Dr. Oscar Elías Biscet

Presidente de la Fundación Lawton de Derechos Humanos

Presidente del Proyecto Emilia

Medalla Presidencial de la Libertad

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La Habana, Cuba - El sábado primero de enero marcó 63 años desde la usurpación comunista de Cuba - 63 años de control totalitario sin las trabas de los hermanos Castro, sus secuaces, y sucesores sobre casi todos los aspectos de las vidas de sus sujetos.

El gobierno se refiere al aniversario de su victoria de 1959 como "Triunfo de la revolución" o "Día de la Liberación". Pero esos títulos son profundamente engañosos. La revolución ha sido todo menos un triunfo para mi nación. Y en lugar de liberar al pueblo cubano, el régimen comunista los ha obligado a vivir como prisioneros en una isla prisión.

Las festividades del pasado fin de semana incluyeron los habituales discursos prolijos de los funcionarios del gobierno y las actividades de celebración inducidas por el régimen en las plazas públicas de todo el país. Pero estas expresiones externas de éxito desmienten la realidad de una nación que se está pudriendo por dentro después de décadas de estancamiento económico, subyugación política y desesperación espiritual e intelectual.

A veces se dice que la medida más básica de la salud de una nación es si, cuando se les da la oportunidad, la gente clama por entrar o arriesga sus vidas para escapar de ella. Según ese estándar, Cuba ha sido un fracaso abyecto desde que los comunistas tomaron el poder.

Millones han huido de Cuba desde la revolución, y muchos miles han muerto tratando de hacer el peligroso viaje a Florida a través de traicioneras aguas infestadas de tiburones, a menudo en endebles balsas rústicas.

El éxodo de décadas de Cuba no muestra signos de disminuir. La Guardia Costera de Estados Unidos interceptó a 838 cubanos en el mar en el año fiscal 2021, un gran aumento con respecto a 2020. Desde octubre, otros 410 cubanos han sido interceptados tratando de hacer el viaje de 90 millas hacia una vida mejor en Estados Unidos. Además, decenas de miles de cubanos reciben refugio en los Estados Unidos cada año como refugiados políticos.

Se ven obligados a huir por desesperación, desesperación por dejar atrás un sistema de gobierno que sofoca las oportunidades y reprime el espíritu humano. Y se han impacientado con la idea, perpetuada más recientemente por el mandatario cubano Miguel Díaz-Canel, de que si esperan, las reformas se llevarán a cabo gradualmente.

Los cubanos conocemos la verdadera naturaleza del comunismo. Lo hemos vivido durante todos estos años. Sabemos que no es capaz de crecer ni de mejorar, de reformarse ni de evolucionar. Es irredimible y no se producirá una reforma real hasta que Cuba se libere de ella. Lo que Cuba necesita no es una reforma del viejo modelo comunista, sino un renacimiento hacia una democracia verdaderamente libre.

La desesperación, la desesperanza y el deseo de recuperar nuestra nación de sus captores provocaron las históricas protestas del 11 de julio, cuando miles de cubanos en toda la isla tomaron las calles para reclamar la libertad. Las protestas fueron impulsadas por la creciente conciencia de los cubanos comunes de que solo una Cuba libre puede florecer.

Los funcionarios cubanos y los medios de comunicación estatales culpan al embargo comercial estadounidense de todos los males de la sociedad cubana. Recientemente, Díaz-Canel culpó al embargo, al que se refirió como “genocida”, por las condiciones que llevaron a las protestas del 11 de julio.

Culpar de las privaciones económicas de Cuba al embargo estadounidense también es común entre los progresistas estadounidenses y algunas instituciones internacionales, incluida la Asamblea General de las Naciones Unidas .

Pero dentro de Cuba, la práctica de culpar al embargo se ha convertido en una especie de broma entre la gente común. Si alguien no se presenta a trabajar o llega tarde a una cita, puede decir en broma que el embargo o bloqueo (“el bloqueo”) lo retrasó En resumen, los cubanos no lo compran.

Una razón es que el embargo comercial de Estados Unidos contra Cuba tiene muchas excepciones, que incluyen alimentos, medicinas, suministros médicos, productos agrícolas y suministros humanitarios. Y también hay muchas otras excepciones. Por ejemplo, Cuba importó pollo estadounidense por valor de más de 120 millones de dólares en los primeros seis meses de 2021.

Además, Cuba es libre de comerciar con los otros 193 países del mundo y lo hace ampliamente. España e Italia son socios comerciales importantes, y Cuba ha desarrollado fuertes lazos comerciales con los regímenes rebeldes que controlan China, Rusia y Venezuela

Las sanciones estadounidenses no están causando los problemas de Cuba y, lo que es más importante, no justifican las duras restricciones que imponen las autoridades cubanas a las libertades civiles de los ciudadanos cubanos.

Cuba es pobre no porque Estados Unidos no quiera comerciar con ella, sino porque está encadenada a un modelo económico marxista y un sistema político autoritario que están moralmente en bancarrota; porque es una dictadura que acaba con la libertad de expresión, la libertad política, los derechos humanos y la oportunidad económica; porque es una empresa sin alma cuyo único principio animador es el instinto de control.

El gobierno cubano seguirá señalando el embargo comercial estadounidense como la fuente de sus problemas y exigiendo su levantamiento. Pero sólo cuando se levante el bloqueo interno impuesto al espíritu del pueblo cubano, los problemas que aquejan a nuestra nación comenzarán a desaparecer.

El Dr. Oscar Elias Biscet es un líder de derechos humanos, ex preso de conciencia durante 12 años y ganador de la Medalla Presidencial de la Libertad. Vive en  La Habana, Cuba, y puede ser contactado a través de su teléfono 011-537-699-1774 y de su sitio web: OscarBiscet.com.

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