madre de las dictaduras, fue la primera en intentar dividir y controlar a la Iglesia. No pudo. El año pasado se registraron 1030 ataques a la libertad religiosa. El Observatorio Cubano de Derechos Humanos indica que el espionaje, hostigamientos, citaciones y exilio forzoso no han logrado quebrantar la fe.

Aunque por años, la mayor parte de la Iglesia evangélica parecía alineada o silenciada por la dictadura, en julio de 2021 resucitó como Lázaro. Las protestas de Patria y Vida activaron la participación de predicadores evangélicos, sacerdotes católicos y fieles laicos. Todos pastores con olor a oveja.

ESTRATEGIA DEL FRACASO

Las dictaduras de Nicaragua y Venezuela no creen en Dios ni practican ninguna fe cristiana. No son católicos. No son evangélicos. El único dios que veneran es Mamón, el dios de la riqueza y la sed insaciable de poder.

El juego del garrote y la zanahoria. A pesar de que los dictadores sueñan con una iglesia de rodillas, su estrategia está condenada al fracaso. Las poblaciones de Nicaragua y Venezuela han sabido diferenciar entre los pastores e impostores, entre predicadores y prevaricadores.

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