Dr. Fernando Dominguez

 

Nada hay como un día tras otro para comprobar el rumbo de los acontecimientos en la vida humana. Hay varios que en forma terca y empecinada demuestran verdades filosóficas que merecen la pena constatar.

El primer ejemplo, el fracaso de las políticas no basadas en libertades mercantiles y en verdades más próximas al deseo que a la realidad. Es inocultable el enorme fracaso de la actual Administración en nuestro país, cuyas políticas están basadas en ideologías y “afán de salvar al mundo” mediante la destrucción de la industria petrolera, el financiamiento de fuentes alternativas que no han demostrado su confiabilidad, la destrucción de la seguridad fronteriza y la puesta en máximo riesgo de la seguridad nacional, la tranquilidad ciudadana y el afán de mostrarse como liberadores de razas y minorías que no están esclavizadas, la creación de nuevos géneros desconocidos, la debilidad extrema en el plano internacional que envalentona a los enemigos, la incompetencia extrema en manejar el poder de la nación para asegurar su seguridad y su prosperidad y el sistemático ataque a las libertades constitucionales mediante el impulso descabellado a la censura de opiniones, a crear un Ministerio de la Verdad y atacar la Primera y la segunda Enmiendas Constitucionales, han arruinado la marcha de la vida del país, han generado una inflación con graves consecuencias y que han minado el sistema de impulso y control económico-financiero, el comercio y la estabilidad. La filosofía del ejercicio del poder para lograr metas que no responden a las que tienen la mayoría de los ciudadanos.

El segundo ejemplo, pese a las opiniones en contrario sobre “el poderío chino”,  los indicadores reales demuestran que el cambio de rumbo introducido por el actual dictador apartándose cada día más de las herramientas económicas de mercado a favor de las políticas de “ordeno y mando” que son consustanciales a los regímenes comunistas, han minado el verdadero crecimiento económico chino, han alejado a múltiples empresas occidentales que hubieron de contribuir en su momento al desarrollo económico chino y han fomentado “el encuadernamiento de mentiras” para ocultar sus fracasos, presentándolos como “aciertos”, que es la esencia de la imposibilidad comunista de avanzar de otra manera que en sus informes oficiales, acumulando problemas y contradicciones que finalmente harán imposibles sus metas. Es un país demasiado grande para mantenerse solo de mentiras encuadernadas como verdades y aciertos.

Ese mismo problema se manifiesta en forma obstinada e irreversible en los regímenes cubano, venezolano y nicaragüense, cuyas economías se derrumban, como han derrumbado las libertades, las oportunidades y la prosperidad la han convertido en una utopía. Los recientes derrumbes masivos en Cuba por un día de lluvia son la consecuencia inevitable de un gobierno de “ordeno y mando” alejado de toda lógica mercantil o empresarial, que genera una clase gobernante cuya elevación al ejercicio del poder local, empresarial, provincial y nacional se basa exclusivamente en la obediencia ciega, la propaganda llena de mentiras y la mediocridad empoderada. 63 años de abandono a la lógica urbana, al mantenimiento, al mantenimiento y desarrollo de acueductos y alcantarillados, la vialidad y demás elementos básicos de la urbanidad, generan una ciudad en muletas , un diario descalabro de edificios y casas, accidentes de tránsito, inundaciones y víctimas por millares. Víctimas económicas, humanas y materiales engendradoras de un empobrecimiento brutal, una desesperanza conducente al masivo ejercicio de la emigración, ordenada y desordenada, pero decidida a librarse del infierno en que les han sumido material, moral, cívica y económicamente.

El fenómeno del sovietismo sin Unión Soviética de Putin. Un líder formado en, para y por el comunismo soviético que ha traspasado los poderes omnímodos típicos del comunismo soviético a un sistema igualito, pero con propiedad privada y apariencia civilizada, pero idéntico en la desaparición descarada de enemigos, la supresión de cualquier opinión divergente y la subordinación absoluta a un Dios terrenal. El comunismo soviético tenía un tapa-rabos ideológico, el carácter absolutamente fanático del comunismo, que hacía parecer el poder absoluto como el fruto de un Partido con dirección “colectiva”. El Putinismo es ese mismo poder absoluto, desenfrenado e inmisericorde, ciego y obstinado, que lleva a los mismos desastres, como demuestra su fracasada guerra imperialista contra Ucrania, pretendidamente basada en “salvar” a otro país de sus propios líderes porque resultan portadores de ideología enemiga. Los resultados hablan por sí solos.

Una pregunta surge de todas estas verdades que son evidentes a todas luces: ¿Cómo es posible que existan seres racionales que no se den cuenta que la humanidad existe para ser libre o de lo contrario dejaría de serlo y automáticamente perecería?