Eugenio Trujillo Villegas
Director: Sociedad Colombiana Tradición y Acción
Acabo de publicar un importante libro sobre el conflicto indígena en Colombia, que tiene al borde del caos al Departamento del Cauca.
El Cauca es una de las regiones más importantes del País y así lo ha sido a lo largo de nuestra historia. Fue uno de los principales centros de irradiación de la cultura y de la civilización durante los 300 años de la Conquista y la Colonia Después de la Independencia, el llamado Cauca Grande fue el más importante de los departamentos de Colombia y desde entonces su clase dirigente ha sido una de las más prestantes del País.
En esa región florecieron la minería, la agricultura, la ganadería y la agroindustria de la caña, llegando a ser en el siglo pasado uno de las regiones más prósperas de Colombia. Pero desde hace treinta años cayó en manos de la revolución indigenista, que ha destruido todas las fuentes de progreso y de empleo, precipitando al departamento hacia el caos y la miseria.
EL INICIO DEL CONFLICTO INDÍGENA
En la década de 1990 confluyeron tres desastres que son los que han venido arrasando al Departamento del Cauca. Son ellos la fundación del Foro de Sao Paulo por parte de Fidel Castro y Lula da Silva (1990); la Constitución de 1991, redactada en gran parte por el M-19; y la fundación del movimiento indigenista mundial con motivo de la celebración de los 500 años del descubrimiento de América (1992). Al problema indígena se le dio un enfoque marxista, para convertirlos en la punta de lanza de una revolución política y cultural, que está llegando al paroxismo con los múltiples conflictos indígenas que han surgido en el continente, desde Canadá hasta la Patagonia.
En el Cauca, 300.000 indígenas son dueños de 1.300.000 hectáreas de tierra. Algunas les fueron concedidas por la Corona española desde 1.700, bajo la figura colonial de los cabildos, para protegerlos de los abusos de algunos encomenderos. Pero el problema se agravó en los últimos 30 años, pues los indígenas han invadido y se han tomado por las armas y por la violencia una cantidad gigantesca de haciendas privadas, ocupándolas ilegalmente. Como es obvio, en ellas no producen absolutamente nada y lo que había en ellas antes de ser invadidas ha desaparecido por completo.
Ahora, con la llegada del presidente Petro, los indígenas exigen que cumpla sus promesas de campaña y les entregue todas las tierras sembradas en caña de azúcar en el Cauca y en el Valle del Cauca. Y para presionar ese despojo a sus legítimos propietarios, los indígenas y los guerrilleros de la región comenzaron a invadirlas, no solo en el Cauca, sino en otros 10 departamentos de Colombia, desde los llanos orientales hasta la costa atlántica. Lo que está en juego es la estabilidad jurídica de la Nación, el modelo económico que se inspira en la defensa y promoción de la propiedad privada, y la seguridad alimentaria del País, pues si no hay garantías para la explotación agropecuaria, ésta desaparecerá en un abrir y cerrar de ojos.
LAS INVASIONES SE EXTENDIERON A TODA COLOMBIA
¡El Cauca está en llamas! ¡Le sigue el Valle del Cauca! Ninguna región de Colombia se salvará de esta hecatombe si el Gobierno permite las invasiones en forma irresponsable e ilegal, violando todos los derechos constitucionales de los propietarios.
Sin embargo, el germen de este desastre está consignado en el Acuerdo espurio firmado por Santos y las FARC en el 2016, que fue rechazado en el Plebiscito, en el cual el Gobierno se comprometió a hacer una Reforma Rural Integral sobre 10 millones de hectáreas, cuando en Colombia apenas se cultivan 7 millones de hectáreas.
Esto es propiamente una reforma agraria socialista y confiscatoria que nos conducirá a la miseria. Lo demás son nombres cosméticos inventados por demagogos y marxistas radicales que nos quien imponer el comunismo, con la complicidad de los políticos corruptos.
¡Pues bien, esa reforma agraria ya comenzó! Estamos ante una expropiación masiva de tierras en Colombia, por medio de una figura tramposa, como lo son las invasiones violentas, los impuestos confiscatorios e impagables sobre la tierra, para obligar a los propietarios a venderlas al Estado a cualquier precio y con cualquier forma de pago.
Cualquier cosa que el Estado ofrezca por esas propiedades amenazadas o invadidas termina siendo mejor que perderlas a manos de hordas de invasores que destruyen y se roban todo. Según el Gobierno, que ejecuta al pie de la letra las teorías marxistas de la propiedad de la tierra, eso es “democratización de la propiedad rural”, lo cual es el paso previo a la falsa “paz total”.
Pero según la realidad, demostrada una y mil veces por la historia reciente, ese es el camino a la dictadura, a la miseria, a la pobreza generalizada y a la imposición de un régimen que niega todas las libertades y todos los derechos. Entre ellos, la propiedad privada, la libre iniciativa y el derecho al trabajo. Una Colombia invadida por hordas de indígenas violentos, como está pasando hoy mismo en el Cauca, se convierte en una Colombia totalitaria, en la cual los derechos desaparecen. En consecuencia, el País va rumbo al caos y a la guerra civil.
Estos son los temas analizados en el libro La extorsión indigenista. Invito a los lectores a que lo adquieran, y que de alguna forma todos los colombianos nos pongamos de pie para impedir que Colombia sea destruida por una minoría de vándalos y de agitadores marxistas. Lo único que quieren es convertirnos en otra Cuba, como lamentablemente está pasando en muchos de nuestros países vecinos
Esta tragedia solo se podrá impedir si cada uno de nosotros se levanta con dignidad, con firmeza y con patriotismo, para impedir que una minoría marxista destruya lo que se ha construido durante siglos.
¿CÓMO ADQUIRIR EL LIBRO LA EXTORSIÓN INDIGENISTA?
Muy sencillo. Solicítelo por correo electrónico, enviando sus datos: Nombre, dirección, ciudad y teléfono de contacto.
E mail: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. - Por Whatsapp: 317 6681100.
Le llegará por correo certificado. Con el libro le llegan las instrucciones para pagarlo en varios bancos. El costo es de $40.000, lo cual incluye los gastos de envío. Solicítelo ya mismo. (Edición de lujo. 17 cm x 24 cm. 170 páginas. 32 de ellas a color. Incluye la memoria histórica de la destrucción realizada en Cali por los indígenas y la primera línea en abril y mayo del 2021).