Eugenio Trujillo Villegas

Director: Sociedad Colombiana Tradición y Acción

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A veces acontece que los optimistas, los indolentes y los cobardes tienen grandes afinidades. Al menos, coinciden en algo fundamental acerca del futuro de Colombia: no hay que preocuparse por nada de lo que está aconteciendo, aunque las noticias sean cada vez más alarmantes.

¡La realidad es que Colombia está siendo desmolida! En estos primeros meses del gobierno de Petro se ha hecho hasta lo imposible por imponer sus reformas y transformaciones políticas, aunque las cosas no le funcionan como quiere.

Algunos de sus ministros son lunáticos y doctrinarios marxistas, que pretenden imponerle al País las más descabelladas reformas. Como son incondicionales de los delirios del presidente, anuncian el fin de la producción de hidrocarburos, la expropiación de los fondos de pensiones y de tres millones de hectáreas productivas, la entrega de la salud a la politiquería y a la corrupción, entre muchas otras sandeces.

RADICALIZAR EL PROCESO DE DESTRUCCIÓN DE COLOMBIA

Como las reformas no avanzan, esta semana fueron cambiados siete ministros. La meta es radicalizar todo para imponer las exigencias del presidente, al costo de derrumbar la economía del País en forma inmediata. 

Eso fue lo que aconteció con las primeras declaraciones del nuevo presidente de Ecopetrol, quien anunció que esa empresa dejará de explorar petróleo y acto seguido su valor en la bolsa de Nueva York se derrumbó en $3.500 millones de dólares.

Pues bien, esa misma radicalidad obtusa y destructiva es la que ahora llega al Ministerio de Hacienda, para manejar la economía con criterios marxistas. Y al Ministerio de Agricultura, para expropiar 3 millones de hectáreas que Petro le quiere entregar a los indígenas y a la Primera Línea. Y al Ministerio de Salud, ahora en manos de quien fue su Secretario de Salud en la alcaldía de Bogotá, quien quebró, destruyó y entregó a la corrupción a Salud Capital, la empresa de salud de Bogotá. 

Es así como el sistema comunista se va implementando gradualmente. Y los que se oponen, o no son radicales, sencillamente son arrojados a la basura de la historia, donde desaparecen con la esperanza de que nadie les cobre sus pasadas ignominias.

 

Por otro lado, los líderes empresariales prefieren guardar silencio, cuando saben perfectamente que Colombia va rumbo al desastre. Y los líderes gremiales, sin excepción alguna, alaban las decisiones del presidente, anunciando grotescamente, en contra de todas las evidencias, que esperan lo mejor del gobierno por el bien de los colombianos, lo cual es sencillamente irracional.

RETROCESO A LOS HORRORES DEL COMUNISMO

Lo que el Gobierno de Petro está ejecutando al pie de la letra es la pauperización de Colombia. Una Nación pobre y miserable se vuelve sumisa, pues la población necesita comida y subsidios, que pasan a ser elementos de control y sometimiento. ¡Y esto no es una afirmación alucinante! Está dicho explícitamente en los discursos de los líderes de la izquierda marxista latinoamericana.

Chávez, Maduro, Fidel Castro, López Obrador, Lula da Silva, Kirchner, Evo Morales, y todos los que integran esta pandilla que se tomó el poder en Hispano-américa, son defensores a ultranza de esta teoría económica y política. Y las directrices son idénticas en todas las naciones conquistadas, que hasta ahora no se despiertan, permitiendo su aniquilación en medio de la indolencia y la apatía.

La hoja de ruta del nuevo comunismo, disfrazado ahora con los ropajes del marxismo cultural, es retroceder la Historia hacia las dictaduras de Stalin, de Fidel Castro y de Mao, para ejecutar el genocidio radical de Pol Pot, un alucinado demonio de Camboya, que hizo desocupar las ciudades de un día para otro, con el fin de hacer desaparecer el capitalismo en forma inmediata.

Según estos “profetas” del futuro, la propiedad privada y el capitalismo son las causas de la extinción de la humanidad, por lo cual hay que erradicarlos, si es necesario con el uso de la violencia más radical. Es lo que acaba de decir Petro en la Universidad de Stanford, en EEUU, que sin duda alguna parece irracional, pero esa es la meta final del nuevo marxismo.

¡Que nadie crea que esto es un plan para dentro 100 años! Esto es para hoy y será ejecutado al pie de la letra, a no ser que Colombia dé un ejemplo magnífico de lucidez y de valentía derribando este plan macabro de destrucción, de delirios y de locuras. 

CONCLUSIÓN DEL FORO REALIZADO EN CALI

¿Cómo hacerlo? Este fue el tema tratado en un reciente Foro de empresarios realizado en Cali, organizado por Tradición y Acción, el Centro Cultural Cruzada y otras entidades. La conclusión final es que es necesario hacer un juicio político al presidente y destituirlo, pues sistemáticamente viola la Constitución y los derechos de los ciudadanos. Va a destruir a Colombia, a sus instituciones y a su clase empresarial, que ha generado la riqueza y el progreso que tenemos. Y también a todos los partidos políticos, que con su indolencia y corrupción nos han conducido a esta tragedia.

Todos corren el riesgo de desaparecer para abrir paso a una dictadura radical de la izquierda marxista, que nos quiere a todos pobres y hambrientos, pidiendo limosna y emigrando a pie hacia el exterior. Quieren arrasar todo el tejido empresarial que nos ha proporcionado el progreso que tenemos.

Lo único que podrá impedir esa catástrofe anunciada será el fin de la indolencia, de la apatía y de la indiferencia. Si Colombia se pone de pie como un solo hombre, podremos rescatar la Patria. Pero si seguimos durmiendo, lo lamentaremos por el resto de nuestra vida.