Por: Lcdo. Sergio Ramos

 

En estos momentos está ocurriendo una oleada migratoria de cubanos que salen del país para buscar la libertad y el progreso que la dictadura castrista les niega en su propio suelo. Según las cifras del US Custom & Border Patrol (USCBP por sus siglas en inglés) también conocida como la Patrulla Fronteriza para el 2020 entraron a los Estados Unidos 14,015 cubanos, en el 2021 aumentó a 39,303 cubanos y en lo que va de año entre enero y marzo de 2022 han entrado un total de 26,489…y siguen llegando.

No es la primera vez que esto ocurre en Cuba. Recordemos los éxodos masivos de Boca de Camarioca en 1965, el de El Mariel en 1980 y el de la Crisis de los Balseros en 1994.

Curiosamente, estas salidas masivas de cubanos suelen ocurrir después de que dentro de Cuba ocurre alguna crisis que genera un estado de tensión y descontento popular dentro del país.

En Cuba, para los años anteriores a 1965 existían grupos de guerrillas anti-castristas que desde los comienzos de los 1960 venían luchando por la libertad. Las cárceles estaban repletas de presos políticos. Los fusilamientos ( o mejor dicho, puesto en su real perspectiva: los asesinatos de opositores en el paredón) se producían a diario en todo el territorio nacional, mientras que el descontento y malestar en la población se incrementaba cada día más; de ahí que el régimen permite la salida masiva de embarcaciones hacia Estados Unidos por la Boca de Camarioca en la costa norte de la provincia de Matanzas.

En 1980 se produce la salida masiva de El Mariel. Esta surge justo después de la crisis de la Embajada de Perú en La Habana, en donde miles personas ingresaron en dicha embajada para pedir asilo.

Durante la Crisis de los Balseros en 1994 acababa de suceder el llamado Maleconazo en donde el pueblo de La Habana se lanzó a las calles para protestar contra los abusos de la dictadura castrista y acto seguido, la dictadura abrió las puertas para que todo el que quisiera irse del país por mar en frágiles embarcaciones.

Ahora está ocurriendo una nueva oleada de migrantes que acontece tras las masivas protestas del pueblo el 11 de julio de 2021 y la convocatoria de protestas del 15 de noviembre pasado. Actualmente las fuerzas militares y policiacas de la tiranía castrista han desplegado una fuerte campaña represiva contra el pueblo cubano. Y como parte de esta maquiavélica jugada el pasado 21 de noviembre, el régimen ha acordado con el gobierno dictatorial de Daniel Ortega en Nicaragua que los cubanos puedan entrar a ese país sin visa para que de ahí emprendan su riesgoso camino hacia la frontera de México con Estados Unidos.

Como puede observarse, se trata de un patrón operativo-represivo del régimen que suelen aplicar tras las crisis sociales y políticas en la isla, consistente en incrementar la represión para crear un estado de terror y zozobra entre los ciudadanos, para luego, sutilmente, fomentar un éxodo masivo de los cubanos descontentos con el régimen. En otras palabras, se trata de una estrategia orientada a abrir una válvula de escape para quitarse de encima la presión popular y eliminar del escenario político nacional a sus opositores, sacándolos del país. Esa estrategia también la hemos visto recientemente aplicada por el dictador Nicolás Maduro en Venezuela.

En el entremedio de esas crisis migratorias, las salidas de cubanos del país han sido una constante. La causa de este mal esta indudablemente en la dictadura castrista ante su obstinación de preservar un sistema económico estatizado, ineficiente e improductivo que solo genera miseria y pobreza para el pueblo, que a su vez está sometido bajo un régimen represivo de total conculcación de las libertades y derechos humanos con el fin de perpetuar en el poder absoluto a una enriquecida y minoritaria oligarquía dictatorial. Una situación que hace de Cuba un país invivible para los cubanos de a pie, por eso las salidas masivas de cubanos al exterior y la posibilidad de explosiones sociales siempre están latentes en el país.