Por Lic Sergio Ramos

 

En los últimos meses se ha visto un incremento de la presencia de mandatarios y funcionarios de Rusia y sus países aliados,

Todo empezó con la visita de Díaz Canel a Moscú en noviembre del 2022, y continuó con la visita a Cuba, Venezuela y Nicaragua del canciller ruso Seguei Lavrov en abril de 2023, seguido la de visita a Cuba de empresarios allegados a la mafia de Vladimir Putin en mayo de 2023 y del Vice-primer ministro ruso Dmitri Chernichenko ese mismo mes. Además, Rusia anunció la programada visita para este mes de julio del buque escuela de la marina de guerra rusa ‘Perekop’ a la Habana.

Por su parte el Primer Ministro de Cuba Manuel Marrero visito a Moscú en junio de este año y se reunió con el dictador ruso Vladimir Putin.

Simultáneamente a esos hechos, el Wall Street Journal publica de fuentes fidedignas que China va a construir una nueva base de espionaje electrónico en Cuba con el fin de espiar las comunicaciones de los Estados Unidos. China ya venía operando una base de espionaje electrónico en Bejucal, Provincia de Mayabeque, Cuba, desde el año 2019. Además, dicho periódico denuncio los planes de China de establecer en la isla bases para entrenamientos de sus militares, lo que implicaría la presencia de tropas chinas en el país. Tanto las rusas como las chinas al fin de cuantas servirían de guardias pretorianas del régimen dictatorial de Cuba, como una vez lo fueron las rusas en las décadas del sesenta, setenta y ochenta.

Y finalmente, visita a Cuba el presidente de Irán, Ebrahim Raisi, en junio de este año, quien también visitó a Venezuela y Nicaragua en su gira.

Actualmente, el dictador Díaz Canel está en gira por Europa, y se reunió con el Papa Francisco en el Vaticano y con empresarios italianos buscando salvar la precaria situación económica de Cuba creada por la ineficiencia del sistema y sus dirigentes y la improductividad intrínseca que encierra el sistema económico estatizado. La ayuda a modo de subsidio económico es parte del ‘quid pro quo’ de la militarización rusa de Cuba.

El origen de todo este andamiaje diplomático y militar que están montando Rusia y sus aliados en Cuba es consecuencia de los efectos de la guerra de Ucrania, donde en más allá del conflicto militar entre rusos y ucranianos, existe un conflicto internacional entre Moscú versus Washington y sus países aliados europeos bajo la OTAN, quienes son la fuente primordial de apoyo logístico militar a Ucrania en su lucha contra la invasión militar rusa.

La razón porque Cuba está en vías de ser militarmente apuntalada por Rusia y sus aliados, es la misma por la que la URSS apuntaló a la dictadura castrista en la década del sesenta: Su posición estratégica a 90 millas al sur de los Estados Unidos. No en balde el Rey Felipe IV de España, el 24 de mayo de 1624 reconoció a Cuba como la “Llave del Golfo” por su importante posición estratégica entre la América del Norte y del Sur.

En otras palabras, la militarización rusa de Cuba implica amenazar el flaco sur de los Estados Unidos como lo hizo en la Crisis de los Cohetes en 1962 y luego con la base naval de submarinos soviéticos de Cienfuegos, donde hubo la presencia de submarinos nucleares. No dudamos que en las actuales tensas circunstancias sea reabierta dicha base allí o en cualquier otro lugar de la isla, pues ya Rusia anunció que modernizaría el armamento de las Fuerzas Armadas castristas aéreas, navales y terrestres, incluyendo nuevos y modernos submarinos que enviaría a Cuba.

La diferencia esta vez es que el flanco sur de los Estados Unidos está más afectado, por no decir debilitado, por la presencia de regímenes procastristas en Nicaragua y Venezuela, desde donde se conforma a un triángulo con vértice en Cuba, que permite un importante control sobre las aguas del Mar Caribe. También en estos dos países se ha visto la presencia de bases de aliados de Moscú y la presencia de militares rusos asesorando las fuerzas armadas de Cuba, Nicaragua y Venezuela.

En el caso de Cuba tampoco sería de extrañar que el régimen del dictador Díaz Canel envíe soldados cubanos a pelear a favor de Rusia en Ucrania. De hecho, ya hay tropas cubanas entrenándose en Bielorrusia, con el objetivo de que estas, en un momento dado, puedan unirse a las tropas rusas en el conflicto ucraniano.

El envío de soldados cubanos a servir de carne de cañón en conflictos bélicos para beneficio de Moscú no es nada nuevo. Acordémonos de como los soldados cubanos fueron enviados a pelear en Angola, Etiopia, Eritrea y Somalia a favor de los intereses y fuerzas pro-rusas en esos países.

La amenaza rusa al flanco sur de los Estados Unidos tiene elementos desfavorables que no existían durante la Cohetes en 1962. Hoy día, muchos países de Latino América están en manos de los desconfiables elementos izquierdistas, que bien pueden en un momento dado inclinarse a favor de Moscú. De hecho, ya hemos visto que el nuevo presidente de Brasil, Lula Da Silva, hizo recientemente su primer viaje al exterior a China para reunirse con el dictador Xi Jinping.

Los Estados Unidos deben actuar pronta, enérgica y firmemente al respecto para parar en seco esta nueva militarización rusa de Cuba, así como también en Nicaragua y Venezuela, para así proteger su flanco sur; de lo contrario, se estaría vulnerando la propia seguridad del territorio norteamericano, lo que sería, en el menor de los casos, usado como ficha de chantaje y presión contra los Estados Unidos, como lo hizo Nikita Khruchev durante la crisis de los Cohetes en Octubre de 1962, que culminó en el Pacto Kennedy – Khruchov por virtud de cual se garantizaba la existencia y perpetuidad del pro-soviético régimen tiránico de Castro. O en el indeseable peor de los escenarios, la intercepción e interrupción de las comunicaciones del gobierno y las fuerzas militares americanas y hasta en el catastrófico escenario de ataques a posiciones en Estados Unidos con cohetes desde submarinos en el territorio de Cuba o Venezuela con cohetes nucleares, o los convencionales que ya tienen en ambos países a los cuales solo tienen que cambiar las ojivas para hacerlos nucleares.

Esperemos que Washington despierte de los letargos políticos y actúe pronto y firme para sacudirse la amenaza rusa a su flanco sur y salvar a Cuba, Nicaragua y Venezuela del yugo castro-ruso y con ello salvar a América.