– 16 de junio de 2024 -.

Padre Joaquín Rodríguez

 

Queridos hermanos:

Gran parte de las enseñanzas de Jesús en los evangelios nos han llegado en el género didáctico-pedagógico de las parábolas, género muy usado en la antigüedad, como podemos ver hoy en la primera lectura de la Misa, donde el profeta Ezequiel nos enseña sobre la preferencia de Dios por los humildes y la realidad misma de la humildad como camino preferencial para recibir su Palabra. Es recurrente en la Biblia, en el lenguaje de la tradición profética, el tema de lo pequeño como camino privilegiado para transmitirnos la riqueza y profundidad de la Revelación de Dios a su Pueblo elegido. Ezequiel nos trasmite, en género parabólico esa enseñanza sobre la preferencia y decisión de Dios al hablarnos de sus planes y caminos para realizarlos con el hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, obra privilegiada y amada sobre todo el resto de la Creación (Ezequiel 17, 22-24).

Esta primera lectura profética, siguiendo el método didáctico de selección de las primeras lecturas en el Tiempo Ordinario, ha sido seleccionada obviamente en función del evangelio del día como una introducción iluminadora a la lectura e interpretación de su mensaje; dándonos así a entender que Jesús, al narrar estas parábolas, se refería de forma muy directa al texto del Profeta.

Leemos hoy en el evangelio dos parábolas: la de la semilla que germina lenta pero inexorablemente, y la del grano de mostaza que crece hasta el punto de poder cobijar a los pájaros. Ambas evocan el estado glorioso del Reino futuro, que sucederá al estado actual de humildad (Marcos 4, 26-34).

La epístola o segunda lectura con frecuencia tiene la misión de hacernos aterrizar a la realidad de la vida del cristiano que, por fidelidad al Evangelio de Cristo, se convierte en signo de contradicción y sufre persecución por causa de su fidelidad a la verdad del Evangelio que vive y proclama. Así nos impide, como segundo propósito, vivir el Evangelio en un estado idílico, divorciado de la realidad del mundo presente, campo destinado a ser sembrado y cultivado con la semilla del Reino. Hoy San Pablo, luego de haber recordado las pruebas sufridas durante su ministerio, expresa su deseo del cielo y, más aún, su preocupación por agradar al Señor caminando en la fe (II Corintios 5, 6-10).

Los cristianos caminamos en la vida presente guiados por la Fe, primer don recibido del Creador después de la vida misma, sabiendo que nuestras acciones todas tienen consecuencias, buenas o malas; y así, nuestras decisiones y acciones, nos acompañarán al juicio, en el cual daremos razón de nuestras decisiones y de nuestras obras ante Dios, Padre amoroso y justo Juez.