Doctor Fernando Dominguez

 

La naturaleza nos ofrece la sabiduría que a veces nos cuesta trabajo entender, por lo obvio que resulta. Muchas veces, nada es más complicado que lo simple, ni más simple que lo aparentemente complicado.

Muy sencillo: jamás  ha dejado de amanecer, por larga que nos parezca la noche. Nunca ha dejado de brillar el sol para siempre. La noche, las tempestades y los actos humanos que nos impiden ver la luz del sol, jamás han durado para siempre. Y si lo comparas con la eternidad de la naturaleza, solo perduran por muy breves períodos.

El todo poderoso y aparentemente invencible nazismo, duró apenas una década, desde su ascenso al poder ilimitado, hasta su desaparición. Y aunque hay idiotas que pretender revivirlo, nunca volverá.

El todo poderoso y apabullante socialismo soviético, 70 años. Empoderado en la nación más grande del planeta y apoderado de toda Europa del Este, pereció sin penas ni glorias, en días..

La naturaleza humana es tan esencialmente acorde con la naturaleza universal que observar las leyes naturales nos permite atisbar en las leyes de la especie humana. Eso es un arma social muy poderosa y reafirma que ninguna sociedad, organización socio-política, grupo dominante, puede pretender existir sin la conformidad, expresa o no, de los seres humanos que lo componen. Y que mientras más poder ilegítimo y abusador ejerzan, más condenado a desaparecer. Y más temprano que tarde, no dejará otro recuerdo que el rechazo general a esas ideas.

La monstruosidad castrista tuvo un momento de ascenso, de dominio. Parecía que su marcha “triunfal” no se detendría. Invadió provincias y riquezas. Encarceló personas e ideas. Saltó continentes. Destrozó sociedades desde África hasta América. Su germen contaminante, sus ideas glorificadas, su propaganda descarada, su crueldad ilimitada para acabar con sus oponentes y su esencia esclavizadora acabaron con el progreso social cubano; contaminó su historia, trastocó sus ideas y valores, su cultura y su prosperidad. Un apabullante manto de dominio, crueldad, desapego y empobrecimiento llegó a apoderarse de la propia esencia del pueblo cubano.

Pero, al igual que todo régimen despótico anterior, en su pecado estuvo implícita su penitencia. Generaciones enteras ejercieron como esclavistas y abusadores. Destruyeron cuánta industria y sector productivo existían, cuánto profesionalismo productivo y enriquecedor, cuánta esperanza y sueño le fueron todos prohibidas a generaciones enteras.

Pero también generaciones enteras huyeron despavoridas y le privaron a los tiranos de su única alimentación: el trabajo creativo, la aspiración humana legitima al progreso y el bienestar, los sueños generadores de prosperidad, riqueza y progreso. Sociedad que no posea esos atributos comienza a apagarse hasta morir por su propia esencia destructora.

Y claro está, mientras mayor es el síntoma de la muerte inminente, mayor es la ferocidad de sus “operadores” para reprimir, encarcelar, castigar, impedir opiniones que reflejen esa verdad: el fin ha llegado. La fantasía del Rey desnudo en las relaciones sociales.

Lo que trajo mayor inconformidad, un súbito desencanto por haber creído en algo que ahora descubren es falso y grosero. Una mayor desesperación, acuciante desespero por sobrevivir a la hambruna, por salvar a sus hijos, a sus mayores. El creciente y absoluto desprecio por la verdad, por la vida digna de las personas, empeora toda acción que se ha tornado en desesperada, obtusa, crecientemente repudiada y llena de un vacío absoluto por el presente y el futuro.

El ambiente explosivo y desconcertante llevó a la ruptura de la válvula de contención, que estalló el 11 de julio del 2021. La reacción del desespero del ahogado trajo a la realidad lo que habían cocinado por años: represión monda y lironda, ejercida por especialistas militares para provocar dolor y desesperación, para intimidar a muchos mediante técnicas diversas. La súbita caída de una máscara de mentiras propagandizadas por años, se hizo añicos por una realidad traumatizante.

Y acudieron a lo que siempre hacen los tiranos: juicios sumarísimos, largas penas de prisión para ejercer “ejemplos intimidatorios” y la retroalimentación en la agobiante vida de la población, ahora doblemente resentida por la injusta prisión de sus familiares.

Una esperada receta de esa gente es hacer leyes más intimidantes y abusadoras, mayor censura, acompañada de crueles represiones para quiénes las desobedezcan. Los que viven dentro del sistema represivo, apuran el paso de la corrupción y el robo, para que el cambio inminente no les coja desprevenidos; los “operadores” que manejan los hilos del poder se encuentran en una desesperada “sálvese quien pueda” que llega a vender el país, por pedazos o por partes, para tratar de encontrar los recursos que su mediocridad y egoísmo no han sabido ni podido encontrar.

Y como vivimos en una época muy complicada, pues apareció Putin. Interesado en tener un “medio de cambio” con USA, la que cojeando con una administración incompetente, llena de mediocres y que profesan una nueva religión de “igualdad”, “anti racismo racista” y otras lindezas, le abre el camino para tratar de jugar unas cartas que ya Nikita jugó 50 años atrás, por cierto, con éxito. En aquella ocasión se fueron las bombas atómicas, pero lo demás todavía está ahí, solamente deteriorado y destruido por la imbecilidad castrista.

Todo este “ambiente” ha provocado un cierto renacer de personas que se asoman a las redes sociales haciendo lo contrario de lo que espera la tiranía: diciendo verdades. De ahí en adelante, no se puede prever qué más… pero es algo muy llamativo ver pasar de la “observación pasiva” con el teléfono, de la queja y la denuncia de la injusticia individual, a la exposición fundamentada del gran problema, que inmediatamente trae a la mente la solución.