*Dr Fernando Dominguez

 

Nunca la noche es más oscura que inmediatamente antes del amanecer. Y jamás ha dejado de amanecer. Según la época del año y el lugar del planeta en que estemos, el amanecer llega con márgenes de diferencia de horas, pero aún en lugares extremos donde el sol se oculta hasta por 6 meses, jamás ha dejado de amanecer.

El amanecer es sinónimo de luz y de esperanza. Y para quienes creemos en la Libertad, es la promesa del ejercicio pleno de esa libertad en la que, y para que, vivimos y luchamos por nuestro bienestar, el de nuestra familia, el de nuestra comunidad y el de nuestra nación.

Horas muy oscuras hemos vivido, con nuestras libertades amenazadas como nunca en nuestra historia y hermosas jornadas de defensa de ellas, protagonizadas por una mayoría de nuestro pueblo y encabezadas por un gladiador escogido por el destino para liderarnos. La humanidad ya ha vivido luchas semejantes, algunas de las cuáles han durado años, han costado millones de vidas y demostrado, reiteradamente, que esta nación fue creada con un destino manifiesto: ser el faro de luz que representa el amanecer para toda la humanidad.

Hace 80 años, cuando la bota conquistadora de la oscuridad humana se apoderó  de medio mundo, la valentía, la inteligencia y la tenacidad norteamericanas mostraron su invencibilidad, lo que liberó al mundo, lo restauró y lo puso de pie. Nuevamente nos enfrentamos a una epopeya similar. Esta vez, empezando por casa, donde esas fuerzas oscuras han infiltrado, carcomido y asaltado nuestros principios, nuestras libertades y nuestros valores. Como en cada ocasión anterior, venceremos. Primero en nuestro propio país y luego volveremos a liberar al mundo del globalismo, nueva fuerza nazi de esta época.

Pero resulta importante en este momento del amanecer, aquilatar que es preciso fortalecer nuestra propia capacidad de existencia y defensa de la libertad irrestricta, que nos obliga a erradicar aquello que nos ha puesto en el mayor peligro: la corrupción. La libertad no es para debilitar su propia existencia sino para fortalecerla y hacerla inderrotable pues es la piedra angular de la existencia de la nación, la garantía de su progreso y prosperidad y de su existencia misma.

Es muy probable que al leer estas líneas ya el sol esté rompiendo la oscuridad. Si todavía no lo ha hecho, atentos a la ventana y de un momento a otro veremos su cegadora e inconfundible luminosidad, proclama de libertad.