Por Gabriela Moreno

PANAMPOST

 

Los artistas cubanos pierden el 30% del pago por sus presentaciones, porque el régimen los obliga a trabajar a través de empresas al servicio de la dictadura. A su vez, el castrismo demora hasta dos meses para liberar y transferir el dinero a los empleados.

Ningún artista en Cuba tiene potestad para decidir en cuál tarima o bar de la isla puede presentarse. Todos ellos, desde raperos, trovadores, boleristas, violinistas, guitarristas hasta los colectivos de jazz, mambo, salsa y chachachá, dependen de las licencias para actuar, las cuales son expedidas por el régimen castrista, a cambio de quedarse con un porcentaje de los pagos obtenidos por su talento.

La confiscación de los pagos de los artistas cubanos por parte de la dictadura se ejecuta a través de una serie de compañías que pertencen al castrismo. Está conformada por 14 empresas provinciales y una municipal (Isla de la Juventud), dos centros provinciales, dos nacionales y seis agencias de representación artística. Mediante esta estructura, el régimen de Miguel Díaz-Canel agrupa a 4081 unidades artísticas (669 subvencionadas y 3412 no subvencionadas) integradas por 21335 artistas y personal de apoyo.

Sin embargo, este aparato burocrático es epicentro de ineficiencia, corrupción, incumplimientos laborales y cobros a destiempo. Un reporte de CubaDebate divulga que estas empresas “son un organismo parásito que cobra hasta el 30 % de los ingresos del artista, quienes tampoco reciben el pago de manera directa o inmediata”.

Además, el castrismo demora hasta dos meses para liberar y transferir el dinero a los artistas. Es un abuso de poder, aseguró un cultor bajo anonimato al medio.

UN CONTROL ABSOLUTO

Mauricio Figueiral, un referente de la trova en la isla, sostiene que “un artista que no pertenezca a una empresa no tiene espacio en los medios tradicionales de difusión, aunque tenga una buena propuesta”. El régimen lo impuso así: otorga el derecho a presentaciones, pero su cúpula ejecuta los cobros. Es la misma esclavitud laboral que enfrentan los médicos cubanos que forman parte de las misiones extranjeras, considerando que la cúpula comunista es la receptora de las ganancias del esfuerzo de los profesionales de la salud, al dejar en sus arcas el 80 % del sueldo que los gobiernos anfitriones pagan por sus servicios.

Los médicos no tienen forma de negociar su salario, porque no hay derecho a organizar sindicatos independientes para defender sus reivindicaciones, sino sólo los controlados por el Estado, que funcionan como correas de transmisión de las políticas y decisiones del Partido Comunista de Cuba.

Incluso, el desembolso del salario también es usado como chantaje para intentar contener la deserción de los médicos postergan el pago hasta el día del retorno a Cuba.

CONTRATOS CON INCUMPLIMIENTOS

En el caso de los artistas cubanos hay otros agravantes, entre ellos, el incumplimiento por parte del régimen del apartado de “Obligaciones ante la Unidad Artística” que ordena la comercialización del talento para garantizarle una fuente de empleo estable.

El entramado que impulsa la dictadura de Díaz-Canel infringe la realización de campañas promocionales, tanto para la obtención de comercialización de esta, como para la promoción del hecho artístico concretado. Tampoco hace estudios de mercados que considere necesarios para facilitar la más adecuada utilización de la unidad artística, ni informa regularmente de las gestiones que efectúa.

“La mayoría de las veces te gestionas el trabajo tú, pagas el transporte, y lo único que hacen ellos es recoger la factura. Te rebajan un porcentaje que en muchas ocasiones es para cubrir los pésimos resultados en su gestión”, comenta Elena.

Ni hablar de su responsabilidad de brindar asesoría técnica al artista para la selección de su repertorio, vestuario e imagen artística, comunicación para cuestiones relacionadas con la presentación en el extranjero cuando así sea necesario y asesoría jurídica relacionada con la contratación de sus presentaciones artísticas. Sólo está en papel. Sin autonomía

Las garantías laborales no existen para los artistas cubanos. De hecho, los procesos legales para que un contratante reclame por atraso de pago a una unidad artística no sólo son lentos sino pocos eficaces, porque esto están sujeto al criterio del Instituto Cubano de la Música (ICM) y del Ministerio de la Cultura.

“Los proyectos se van deteriorando, al pasar por varias manos decisoras que están sentadas detrás de un buró y no tienen idea de la realidad. Eso frena el desarrollo de la gestión cultural”, apuntan fuentes consultadas por el medio.

Protestar representa un riesgo. El músico cubano José Luis Quintana Fuentes ingresó al Hospital General Enrique Cabrera Cossío (el Nacional) en febrero, luego de que su hija emplazara públicamente al Instituto Cubano de la Música para que lo apoyara.

Díaz Canel lo sabe. “Las empresas y agencias de la música y los espectáculos demandan de una profunda revisión de sus bases estructurales y funcionales”, recoge el Informe sobre la marcha del perfeccionamiento del sistema empresarial de la música, el cual se presentó en el noveno periodo ordinario de sesiones de la novena legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular.

Según el documento, se requiere de una transformación integral del sistema de la música cubana que garantice tanto el perfeccionamiento de su sector empresarial, como la continuidad de la subvención de las unidades artísticas de alto valor patrimonial y profesional, que no deben someterse a mecanismos de oferta y demanda.

https://panampost.com/gabriela-moreno/2023/03/23/diaz-canel-confisca-dinero-a-artistas-cubanos-para-financiar-su-dictadura/