Por: Lcdo. Sergio Ramos

 

Indiscutiblemente el régimen castrista está atravesando por una seria crisis económica que contribuye al incremento del descontento social y al desencanto de fanatizados seguidores el castrismo.

Hoy día el país sufre de una grave insuficiencia de combustible a causa de la incapacidad de sus suministradores como Venezuela de proveer el suficiente abasto en tan importante renglón, sumado a la incapacidad del régimen para pagar a otros suplidores de petróleo y sus derivados.

El desabasto de combustible afecta la producción de energía eléctrica ocasionando frecuentes y largos apagones que reducen la capacidad productiva de la industria, la provisión de servicios públicos y de salud y a los hogares de los ciudadanos.

El abasto de agua potable, también es otro renglón que se encuentra en crisis. Además de la carencia de combustibles para el bombeo de agua potable a los consumidores, los sistemas de tuberías están sumamente deteriorados por la ineficiencia que por décadas ha habido en el mantenimiento de las tuberías y los sistemas de drenaje. Esto también impacta negativamente en la industria los servicios públicos, la salud y los hogares de los cubanos.

Actualmente, el pueblo en general está sufriendo una seria escases de alimentos. Primeramente, por la improductividad agrícola, ya que el estado mantiene restringido a los pequeños agricultores para que puedan vender libremente sus productos y penaliza con cárcel la matanza de reses y la venta de su carne.

Además, el control ineficiente del régimen sobre los abastos y distribución de alimentos provoca que los escasos productos de la tierra no puedan llegar al consumidor agravando las escaseces de estos. Añádase, que, como resultado de la falta de divisas, el gobierno está limitado en la compra e importación de productos alimenticios del extranjero. A esto súmesele, que, por las mismas razones, la incapacidad económica producir en el país y/o para importar medicamentos y productos de primera necesidad.

Los jerarcas de la dictadura saben que la solución a esta crisis es la libre empresa, pero no se atreven a aplicarla porque eso representaría otorgarle poder económico al pueblo, y proveer riquezas al pueblo es darle poder. Algo que los opresores del pueblo le tienen miedo, pues representaría pérdida del ilegitimo poder absoluto que ostentan.

La crisis económica del país tiene en pánico a los jerarcas del régimen, pues ha contribuido al incremento del descontento en la población y el desencanto entre muchos seguidores del castrismo. Por tal razón, la cúpula de la dictadura está tratando infructuosamente de frenar la debacle económica.

Como resultado de la crisis, el régimen ha permitido las pequeñas empresas conocidas como Mipymes, pero de modo limitado y discriminatorio, facilitando la apertura de pequeñas y medianas empresas a los allegados de la casta gobernante, sus familiares y a extranjeros. Una limitación que hará insuficiente las medidas para encarrilar la economía y acabar con las escaseces y el poco acceso del pueblo a los productos y alimentos.

También han lanzado una campaña para atraer inversiones extranjeras, como la reciente incorporación de inversionistas franceses en la producción de café para exportación, o la apertura de supermercados por empresarios rusos.

Simultáneamente, el primer ministro del régimen, Manuel Marrero, ha estado haciendo un recorrido por varios países entre ellos China, Rusia, y Bielorrusia para promover que inviertan en Cuba.

Pero el paralizante temor del régimen de hacer un cambio real hacia una economía capitalista de libre mercado y empresa hace que las medidas que están tomando son simples parchos económicos que resultan insuficientes para sacar al país de la debacle económica por la que atraviesa.

Paralelamente, a medida que el tiempo pasa la crisis va en incremento provocando mayor descontento popular y aumentando el número de seguidores desilusionados con el régimen castrista.

Esta crisis tiene a los jerarcas opresores en pánico porque su castillo se les desmorona y se hace cada día más posible e irreversible la implosión del régimen.