Por Dr. Fernando Dominguez

 

El ejercicio sistemático de las fábulas, los periodistas que no señalan sus fuentes, generalmente porque no existen, los rumores de los que se hacen eco “los medios globalistas” y sus sucursales; la noticia única, repetida por decenas de otros medios a la misma fecha y hora, que denota una “orientación” al más puro estilo socialistón; la misma noticia, disfrazada de otras, porque les aplican “variantes de redacción, pero que insisten en “distribuir” la misma “orientación” para los consumidores de todas partes, ha sido el patrón constante de los mecanismos de “propaganda” y “ movilización” del Partido Democ-rata por mucho tiempo. Ocurre que el Internet, la globalización – muy diferente del globalismo – y la tecnología de las comunicaciones han permitido poner de manifiesto lo que antes se mantenía oculto.

La machacona insistencia de denostar a sus enemigos políticos, fabricar historias tremebundas pero totalmente ficticias, que degraden la credibilidad de quienes piensan diferente o son candidatos o aspirantes a posiciones que compitan con los suyos, ha sido el cotidiano accionar de esa gente por décadas. Promover al que disiente de las políticas contrarias, fabricar héroes y “ejemplos excelsos” tipo Hanoi Fonda, que minen el orgullo nacional, son siempre destacados muy por encima del orgullo legítimo por la nación y quienes la defienden. Promover “artistas” de cine, de TV, de cualquier medio, para que sean seguidos en sus opiniones por el gran público, ajeno a esas prácticas, les permite fabricar esas cajas de resonancia que son los “talking shows”. Tanto de parte de los entrevistados, como de los entrevistadores.

Esas “inocentes prácticas” del periodismo, del arte, del entretenimiento, se volcaron de inmediato contra el Presidente Donald Trump, apenas anunció que se postularía para la Presidencia. El personaje público, que hasta ese momento era reseñado por sus acciones sociales, su ejercicio de la profesión del entretenimiento y sus ejemplos de acciones sociales promotoras de la integración y de la unidad nacional, se convirtió, ipso facto, en el enemigo público de todos sus agentes de opinión, oficiales y extra-oficiales, públicos y privados. Ponía en práctica algo inconcebible para ellos: competir por llegar al cargo de Presidente, nada más y nada menos, que contra su candidata y personaje predilecto.

Por supuesto que la táctica no les funcionó a corto plazo porque se dieron cuenta un poco tarde que Trump era serio en su consigna de “hacer América grande otra vez”. Pero la poderosa maquinaria de la mentira, el insulto, la degradación y creación de un muro de odio contra el ejercicio de su cargo se desplegó sin tregua y sin límites. Desde pagar la creación de una supuesta “traición”, que conocemos como la trama rusa, hasta comprar acusaciones falsas y lo más importante: preparar un triunfo “apoteósico” del candidato de su maquinaria en la elecciones del 2020 para impedir, a toda costa y a todo costo, que Trump renovara su Presidencia por otros cuatro años.

La maquinaria de la trampa y la mentira se desplegó en dos cursos de acción: continuar sin descanso ni interrupción, la campaña de mentiras, falsas acusaciones de racismo, y cuanta cosa existe, para tratar de quitarle votos de sus crecientes simpatizantes y paralelamente asegurar en ciertos lugares clave, donde gente de su confianza estaban a cargo del proceso electoral, cambiar votos, meter votos falsos, impedir el acceso de los testigos al conteo, aprovechar la oscuridad de la noche para hacer trampas, coordinar con los encargados del proceso la manipulación de las máquinas, y gran etcetera, etcetera, etcetera. Esa maquinaria se manifestó descaradamente cuando la llegada de la noche transformó las tendencias del día, al ejecutarse toda esa parafernalia de trampas a la hora que todos dormían.

Como parte de esa maquinaria se desató el mecanismo de imponer el silencio. Todo el que hablase del fraude era un ser del planeta Marte, un conspirador que ignoraba la voluntad popular, etc etc y ni hablar de revisar algo de ese proceso era un traidor al país, a la democracia, etc, etc, etc Los “honorable” funcionarios encargados del proceso en esos lugares eran parte de esa fábula. Parte de esa preparación fue convencer a la “opinión pública” representada por sus medios subordinados de que Trump, como parte de su monstruosa personalidad, preparaba un “golpe de estado” para desconocer el voto popular y quedarse a la fuerza en la Casa Blanca. Parte inseparable de esa maquinaria de la mentira y la influencia malsana  son los líderes de las redes sociales, los banqueros, todos ellos militantes de su Partido, aunque billonarios, son tan amigos de los pobles, que los fabrican por millones.

Pero no hay manera de engañar a todo el mundo, todo el tiempo. Poco a poco se ha ido mostrando el fraude, cuantificándolo, con auditorias de las elecciones en condados como Maricopa, donde el Senado de Arizona encargó ese proceso a una empresa floridana. Y en otros muchos se comienza a realizar. Por supuesto que los quienes ustedes saben, trataron de impedir a toda costa ese proceso, con todo tipo de subterfugios, demandas, propaganda, etc etc. Finalmente se rindieron y en los próximos días, lo sabremos todo.

¿Quiénes son los mentirosos? ¿Quiénes son los conspiradores?