Por George Chaya
El pasado martes tuvo lugar la primera gran cumbre del año convocada por el grupo de estados árabes en la que se firmó el más importante compromiso que haya tenido lugar desde la creación del Consejo de Cooperación del Grupo de Países del Golfo (CCPG por sus siglas en español).
Con la convocatoria a dicha cumbre, el Príncipe heredero saudita, Mohammed bin Salman, solicitó la unidad de los seis estados del Golfo frente a los peligros que plantea el chiísmo iraní. Precisamente, el objetivo central señalado por el liderazgo del CCPG es la cohesión para responder de forma unificada a la expansión e injerencia política-militar de la República Islámica de Irán en la región. La cumbre contó con la asistencia del liderazgo más importante de los estados del Golfo. En representación de Kuwait asistió el Emir Sheikh Nawaf Al-Sabbah; por Qatar lo hizo el Emir Sheikh Tamim, también estuvo presente el viceprimer Ministro de Omán, Fahad bin Mahmoud; el Príncipe Salman bin Hamad Al-Khalifa concurrió en representación de Bahréin; por Dubai, concurrió su vicepresidente, Sheikh Mohammed bin Rashid; y estuvo presente también el Dr. Nayaf Al-Hajraf, secretario general del CCPG. Todos estos dirigentes fueron convocados por el Príncipe heredero y Primer Ministro del Reino, Mohammed bin Salman.
La casa real saudita informó que después de mucho tiempo, el Príncipe heredero recibió en persona al Emir Sheikh Tamim de Qatar y mantuvo con él una productiva reunión privada en el mismo aeropuerto de la ciudad saudí de Al-Ula ni bien la delegación de Qatar aterrizó en el Reino. El hecho relevante es que ha sido la primera cumbre a la que Tamim asiste desde que los miembros del bloque (Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, y también Egipto, habían suspendido sus relaciones con Qatar en virtud de las posiciones de Doha y su apoyo a los grupos extremistas satelitales de Irán.
El anfitrión, Príncipe Mohammed, fue directo en sus palabras de apertura de la Cumbre y pidió a sus socios por la necesidad de cooperación y de esfuerzos mutuos ante el peligro de los desafíos regionales. El futuro monarca mencionó de manera especial el programa nuclear y el sistema balístico de Irán, lo que equivale a mayor inestabilidad y caos en la región. “Es imperioso unir un criterio común que exprese los objetivos en los que se basa el CCPG, sea en materia militar, en defensa y en nuestra diplomacia con Occidente y con la región”, pidió el Príncipe heredero saudita a los presentes. Al mismo tiempo, presentó su gratitud al liderazgo que asistió a la cumbre por su testimonio valiente y necesario ante la profundización de las graves amenazas para los estados del Consejo de Cooperación.
En dirección a la declaración final de la cumbre, la que fue firmada por los seis líderes del CCPG, el Príncipe declaró que: “El Acuerdo de Al-Ula muestra la solidaridad y la posición en favor de la estabilidad del Golfo por parte de los seis países árabes-islámicos y su unidad, amistad y hermandad”.
En la misma línea, aunque la declaración final del Acuerdo aún no se dio a publicidad oficialmente, el Emir de Kuwait, Sheikh Nawaf Al-Sabbah, declaró que el Acuerdo de Al-Ula debe entenderse como un acuerdo de absoluta solidaridad en todas las áreas donde cualquiera de los socios del CCPG perciban amenazas críticas, sean ellas en el comercio, la diplomacia, la defensa o la seguridad.
Al-Sabbah declaró que el compromiso logrado es de alcance completo, por lo que puede considerarse inédito y novedoso además de histórico dado que la Cumbre tenía una expectativa altamente relevante más alla de los objetivos, y eso era la situacion tensa con Qatar que fue resuelta un día antes de que iniciaran las reuniones del martes cuando Arabia Saudita anunció el lunes que reabría sus fronteras terrestres, marítimas dejando sin efecto las medidas dictadas en 2017, cuando suspendió todas las relaciones con su vecino. En la misma dirección, el canciller de Egipto, Sameh Chukri, quien asistió como invitado, dejó el mensaje de El Cairo celebrando los esfuerzos realizados para el logro de la reconciliación con Qatar por parte de los integrantes del CCPG.
Aunque faltan conocerse los puntos sobre la implementación del nuevo acuerdo en materia de defensa y seguridad, los asuntos de mayor interés para los asistentes a la Cumbre; otro aspecto de relevancia fue el viaje y la presencia del Emir de Qatar, Mohammed al-Thani, fue recibido en el aeropuerto por el Príncipe heredero en persona según informó la oficina de prensa de la Casa Real, ambos lideres hablaron de la decision saudita de reabrir las fronteras marítimas y terrestres como también otras aéreas que se encontraban congeladas entre Riad y Doha y con lo cual se puso fin a una disputa de más de tres años.
La Cumbre mostró por primera vez en mucho tiempo una estrategia unificada del bloque sunita frente a las amenazas emergentes del expansionismo khomeinista de Irán, lo cual era impensado en el pasado reciente luego que Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Egipto rompieron relaciones con Qatar y lo dejaron fuera del CCPG por los ultimos tres años y medio en que Riad suspendió sus relaciones con el estado qatarí.
En el actual marco de inestabilidad regional, los países sunitas muestran haber superado sus enemistades del pasado ante la amenaza reciente del crecimiento de las actividades nucleares de Irán y sostienen que el único camino posible para confrontar con el peligro que encarna Teherán es la unidad y la fortaleza para marchar juntos a la modernización. Sin embargo, considerando que los estados del Golfo también son aliados de Estados Unidos y que tanto saudíes como emiratíes recientemente adquirieron una cantidad importante de sistemas de armas estadounidenses, la inestabilidad de las últimas horas en Washington ha dejado abiertos algunos interrogantes de cara al futuro.
No obstante lo acordado en la cumbre, por el lado de Qatar, los qataríes deberían dar testimonio de buena voluntad, aunque no les resultara facil ni gratis descartar sus lazos del pasado reciente con la Hermandad Musulmana o sus relaciones con Hamas en Gaza; ambas situaciones podrían ser un punto de controversia en la normalidad de sus relaciones con los países del CCPG en el corto plazo.
Qatar demostró ser muy hábil en desandar el tablero político regional jugando con todos los bandos cuando se trató de sus intereses; los saudies lo saben, los estadounidenses también, pero están brindando a Doha una oportunidad y aprovecharan esas relaciones para ofrecer una mediación diplomática entre Washington y los islamistas qataries anti-estadounidenses. Ese aspecto de la reciente cumbre de Al-Ula es visto como muy positivo por Estados Unidos. Incluso en Riad y Washington planifican hablar con Doha los próximos días más allá del caos emergente en el Capitolio del último miércoles y de la traumática situación en torno de la salida del poder de Donald Trump y la llegada de la nueva administración del binomio presidencial Biden-Harris. Así, el objetivo que busca el Consejo es que Qatar se una a los Acuerdos de Abraham o al menos que renueve las buenas -aunque no oficiales- relaciones que alguna vez tuvo con el Estado de Israel.
Con todo, lo que es claro es que los estados sunitas del Golfo no están dispuestos a convivir con un régimen chiíta iraní exportador de radicalismo y terrorismo. En tal sentido, los participantes de la Cumbre han unificado una respuesta contundente: “No se permitirá bajo ningún aspecto el avance del khomeinismo iraní en los países sunitas del Golfo”.