Por Milagros Boyes

 

Luego de dos meses de tachar estas acusaciones como algo ridículo y sin fundamento, hoy los medios corporativos ceden. El catalizador fue la emisión de un comunicado de la mano del propio Hunter Biden reconociendo que estaba bajo la mira de agentes federales

A los pocos días de darse a conocer el mencionado informe, al menos 50 exfuncionarios de inteligencia salieron en defensa de Hunter Biden

La campaña diseñada para esconder los negocios ilícitos en los que estaría involucrado Hunter Biden no prosperó. Ahora, le toca morderse la lengua a la decena de medios que una vez cuestionó la veracidad de los informes obtenidos de la computadora portátil de Hunter, los cuales reseñó The New York Post.

Es el turno del mainstream media de tragar grueso y buscar un lado que se parezca a lo parcial para hablar de manera somera y estilizada sobre las investigaciones vinculadas con «asuntos fiscales» de las que es objeto el hijo del exvicepresidente de Obama.

Luego de dos meses de tachar estas acusaciones como algo ridículo y sin fundamento, hoy los medios corporativos ceden. El catalizador fue la emisión de un comunicado de la mano del propio Hunter Biden reconociendo que estaba bajo la mira de agentes federales y tratan de ponerse al día con todo el alud informativo que intentaron ocultar estos dos meses.

La versión planeada de manera rigurosa, metódica, de manera que pudiera para rebatir lo que mostró The New York Post. A los pocos días de darse a conocer el mencionado informe, al menos 50 exfuncionarios de inteligencia salieron en defensa del demócrata y su hijo.

En aquel entonces, los agentes dijeron que los correos electrónicos que supuestamente se encontraron en una computadora portátil perteneciente a Hunter Biden muestran «signos de una operación de desinformación rusa», citaba The Hill.

El portal Político fue uno de los pioneros en plegarse a esta teoría y publicar la carta donde sus firmantes dudan de la autenticidad de lo mostrado por el medio neoyorquino. “Queremos enfatizar que no sabemos si los correos electrónicos sean genuinos o no y que no tenemos evidencia de la participación rusa, solo que nuestra experiencia nos hace sospechar profundamente que el gobierno ruso jugó un papel importante en este caso ”.

La teoría de la desinformación rusa, apoyada por esta carta de agentes federales, quienes no tenían precisión sobre el origen de la documentación, tomó un camino rocambolesco.

El siguiente en plegarse a dicha hipótesis fue NBC News. En una nota se afirmaba que «Giuliani, quien reconoció haber ayudado a sacar a la luz el material, en el pasado ha tratado de desenterrar información dañina para Biden con la ayuda de un hombre identificado por el gobierno de Estados Unidos como un oficial de inteligencia ruso. En enero, se informó que las redes de Burisma habían sido violadas por piratas informáticos rusos».

The Washington Post también hizo lo propio.  No solo quiso desprestigiar la fuente de información, sino que su columnista Greg Sargent declaró que lo relacionado con el presunto contenido de la computadora portátil de Hunter Biden era «el nuevo escándalo falso sobre Biden de Trump».

Posteriormente y sin miramientos, The Washington Post fue aún más lapidario: «Debemos tratar la filtración sobre Hunter Biden como si fuese una operación de inteligencia extranjera, aun cuando probablemente no lo sea».

Newsweek también se unió a la camada de los medios tendenciosos y fue directo a la yugular. En el medio le dieron espacio a un exabogado de Trump que aseguró: «Giuliani está borracho todo el tiempo y las campañas de desinformación rusa están tomando la ventaja».

Así, cual bola de nieve, la hipótesis rusa fue tomando más medios. USA Today, por ejemplo, reseñó que «un tabloide obtuvo una gran cantidad de datos sobre Hunter Biden de Rudy Giuliani. Ahora, el FBI está investigando una posible campaña de desinformación.  La investigación, según una persona familiarizada con el asunto, tiene como objetivo, al menos en parte, determinar si Rusia ha puesto la mira en un objetivo familiar: el padre de Biden».

En el New York Times, los encargados de comentar sobre este hecho fueron Julian E. Barnes, Eric Schmitt y Maggie Haberman. El escrito también apunta a la intervención extranjera como explicación sobre lo asociado a Hunter Biden. Allí expresaron que «las agencias de inteligencia advirtieron a la Casa Blanca a fines del año pasado que los oficiales de inteligencia rusos estaban utilizando al abogado personal del presidente Trump, Rudolph Giuliani, como un conducto para la desinformación destinada a socavar la carrera presidencial de Biden».

Rolling Stone también tomó un bando. Reflejó el tema de Hunter Biden tachándolo como «afirmaciones absolutamente infundadas». Aplaudió la iniciativa de Facebook y Twitter de censurar la información proliferada por The New York Post.

En dicha revista se mostró una acusación aún más grave: «Ahora, estos elementos combustibles han sido arrojados al crisol de las elecciones de 2020 y están explotando en las redes sociales, gracias a una historia ampliamente impugnada de The New York Post que se publicó sobre Hunter Biden la semana pasada, y un contingente de Internet de extrema derecha establecido en torciendo esas delgadas acusaciones en desinformación totalmente fabricada».

De la misma manera, Business Insider relató que «los funcionarios estadounidenses advirtieron a la Casa Blanca que la inteligencia rusa estaba utilizando a Rudy Giuliani para canalizar la desinformación hacia Trump».

Las investigaciones sobre Hunter Biden

Después de guardar silencio en los meses previos a las elecciones, las autoridades federales ahora están investigando activamente los tratos comerciales de Hunter Biden. Ahora que terminaron las elecciones, la investigación entra en una nueva fase.

Los fiscales federales en Delaware, que trabajan con la agencia de investigación criminal del IRS y el FBI, están tomando medidas abiertas como emitir citaciones y buscar entrevistas. La actividad en la investigación se ha vuelto encubierta en los últimos meses debido a las pautas del Departamento de Justicia que prohíben acciones abiertas que podrían afectar una elección.