*Dr Fernando Dominguez

 

Como en las mejores películas de misterio, el proceso electoral Americano guarda sus mejores emociones para los finales. Entre los muchos caminos que se presentan, llegar al Día de Reyes para celebrar la Sesión de Elección final del Presidente electo por parte del Congreso, parece ser la alternativa tomada por el Presidente.

Allí terminarían de develarse los cuentos de las Mil y Una Noches de los conspiradores para privar al Presidente de sus próximos cuatro años, encabezados por el llamado “Deep State”, la dirección del Partido Demócrata y sus brazos ejecutores: la Prensa encompinchada con las denominadas Redes Sociales, los funcionarios electorales y judiciales de los estados escogidos para ejecutar el mayor fraude electoral de nuestra historia. Junto a ellos, otros muchos funcionarios, oficiales y juece federales que constituyen la columna vertebral de los “never Trump”, dentro de la Administración Federal, la propia Casa Blanca y hasta el Tribunal Supremo.

Esos que no han tenido ni tienen ojos para ver el fraude que todos ven, o bien, no tienen el coraje para enfrentarlo, se verán como el Rey desnudo de la conocida fábula y, en no pocos casos, enfrentarán la justicia verdadera representada por los que son herederos de 1776.

Los más de 70 millones de norteamericanos que respaldan al Presidente Trump y su lucha por esos valores legítimos del 1776 reanudarán una nueva etapa de la lucha por la supervivencia de la República: concluir las tareas de desecar el pantano, tanto el grande de Washington DC, como sus “sucursales” en estados, condados y ciudades, restaurar la educación de las generaciones futuras sobre los valores verdaderos de la República, erradicar los falsos valores que se han apropiado de la vida pública, restaurar la Libertad de Expresión y con ella, la libre competencia económica, política y social que es la piedra angular de nuestra nación.

El campo de batalla actual ha dejado su rastro de caretas caídas a todo nivel.

El Partido Republicano saldrá fortalecido al haber logrado poner al desnudo las falsas lealtades de muchos de sus supuestos líderes, contaminados en la misma corrupción que les permitió sobresalir con alianzas ocultas, falsas promesas y una brújula común: el interés personal por encima de cualquier otro.

Para ese final feliz se requiere mantener la lealtad a los principios que nos han hecho llegar hasta aquí, el apoyo al Presidente Trump y la vigilancia para descubrir las trampas abiertas  o escondidas de los enemigos de la nación, encabezadas por el arma de destrucción masiva poderosa de los noticieros llenos de mentiras, medias verdades y enfoques engañosos, los titulares y artículos de una Prensa vendida y las armas escondidas de una redes sociales que utilizan sus herramientas de control inmisericordemente para censurar qué podemos saber, qué podemos encontrar cuando buscamos saber e inundarnos de falsas verdades comprometidas con la traición.

Una de las tareas pendientes al concluir esta batalla actual es la descontaminación de esas armas de destrucción masiva del pensamiento y la voluntad. Re-encontrar su verdadero papel en la Libertad de expresión diaria en todos los campos de la vida social, profesional, científica y económica para restaurar la promesa de libertad verdadera de nuestra República que llevó a la nación a la cima de la civilización en sus logros económicos, políticos y sociales,  restaurar en su plena acepción el principio de igualdad de todos ante la Ley y de oportunidades para el desarrollo individual, familiar y nacional.

Demos la bienvenida a esa América Grande otra vez para lo cual tenemos que asegurar la victoria frente al mal en las próximas semanas.