Por Raúl Tortolero

PANAMPOST

 

Putin dijo que la relación entre ambas naciones se encuentra en su cúspide, sobre todo en cuanto a la cooperación en petróleo, gas, carbón y energía, además de proyectos grandes para centrales nucleares en China.

Mientras Biden no tiene empacho en gastarse 1.7 billones de dólares de los estadounidenses en Ucrania -paquete aprobado por el Senado y por la aún demócrata Cámara de Representantes-, de los cuales 45 mil millones son para defensa militar ante la invasión de Rusia, Vladimir Putin está por reunirse con Xi Jinping, el líder de la China comunista que desea perpetuarse en el poder, para avanzar en la reconfiguración mundial, en la Eurasia roja que busca desplazar a Estados Unidos como líder mundial.

El 29 de noviembre de 2022 se llevó a cabo el IV Foro de Negocios Energéticos, donde Xi Jinping declaró que China está lista para trabajar con Rusia para construir una asociación más estrecha en cooperación energética.

¿Qué significa esto? Que Xi, mucho antes de sancionar a Rusia por invadir otro país, lo seguirá respaldando, y no sólo porque busca la reciprocidad cuando decida invadir finalmente Taiwán, sino que realmente seguirán operando en mancuerna construyendo el proyecto de la Eurasia roja, que busca ser la nueva hegemonía internacional.

Prueba palpable de su trabajo en equipo es que la facturación de Rusia aumentó en un 64 % en 2022. Putin dijo que la relación entre ambas naciones se encuentra en su cúspide, sobre todo en cuanto a la cooperación en petróleo, gas, carbón y energía, además de proyectos grandes para centrales nucleares en China, al tiempo que la producción de gas natural licuado se ha venido instrumentando fehacientemente, según notas de prensa.

Xi Jinping, declaró que “la cooperación energética entre China y Rusia es la piedra angular de la cooperación práctica entre los dos países”, frase muy simbólica y con fondo geoestratégico. A esto sumó el mandatario chino que sirve como “una fuerza efectiva para proteger la seguridad energética global”.

Esto se explica porque China se está convirtiendo en el mayor consumidor de energía provista por Rusia. Acorde con Alexander Novak, vice primer ministro de Rusia, las exportaciones de gas natural licuado de Rusia a China se incrementaron en 32 % -entre enero y octubre de 2022- con respecto del mismo periodo en 2021.

Según la empresa petrolera rusa Rosneft, entre enero y octubre de 20’22, Rusia aumentó sus exportaciones de crudo a China en un 9.5 %, lo cual se traduce en casi 72 millones de toneladas, en relación a lo exportado en ese mismo lapso pero de 2021.

La expansión de las infraestructuras de la Nueva Ruta de la Seda habrá de garantizar el creciente comercio de China y todos sus brazos en el gran continente eurasiático, y el desplazamiento del dólar como moneda de intercambio principal mundial.

El presidente del partido Rusia Unida, Dmitry Medvedev, viajó a China, invitado por el Partido Comunista de China (PCCh), este 21 de diciembre. Se trata de estrechar los lazos y la cooperación no sólo entre los gobiernos rusos y chino, sino entre sus principales y más dominantes partidos políticos.

Sin ambages, Xi dijo en ese encuentro que “ambos partidos continuarán manteniendo diálogos en profundidad sobre experiencias de gobernanza, sinergizando estrategias de desarrollo y promoviendo la cooperación internacional y multilateral entre partidos políticos”.

Y añadió que “podrían aprender el uno del otro en la construcción de partidos gobernantes y aportar sabiduría y fuerza para profundizar la coordinación estratégica integral China-Rusia”. ¿En dónde van a construir tales partidos que desean ser dominantes? Obviamente en terceros países.

Y prueba de esto es la estrecha relación que ha sostenido el PCCh con el Foro de Sao Paulo desde tiempos cercanos a su fundación, en 1991, a manos de Fidel Castro y de Lula Da Silva.

Así es como se va dando la fusión estratégica de ambas potencias, y para que quede claro al mundo que a nivel militar esto también ya es una realidad, este martes 27 de diciembre, las armadas de Rusia y China cerraron actividades conjuntas que duraron siete días continuos, en el Mar Oriental de China.

En una foto de la agencia Xinhua se ve un misil disparado desde el “Destructor Jinan”, en un simulacro que es el 11vo de su tipo desde 2012, que ocurrió en aguas de la provincia oriental china de Zhejiang.

Estas operaciones de ambas potencias incluyeron “bloqueo y control, rescate, antisubmarinos y defensa aérea”, según la información de la agencia citada.

Así que el futuro está más cerca de lo que muchos preveían: Eurasia roja va desplazando la dominancia de un Estados Unidos podrido moralmente por una revolución woke que impulsa la cultura de la muerte y la cancelación, que impone como tema principal en las elecciones al aborto, ese devorar de una nación a sus propios hijos, y a una Europa alejada de sus raíces cristianas, sumergida en el pluriculturalismo, en la relatividad de la posmodernidad, y en una crisis del sentido de vida que no, no aporta el Welfare State.

El Dragón Rojo acecha América. Y para quienes crean que esto es una exageración, sepan lo que dijo el jefe de la diplomacia china Wang Yi, en plena Navidad (ojo) este domingo 25 de diciembre:

 

Wang Yi destacó que su país y América Latina y el Caribe “han profundizado el consenso estratégico”. Dijo que China y Argentina celebraron el 50 aniversario de relaciones diplomáticas. “Y en un guiño a Rusia sostuvo que China y Cuba han lanzado un esfuerzo conjunto para construir una comunidad de destino. En orden a los objetivos pragmáticos que el gobierno del presidente Xi Jinping diseñó sobre América Latina, el canciller apuesta a la ampliación de la cooperación orientada a los resultados”, según nota de la Infobae.

Traducción: China, “en un guiño a Rusia”, o sea, diciendo algo que sabe agrada a Rusia, señaló que se esfuerzan y trabajan con Cuba para construir comunidad. Así de claro. Ahí es donde se está definiendo el futuro de todos nuestros países de habla hispana, en Cuba como ariete de la Eurasia roja.

Pero Cuba no está sola y es parte de un eje de países rojos, junto con Venezuela, Nicaragua, y con México, Colombia y Bolivia, todos los cuales, por ejemplo, no reconocen al gobierno de Dina Boluarte, de Perú, porque quieren sostener en el poder al encarcelado senderista maoísta-comunista Pedro Castillo.

Así las cosas, será en el próximo encuentro de Putin con Xi Jinping cuando podría ser abordada la estrategia para el nuevo colonialismo rojo, del que no vemos a ningún tirano quejarse, mientras entregan su litio y todo tipo de materias primas al Dragón Rojo. De este imperio ningún comunista latino dice ni pío. Se quedan callados. Aquí nadie ya habla de “generar 100 Vietnams”. Son unos vendidos, unos traidores de la democracia, los derechos humanos y la libertad.

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