“El deber del superviviente es dar testimonio de lo que ocurrió, hay que advertir a la gente de que estas cosas pueden suceder, que el mal puede desencadenarse. El odio racial, la violencia y las idolatrías todavía proliferan. Elie Wiesel. Premio Nobel de la paz”

Entre el 30 de junio y el 2 de julio de 1934, el régimen encabezado por Adolfo Hitler en Alemania realizó una serie de asesinatos políticos en las ciudades más importantes de aquel país europeo como Berlín y Múnich. Fueron asesinatos planeados y dirigidos a personas y grupos específicos, que Hitler y sus allegados consideraban competencia y amenazas para la consolidación de su poder y que podrían interponerse a suobjetivo de controlar todas las estructuras del Estado alemán. Esta purga de los sectores más radicales del partido fue la primera masacre perpetrada por los nazis, donde Hitler liquida a su principal rival dentro del nacionalsocialismo Ernst Röhm, exitoso jefe del cuerpo paramilitar SA, (Sturmabteilung Sección de Asalto) quien era una persona homosexual reconocida, y a sus colaboradores más cercanos, alegando la conjuración de un golpe de estado inminente; de este modo, también inicia la segregación y liquidación por razones de ideología, supremacía racial y orientación sexual. Con estas acciones el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP) coloquialmente conocido como Partido Nazi de extrema derecha radicalizaría la persecución, confinamiento, violencia y exterminio de grupos poblacionales por su origen o por su orientación sexual, entre otros.

La Operación Colibrí como también se le conoce a este trágico evento de la historia mundial, consistió en el ataque Nazi hacía aquellas personas e instituciones que no simpatizaban con la posición antisemita del recién nombrado canciller. Quienes mayoritariamente estaban en contra de estas acciones eran los socialistas, los comunistas y los líderes de los sindicatos. Fue entonces que el canciller dirigió esta “purga” de todos aquellos que desafiaron su posición.

Desde su recién adquirido puesto de canciller, Hitler no tenía poderes constitucionales para dirigir el ejército, ya que éste estaba subordinado al presidente Paul Von Hindenburg. Por lo tanto, buscó reforzar su posición, enfrentándose a sus enemigos inmediatos.

Las SA ̶ literalmente batallón tormenta o “destacamento de tormentas”- surgieron luego del Tratado de Versalles, funcionaron como una organización voluntaria tipo milicia vinculada al NSDAP, jugaron un importante papel en el ascenso al poder de Adolf Hitler en los primeros años de la década de 1930, en cierto modo eran una especie de comando de asalto u organización paramilitar, cuya importancia creció dentro de las estructuras del poder nazi. Además de tener bajo su mando una sección para jóvenes la Jufendbund, o Juventudes Hitlerianas, que había sido fundada en 1922 por el NSDAP.

El funcionamiento operativo diario de esta organización estaba a cargo del Jefe de Estado Mayor de las SA, (Stabschef-SA) un nombramiento y rango designado por Hitler para Ernst Röhm, y de quien se aceptaba su actuación en nombre del Führer. Las SA estaban compuestas por veteranos alemanes de la Primera Guerra, los cuales no estaban de acuerdo con los términos del Tratado de Versalles, y por desempleados de la clase trabajadora, por lo que estas fuerzas, participaron en huelgas y actividades anticapitalistas y colaboraban ocasionalmente con los comunistas, para preocupación de muchos militantes nazis. La importancia de las SA fue creciendo exponencialmente, y se veían a si mismos como sustitutos de las fuerzas armadas de la República de Weimar, por lo que para contrarrestar su poder se crearon las SS (Schutzstaffel), un cuerpo de élite nazi.[1]

Las fuerzas armadas de Alemania (Reichswehr,) que ya estaban resentidas con el NSDAP, no ocultaban su rechazo a la “escoria parda” como llamaban a las SA, situación que incremento la tensión entre algunos lideres del partido que veían como amenaza para sus ambiciones personales el creciente poder de Ernst Röhm. Los más allegados colaboradores de Hitler señalaron a esta organización, que en poco tiempo había alcanzado una gran relevancia (con más de tres millones de militantes), como un peligro potencial para las aspiraciones del futuro führer[2]

El gabinete que Hitler fue conformando, era mayoritariamente conservador y para afianzarse en el poder atacaban a todos los opositores, aun sin demostrar abiertamente el antisemitismo que ya se consolidaba entre las clases más prominentes de la sociedad alemana y entre algunos sectores de la industria y el agro.

La llegada al poder de Hitler y los nazis también preocupó a Röhm, que acusó al partido de haber alcanzado un acuerdo con las fuerzas tradicionales y con el ejército para acabar con todo vestigio de la República de Weimar, de tal modo que pretendía fusionar sus milicias pardas, conocidas así por el color de sus uniformes, con el ejército regular a fin de crear unas Fuerzas Armadas que fueran verdaderamente nacionales y que, naturalmente, estuvieran bajo su mando.

La mayoría de esos conflictos internos basados en rivalidades personales, tenían también un contexto de rivalidad económica y conflicto de clase, por el origen popular de las SA, contra la Gestapo (de Geheime Staatspolizei) o “Policía secreta del Estado”, cuyos miembros venían generalmente de la clase media. Mientras que el interés de Röhm era que las SA absorbieran al viejo ejército, y posteriormente desplazaran a las élites financieras y empresariales, no sólo las de origen judío. Su programa político desaprobaba además los pactos que Hitler había cerrado con el ejército y los principales círculos empresariales. A pesar de la antigua amistad que le unía con Hitler, en sus círculos más íntimos Röhm vertía opiniones como ésta: "Si él [Hitler] cree que puede estrujarme para sus propios fines eternamente y algún día echarme a la basura, se equivoca. Las SA pueden ser también un instrumento para controlar al propio Hitler".

Hitler se convenció de que Röhm por su actitud combativa, se había convertido en una amenaza para él y sus ideales de poder y control antisemitas, y por tal motivo debía de desaparecer. Es cuando se orquesta la Operación Colibrí, y así con este evento pasa a la historia como uno de los más terribles actos de violencia política, y se inician las operaciones de asesinato masivo selectivo que caracterizó el régimen de Hitler.

En este sentido, el comportamiento del canciller alemán en contra de quienes no pensaban como él, fue un claro atentado a la expresión de las ideas, a la libertad de asociación, reunión y manifestación.

Aun cuando sabia que la “conspiración” era falsa y era un medio para deshacerse de posibles rivales Hitler se mostró iracundo e indignado, en la sede del partido en Múnich, junto a Joseph Goebbels, (ministro para la Ilustración Pública y Propaganda entre 1933 y 1945) da un discurso improvisado informando que: "Los sujetos indisciplinados y desobedientes y los elementos antisociales y enfermos serán 'inhabilitados'”. Goebbels regresó a Berlín para iniciar la última fase de la operación.[3])

Cabe señalar que uno de los personajes clave en este hecho y que marcó la vida de Alemania Nazi, fue Goebbels, este político alemán fue el artífice del nombre Kolibrí, (en alemán) pues fue él quien, a través de la contraseña “Colibrí”, instruyó a Himmler y Göring, operadores cercanos de Hitler, para que se iniciara el operativo de “limpieza”. Con esta señal, se debía iniciar la búsqueda, la captura y la ejecución de todos los nombres que tenían que ser ejecutados; los enemigos del canciller.

Iniciaron acusando falsamente a Röhm de haber recibido doce millones de marcos del Gobierno francés para que las fuerzas de la SA derrocaran a Hitler. La denuncia incluía una lista de personas, miembros o no, de las SA que debían ser eliminadas, entre las que figuraban los nombres de altos oficiales del ejército.

Las ciudades más afectadas por estos hechos fueron Berlín y Múnich, en donde según distintas fuentes históricas, hubo al menos 85 asesinatos, entre los que destacan Ernst Röhm, jefe de las SA, vinculadas al partido nacionalista obrero alemán, a su comandante Karl Ernst, y a Edmund Heines otro de los lideres de la organización, entre otros, todos acusados de tramar un complot contra el canciller Adolfo Hitler.[4]

Una vez que la operación fue llevada a cabo, el régimen Nazi diseñó una propaganda en la que justificaba esta serie de asesinatos políticos como un golpe a la inmoralidad y a la traición. Nombraron a Viktor Lutze como nuevo líder de las SA y la organización fue de pronto marginada del poder nazi en favor de las SS. Las SA pasaron a un plano menor, aunque no desaparecieron, permanecieron activas oficialmente como milicia política hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. La única acción violenta relevante llevada a cabo por esta organización, después de la “Noche de los cuchillos largos”, fue la Kristallnacht, o “Noche de los cristales rotos”, en la que bajo órdenes de las SS ejecutaron actos vandálicos y linchamientos contra la comunidad judía, destruyendo comercios y sinagogas. En apenas unas horas quemaron libros, atacaron incontables locales y asesinaron habitantes judíos, detuvieron a miles para su deportación masiva.[5]

https://www.cndh.org.mx/noticia/la-noche-de-los-cuchillos-largos-o-la-operacion-colibri