Por: Lcdo. Sergio Ramos

San Juan, Puerto Rico  

 

Los errores en política internacional pueden conllevar consecuencias perjudiciales y hasta desastrosas para las naciones. Si en el día de hoy Rusia y recientemente China han podido establecer cabezas de playa en el continente latinoamericano ha sido en gran parte por los crasos errores de la política internacional de los Estados Unidos.

El primero fue cuando en Bahía de Cochinos el presidente John F. Kennedy le retiró el apoyo a la Brigada 2506 en pleno combate desigual contra las tropas castristas, lo que afincó a la tiranía en el poder y luego remachó su error cuando en la llamada  Crisis de los Cohetes en 1962 Washington y Moscú firmaron el llamado Pacto Kennedy Khruchev por virtud del cual los Estados Unidos se comprometía a no permitir que los cubanos hicieran acciones armadas desde territorio  norteamericano o de terceros países contra la dictadura de Fidel Castro y además, sacar los misiles de Turquía ( el flanco sur de la URSS ) a cambio de que Rusia sacara los cohetes intercontinentales de Cuba. Garantizar la impunidad del castrismo ha sido uno de los factores que contribuyó a perpetuar al castrismo en el poder y con ello, que pudiera implementar sus políticas de infiltración y desestabilización contra los países de Latino América, trayendo como consecuencia que hoy día existan, además de Cuba, dos otros países dominados por la izquierda radical procomunista: Venezuela y Nicaragua.

Actualmente la Casa Blanca sigue incurriendo en serios errores al aplicar políticas inconsistentes y contradictorias respecto a Cuba, Nicaragua y Venezuela que en nada ayudan a resolver el problema de la democratización de Latino América.

En el caso de Cuba, por un lado, aprobaron recientemente una extensión de tiempo para la aplicación de la Ley Helm Burton (Ley del Embargo) por un año más y mantuvieron a Cuba dentro de la clasificación de los países terroristas. Pero, por otro lado, aprobaron la utilización de servicios bancarios de bancos estadounidenses para las ‘Mipymes’ en Cuba, las cuales, muchas de esas pequeñas empresas están bajo el control de los usurpadores del poder, sus familiares y los altos mandos militares en Cuba. Por otro lado, paralelamente, continua la venta de productos al régimen cubano y a pesar de los informes del Departamento de Estado de los Estados Unidos sobre las condiciones sobre los Derechos Humanos en Cuba que destacan la existencia de una fuerte represión por parte de la dictadura castrista contra los opositores y el pueblo en general. Además, se continúa deportando a Cuba a los que escapan por mar buscando asilo y libertad y a los que entran por la frontera se les bloquea el acceso a la Ley de Ajuste Cubano con el indefinido e inseguro estatus de i-220-A. Por otro lado, en 2022 el gobierno de los Estados Unidos autorizó la exportación a Cuba de $7,600 millones de dólares en productos agrícolas, medicinas y otras mercancías.  De hecho, al presente las exportaciones de los Estados Unidos a ese país aumentaron un 40% respecto al año anterior.

En el caso de Nicaragua, mientras en ese país sufre una cruel dictadura izquierdista, por lo cual muchos nicaragüenses han tenido que abandonar el país en busca de asilo y libertad por razón de la fuerte persecución y violaciones de derechos humanos del régimen de Daniel Ortega contra el pueblo. Así lo destaca el Informe sobre la condición de los Derechos Humanos sobre Nicaragua del Departamento de Estado de Estados Unidos. Sin embargo, a los nicaragüenses que entraron a Estados Unidos por la frontera no se les acaba de otorgar el Estatus de Protección Temporera (TPS por sus siglas en ingles) . Mientras, por otro lado, a pesar de las solicitudes de varios congresistas en Washington, en Nicaragua los opresores de ese país siguen beneficiándose del Tratado de Libre Comercio CAFTA-DR, el cual está en vigor desde el 2006.  Esto ha implicado que el comercio entre Estados Unidos y Nicaragua para el 2022 ascendiera a $8,304 millones de dólares de exportación de productos agrícolas y ganaderos nicaragüenses a los Estados Unidos. Según la Universidad de Navarra, en los últimos dos años ese comercio aumentó un 67.15%. Lo cual está ayudando a la economía de los opresores del pueblo nicaragüense.

En el caso de Venezuela, los informes sobre Derechos Humanos del propio Departamento de Estado de los Estados Unidos también destacan las crasas violaciones de Derechos Humanos por parte de la dictadura de Nicolás Maduro y varias ONG de Derechos Humanos reportan las crueles y frecuentes torturas perpetradas a los opositores detenidos en el SEBIN. Sin embargo, un hecho reciente corrobora las contradicciones de la Casa Blanca en cuanto a las políticas para con los países con regímenes dictatoriales procastristas. El mes pasado el presidente Joe Biden dijo que “no es lógico deportar a Venezuela” a los venezolanos por la represión de la dictadura de Nicolás Maduro , razón por la cual se les aprobó el TPS  (Temporary Protected Status) para los venezolanos que han entrado por la frontera y otras vías, efectivo Octubre 3 de 2023. Pero, contradictoriamente, tan cerca como el 5 de Octubre el presidente Joe Biden dice al país que empezará a deportar a los venezolanos y que el dictador Maduro, en conversaciones solapadas que acababan de sostener ambos países, Venezuela acordó aceptar los deportados y que ahora, a los pocos días después, manifiestan que “es lógico deportar a Venezuela…“ porque para los venezolanos “… es seguro regresar a Venezuela”. Lo cual constituye una flagrante contradicción que falta el respeto a la verdad.

Esos hechos son una clara evidencia de la doble cara conque la Casa Blanca está implementando su política internacional respecto a las tiranías pro-castristas en Latino América.

Jugar con la vida y la libertad de un pueblo es convertirse en cómplice de la opresión.   Es preocupante doble discurso contradictorio de la Casa Blanca y sus inconsistencias en política internacional respecto a Cuba, Nicaragua y Venezuela ya que estas solo contribuyen a perpetuar las tiranías y el sufrimiento de los pueblos oprimidos. Pero además, contribuye a afianzar los enclaves de la penetración rusa y china en Latinoamérica, vulnerado la seguridad del flanco sur de los Estados Unidos.

Son políticas erradas, inconsistentes y contradictorias que a la larga beneficiarán a los enemigos de los Estados Unidos y causarán un grave daño esta gran nación de libertades y democracia, por lo que urge un cambio para adoptar políticas correctas, teniendo como base y principio que con las dictaduras no se juega, se les combate y extermina para que prevalezca la libertad de todos los seres humanos.