Por Fernando Milanés, MD

Mire, aquí ha habido durante bastante tiempo la tendencia a suponer que los señalamientos críticos, la denuncia de las cosas mal hechas, hacían el juego al enemigo, ayudaban al enemigo y a la contrarrevolución. A veces hay el temor de informar sobre algo, porque se piensa que puede ser útil al enemigo. Y nosotros hemos descubierto que en la lucha contra los hechos negativos es muy importante el trabajo de los órganos de prensa. Y hemos estimulado el espíritu crítico. Llegamos a la convicción de que es necesario desarrollar mucho más el espíritu crítico. Yo lo he estimulado al máximo porque constituye un factor fundamental para perfeccionar nuestro sistema.   Si usted llama libertad de prensa al derecho de la contrarrevolución y de los enemigos de Cuba a hablar y a escribir libremente contra el socialismo y contra la Revolución, calumniar, mentir y crear reflejos condicionados, yo le diría que no estamos a favor de esa “libertad”.   Claro está que hay que ser sumamente responsable en el manejo de los temas y no ofrecer al enemigo información sensible que pueda ser útil a sus planes.

Fidel Castro, Cuba

 

Cuando se define la libertad de expresión como un derecho limitado por el bien de una mayoría, esta deja de ser real.    No existe libertad con límites, puesto que entonces tendremos que estar sujetos a los que nos imponen ese límite.    Tal como lo escribió Orwell en su libro 1984 con sus “policías del pensamiento” estamos cada vez más, siendo limitados en cómo expresarnos.    La filosofía de ser “políticamente correcto” es solo una forma  de describir una censura.     La mayoría de nuestro pueblo ya ha aceptado la orden de no decir algunas palabras, leer algunos libros, ver películas, nombrar establecimientos, con solo unas leves protestas.    Entre estos existen algunos cubano-americanos que no aprendieron la lección que nos dio el Castrato.    Y es que en Cuba muchos no les importo cuando el daño o censura estaba dirigido a otros y solo se alarmaron cuando les toco personalmente.    Recuerdo por el año 1959, cuando Rivero, del Diario De La Marina, con su gran intelecto escribió sobre “los guanajos”.    No he podido encontrar el escrito pero el contenido era que los guanajos en Nochebuena se iban de fiesta al ver como se llevaban a los más gordos, porque así había más comida para ellos.    Al final, escribía Rivero, los engordaban para comérselos en otra ocasión!    Ese escotoma visual existe ahora en este País donde en el presente se pretende quitarle el poder a un Presidente a pocos días de que él lo deje pacíficamente.    Es una maniobra destinada solamente para que no pueda tratar de reelegirse en cuatro años.    No se lograra puesto que no solo existe poco tiempo, sino que la medida está en contra de la primera enmienda de la Constitución que define la libertad de expresión.    Estas mismas personas que se insultan por la retorica violenta e inapropiada del presidente actual, apoyaban a Madonna cuando exaltaba a una muchedumbre a quemar la Casa Blanca, a un artista conocido cuando a millones viéndolo en TV expreso la posibilidad de un actor matando al presidente (como a Lincoln), a Robert De Niro con las risas y aplausos de las histéricas en “The View” decir que si veía a Trump le entraba a puñetazos, y a una artista retratada con una cabeza ensangrentada de Trump.    Y los guanajos aplaudiendo, muertos de risa!    Y como aliados de estos están ahora las “ratas” que en su momento de conveniencia adoraban a Trump, y en este momento no solo lo critican, oposición que sería aceptable si hubiera sido consistente.     Trump, en mi opinión personal y no profesional, tiene grandes defectos caracterológicos pero ha sido, bajo mi sorpresa, un buen gobernante.    Como para hacer un buen gobierno había que hacer cambios estructurales, sus medidas afectaron a los muchos de ambos partidos políticos que viven de la posesión del poder.    El futuro no se conoce, pero estudiando el pasado histórico las ratas todas se ahogaron antes del barco hundirse y los guanajos terminaron comidos después de ser rellenados por el trasero.    Rivero lo advirtió y solo hay que mirar a la Cuba presente y preguntarse si eso es lo que deseamos como legado a hijos y nietos!