Por: Lcdo. Sergio Ramos

San Juan, Puerto Rico

 

José Martí: “Los hombres que ceden no hacen a los pueblos, sino los que se rebelan”.

El mundo ha visto con horror el terrorismo de estado desplegado por la tiranía castrista contra el pueblo cubano durante la convocatoria a las protestas pacíficas del pasado 15 de noviembre (15N).  Quedó claramente evidenciado el nivel de opresión a que está siendo sometido el pueblo cubano, al tiempo que se le desplomaba la careta de “bondadoso” con la cual la tiranía se disfrazaba.

Si bien es cierto que debido a la intensa y despiadada represión a que fue sometido el pueblo, las marchas de protesta no se llevaron a cabo según lo programado por los opositores convocantes; también es cierto que la dictadura obtuvo una victoria pírrica, o sea que su supuesta “victoria” en las calles al impedir muchas de las protestas les causó una contundente derrota en el ámbito internacional, por la pérdida mundial de credibilidad y por el desprestigio e indignación que ha provocado internacionalmente contra el régimen castrista. Al punto que la canción-himno ‘Patria y Vida’ fue galardonada por los premios Grammy como la mejor canción del año y la mejor canción urbana.  Por primera vez en la historia de dichos premios una canción con trasfondo político-ideológico es galardonada en dichos prestigiosos premios.

Nacionalmente también constituyó una derrota moral para la dictadura al crear el descontento y desilusión en muchos de sus seguidores e incrementar el malestar y enojo entre los cubanos de pie, quienes ya estaban muy molestos con la falta de libertades, la maltrecha situación económica y de escases de medicinas y alimentos que padece la isla. Así vemos como figuras del arte y la cultura como Leo Brouwer o José María Vitier han criticado públicamente al régimen por los abusos cometidos contra el pueblo cubano

Por otra parte, en 122 ciudades alrededor del mundo, el exilio cubano se manifestó al unísono en solidaridad con las protestas y la lucha libertaria del pueblo dentro de Cuba en su reclamo de libertad y respeto a los derechos humanos para todos en el país.

En resumen, cuando analizamos el macro de los eventos acaecidos tras el 15 N, es indudable que la victoria moral y real ha sido nuestra, del pueblo cubano. La derrota es de la dictadura.

Sabemos que hay personas que, en la sana esperanza y anhelo de un triunfo total, enfocados de buena fe en el micro de los acontecimientos, han mostrado sus insatisfacciones con algunos hechos. Como, por ejemplo, con el hecho de que la gente no salió a las calles como en julio 11 pasado; que uno de los promotores, Yúnior García, se fue para España por causa de la fuerte presión represiva del régimen; o que la dictadura no se pudo erradicar.

Pero séame permitido con todo respeto indicarles, que las luchas libertarias no son lineales, ni se desarrollan en progresión constantes, sino por el contrario, su desarrollo es cíclico. Toda lucha libertaria tiene alza y bajas. Lo vimos en nuestra historia: La Guerra de los Diez Años (1868-1878) concluyó en el Pacto de Zanjón, a pesar de la insistencia de aquellos que se opusieron a este en la llamada Protesta de Baraguá, que dio como resultado la llamada Guerra Chiquita, cuyo desenlace al final no fue la victoria para los cubanos. Pero tanto una como la otra sentaron las bases y aportaron la experiencia de lucha necesaria para que, en 1895, al llamado de José Martí, surgiera el Grito de Baire y con ello la llamada Guerra de Independencia que al final produjo la victoria definitiva de las fuerzas mambisas, trayendo la libertad e independencia de Cuba.

En el presente de Cuba, gracias a las protestas masivas --- las de julio 11 y las del 15 de noviembre ---- demuestran un sutil pero importante avance de las fuerzas libertarias pro-democracia en Cuba y una fractura en los cuadros del régimen que se reflejan en los siguientes factores:

Primero: El pueblo se está progresivamente despojándose del miedo infundido por el terrorismo de estado castrista, mientras cada vez son más visibles los miedos de los jerarcas del régimen ante la posibilidad de que el pueblo tome el poder y derroque a la tiranía.

Segundo: El falaz discurso fantasioso y recargado de promesas demagógicas del régimen con el cual hipnotizaron a buena parte del pueblo, creándole falsas expectativas, se ha desplomado estrepitosamente. El castrismo ya no tiene credibilidad. Ni en Cuba, ni en el mundo. Quizás, salvo un grupúsculo de fanáticos incapaces de ver, de escuchar y de pensar por sí mismos.

Tercero: Ha quedado probado, que en Cuba cada vez son más los ciudadanos que buscan hacer prevalecer el derecho a la libertad, la democracia, los derechos humanos deseando un país de progreso y bienestar y que ese anhelo es cada día más firme y arraigado en la conciencia del pueblo cubano.

En resumen, cuando analizamos el macro de los eventos acaecidos tras el 15N, es indudable que la victoria moral y real ha sido nuestra, del pueblo cubano. La derrota es de la dictadura.

Por eso, a pesar de los vaivenes que acarrea toda lucha libertaria, los cubanos, dentro y fuera de Cuba, debemos enfocarnos en la meta fundamental de todos, que, a su vez, es la meta fundamental de la patria: Derrocar la tiranía, abriéndole las puertas a la libertad, la democracia, los derechos humanos, el bienestar y el progreso para todos los cubanos. O como lo resume la canción-himno: Patria Y Vida.

Por lo que la hora presente de Cuba nos llama a todos los cubanos a arreciar e incrementar las acciones de protesta y lucha frontal contra la tiranía, procurando y desarrollando nuevos métodos y estrategias, cónsonos con las cambiantes circunstancias que se generan con el desarrollo de los acontecimientos en los procesos libertarios de los pueblos. Y lo más importante: Jamás desanimarse, sino, por el contrario, que, contra cada represión, hemos de perseverar, insistir y aumentar las acciones libertarias contra la tiranía, tal como nos planteara el Apóstol de nuestra independencia José Martí: “Los hombres que ceden no hacen a los pueblos, sino los que se rebelan”.