Por: Lcdo. Sergio Ramos

 

A raíz de la pandemia de Corvid-19 en Cuba se ha desatado una seria escases de productos alimenticios y de primera necesidad. El pueblo en su desesperación se aglomera desesperado alrededor de cualquier lugar en donde meramente se diga que están dando o van dar cualquier producto sin importar lo que sea.

La ineficacia productiva del sistema marxista-leninista implantado en el país se exacerba en medio de la pandemia resaltando la incompetencia de la mega-burocracia del totalitarismo de estado imperante.

En respuesta, el régimen, persigue a los cuentapropistas con quienes, hasta ahora, se hacía de la vista larga respecto a los llamados “acaparadores” de productos básicos y de alimentos, desatando una arremetida de confiscaciones y detenciones de aquellos cuyo “delito” es poseer un espíritu emprendedor escudado en el limitado cuentapropismo.

Lo que debía esperarse de tales confiscaciones es que dichos productos se distribuyeran al pueblo, pero lamentablemente no será así, pues en la naturaleza misma del sistema comunista esta la génesis de la corrupción de los funcionarios que realizan tales confiscaciones y los jerarcas de la alta cúpula del poder que los dirigen.

En consecuencia, fuera de quizás unas pocas excepciones, que serán teatralizadas por la propaganda del régimen, mostrando la entrega de algunos de esos productos confiscados a los ciudadanos, la mayoría de estos serán destinados al enriquecimiento de los bolsillos de los corruptos funcionarios y los altos jerarcas del gobierno.

La indolencia gubernamental y la incompetencia del régimen ante la desesperación del pueblo causada por el hambre y las necesidades exacerbada por esta súbita escases, es preocupante. 

Cuando comparamos el efecto de la pandemia en Cuba con el que acontece en las sociedades de mercado abierto y libre, nos percatamos una gran diferencia en cuanto a la situación de accesibilidad de las personas a los productos alimenticios y de primera necesidad.

Partiendo del hecho de reconocer que crisis económica causada por la pandemia, indudablemente, también ha impactado adversamente a los medios de producción y la cadena de distribución de los productos, pero el efecto escases causado en los países de libre mercado es muchísimo menor y no se experimenta el incremento del hambre que existe en los regímenes comunistas, sea el de Cuba o el de Venezuela o cualquier otro país con modelos económicos similares.

Un dato interesante es que, en las economías de libre mercado, a pesar de existir las filas o colas para acceder a los productos, estas fundamentalmente se basan en el control del contagio, no tanto en la escases de los productos.

También vale destacar que, en medio de la pandemia, los países con las economías de libre mercado han desarrollado y/o implementado tecnologías de compraventa y distribución de los productos por medio de internet, incrementando el acceso de la población a los mercados y facilitando la satisfacción de sus necesidades en materia alimentaria y de productos de primera necesidad.

Mientras que en las economías estatizadas estos métodos de tecnología de distribución de productos por internet no están accesibles a la mayoría de la población y los escasos esfuerzos por implementarlos en medio de la pandemia han sido un rotundo fracaso.

La pandemia ha venido a destapar la ineficacia del sistema económico comunista centralizado. Una realidad observable en el diario vivir del cubano de pie desde los mismos comienzos de la dictadura castrista, en donde lo cotidiano es la escases de los productos a causa de la improductividad en las fábricas y fincas agrícolas estatales y la ineficiencia en la cadena de distribución, algo, que se agrava con la corrupción que fomenta la carencia sostenida de productos básicos y los privilegios de las castas gobernantes amparadas en el poder absoluto que ostentan. 

La pandemia del Corvid-19 nos permite hacer una clara comparación de la eficacia de cada uno de esos dos modelos económicos ante una crisis que, no solo afecta la salud, sino también que produce un severo impacto económico en todos los países afectados por ese mal; dejando demostrado que el modelo económico centralizado y estatizado resulta ineficaz, mientras que el modelo de libre empresa y libre accesibilidad a los mercados posee una fuerte solidez para superar situaciones de crisis extremas, en donde son los pueblos los que, en última instancia, sufren los impactos nocivos de las crisis.